Los efectos de la crisis
La acción de los fondos buitre obliga al Gobierno a legislar en defensa de empresas viables
Los fondos especulativos han encontrado en España, especialmente en los dos últimos años, un ecosistema ideal para aprovechar la situación de empresas asfixiadas por deudas y falta de financiación. Muchas de ellas tienen resultados de explotación positivos pero carecen de liquidez porque la caja la "secan" los gastos financieros. InfoLibre ha informado de que, desde 2009, los fondos especulativos se han quedado con gangas empresariales por importe de 24.000 millones. El Gobierno, forzado por una situación que ha despertado incluso el interés del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), va a legislar para evitar la desaparición de empresas viables.
Fuentes ministeriales han confirmado a este periódico que las medidas (entre ellas la Reforma de la Ley Concursal) van a pasar esta semana por la Comisión de subsecretarios y la Comisión delegada del Gobierno para Asuntos Económicos y se aprobarán, previsiblemente, en el Consejo de Ministros del viernes. Entre las medidas que se barajan está la de reducir del 75 al 50% el porcentaje de pasivo necesario para acordar y cerrar un convenio entre acreedores que salve a la compañía de la quiebra.
En la práctica, una medida así dificultará la actividad de los fondos más agresivos, que verán como la empresa deudora gana en capacidad de maniobra.
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, adelantó en el debate sobre el estado de la nación que el Ejecutivo va a aprobar medidas para mejorar la liquidez empresarial y fortalecer la financiación no bancaria para pequeñas y medianas empresas.
Empresas viables
Entre esas medidas está la normativa concursal, que se modificará para facilitar que las empresas con viabilidad reestructuren su deuda cuanto antes y se rehagan. Según anunció el ministro de Economía, Luis de Guindos, se favorecerá, sobre todo, que se alcancen acuerdos concursales y puedan convertir deuda en capital social. Todo para propiciar la reducción de deuda de las empresas viables pero ahogadas por las deudas y la falta de financiación.
En la reforma han pesado los escasos resultados de las fórmulas legales en vigor para favorecer la supervivencia de empresas apuradas. Es el caso del preconcurso de acreedores. La fórmula, explican fuentes empresariales, pretende que el deudor que no pueda atender regularmente sus pagos, debido en muchos casos al peso de la deuda, busque una salida a través de acuerdos de refinanciación con las entidades financieras, con quitas y con esperas en el pago a los acredores.
En la práctica, la fórmula del preconcurso no ha funcionado. Según los especialistas, más del 95% de los concursos terminan en liquidación. Es algo malo para todos porque los acreedores ordinarios no ven satisfechos ni siquiera parcialmente sus créditos.
Ese fracaso de las fórmulas diseñadas para mantener en pie el edificio empresarial, muy afectado por la crisis, ha disparado las cifras de preconcursos y concursos (antiguas suspensiones de pagos y quiebras). En 2013 se registraron 9.660 concursos de acreedores, una cifra récord. Aumentaron mucho los concursos de sociedades mercantiles (8.934) y se redujeron los concursos de personas físicas (726).
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La Ley Concursal impulsa, sobre todo, el acuerdo (convenio) en beneficio no sólo de los acreedores, sino del propio concursado, de los trabajadores y de otros intereses. Así, sostiene la ley, "la liquidación es siempre una solución subsidiaria, que opera cuando no se alcanza o se frustra la de convenio”.
La reforma puede afectar a importantes operaciones de financiación en las que participan fondos especulativos como Pescanova, Codere o la misma Prisa. En Codere, la batalla entre los propietarios (familia Martínez Sampedro) y lo fondos acreedores, con cruce de denuncias en la Fiscalía, en la CMMV y en los medios de comunicación está en todo lo alto.
Como muestra de ese cruce de acusaciones, los bonistas de Codere (propietarios de la deuda) sostenían en una carta dirigida al consejo de administración que el proceso concursal en la empresa tendrá como resultado un menoscabo patrimonial para todos y un valor "cero" para los accionistas. Frente a esta tesis, la empresa ha sostenido que el concurso de acreedores tiene como finalidad primordial garantizar la continuidad de compañías viables facilitando la reestructuración de su deuda.
