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Energía

El sector gasista presiona para mantener un negocio amenazado por el desplome del consumo

El lobby eléctrico europeo agita el riesgo de apagones para cargar contra las renovables

Las empresas productoras de energía eléctrica en España tienen un grave problema. Apostaron por el gas natural como materia prima para producir energía y la crisis ha paralizado prácticamente las centrales de ciclo combinado por la caída del consumo y la menor actividad industrial. Las centrales de gas suponen aproximadamente la cuarta parte de la potencia eléctrica instalada (en torno a 27.000 megawatios). 

El temor, esbozado incluso por la Comisión Nacional de la Competencia (CNMC), es que suceda con el gas lo mismo que ha sucedido con el sector eléctrico y, finalmente, sean los usuarios lo que tengan que cubrir un agujero que, según cálculos de Industria, puede llegar a 1.200 millones este año.1.200 millones este año.La antigua CNE estimó que esa cifra podría llegar a 3.000 millones en 2020.

Al desplome del consumo eléctrico (-1,8% en el primer trimestre, según REE) se ha unido, además, el recorte de primas a las renovables que llega a uno de los procesos (la cogeneración) y afecta también al consumo de gas. España, según datos de la patronal del sector del gas Sedigas, cuenta con más de 6.000 empresas que consumen este combustible en sus procesos productivos. De ellas, más de 1.000 mejoran su factura energética utilizando gas para la generación térmica y eléctrica a través de la cogeneración.

Menos consumo, menos incentivos

Con menor consumo, menos incentivos al empleo del gas y centrales prácticamente paradas, el sector se ha empeñado a nivel nacional e internacional en una fuerte campaña para asegurar su actividad.

El sector mantiene contactos con Industria para contener los problemas. La reforma en ciernes afecta principalmente a Enagás (compañía a la que se han incorporado consejeros muy cercanos al PP) como operador del sistema y a las cuatro distribuidoras que cubren el territorio nacional, repartido entre Gas Natural Fenosa, Naturgas, Madrileña de Gas y Redexis.

Los primeros ejecutivos de las cinco entidades, Antonio Llardén, Rafael Villaseca, Manuel Menéndez, Pedro Mielgo y Fernando Bergasa, han acudido a Industria para tratar de encontrar soluciones antes del próximo verano a la amenaza del déficit.

La delicada situación de las empresas energéticas europeas, volcadas en una labor de lobby en Bruselas desde hace meses, se ve muy claramente en las cuentas de la compañía francesa Gaz de France Suez (GDF Suez). La compañía perdió 9.737 millones de euros, esencialmente por una depreciación masiva de activos de 9.100 millones, ya que considera que el vuelco que se ha producido en el sector energético europeo es "profundo" y "duradero", lo que le ha llevado a una reorientación estratégica. 

Decisión francesa

La decisión francesa espanta en España. El ex director del IDAE Javier García Breva (presidente de N2E), sostiene que, frente al reconocimiento de problemas que se registra en el país vecino, "en España se siguen firmando nuevos contratos de abastecimiento (de gas) a largo plazo con Azerbaiyán, Rusia, Argelia y EEUU y se piden al Gobierno más ayudas y pagos por capacidad para sostener la rentabilidad de las inversiones gasistas".

En opinión de García Breva, "afrontar la crisis del sector gasista con más consumo y dependencia energética y paralizando la producción renovable es irracional y solo conduce a otra crisis mayor".

Por supuesto, Sedigas tiene otra opinión. Para la patronal gasista, "el gas y la cogeneración son un binomio impulsor de la competitividad industrial, la creación de riqueza y el empleo".

Crisis en Ucrania

La crisis entre Rusia y Ucrania, que puede afectar al suministro de gas a una Unión Europea muy dependiente, ha supuesto la oportunidad para que el sector gasista intente ganar espacio, proponiendo a España como un centro de comercio y distribución (hub) de gas hacia Europa procedente de fuentes diversas, includo el gas no convencional de EEUU.

La conversión de España, bien posicionada con media docena de plantas regasificadoras y capacidad de almacenamiento, en garante de suministro de gas a Europa es un sueño para el sector. Pero un sueño con apoyos políticos. CiU, a través del diputado Sánchez Llibre, ha explicado en el Congreso que el conflicto entre Rusia y la UE a cuenta de Ucrania es "una oportunidad de oro" y "abre grandes expectativas para España", que debería convertirse en el hub gasístico de Europa aprovechando su "inmensa" capacidad de almacenamiento.

En Europa, el desplome del negocio ha provocado mucho movimiento. El lobby eléctrico bautizado como Magritte presiona a la Comisión Europea para que salvaguarde su negocio.

Composición del lobby

El lobby eléctrico europeo “Magritte” impone a Bruselas su estrategia contra las renovables

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El lobby está formado por las españolas Gas Natural Fenosa e Iberdrola, las italianas Enel (propietaria de Endesa) y Eni, las alemanas E.ON y RWE, la francesa GDF Suez, la holandesa GasTerra, la checa CEZ, la sueca Vattenfall, la finlandesa Fortum y la austriaca OMV.

Todas están asustadas. El desarrollo del gas no convencional en EEUU ha puesto patas arriba el mercado mundial de la energía, el desarrollo de la energía nuclear tras Fukushima sigue entre paréntesis y las energías renovables aparecen como la única apuesta contra el calentamiento global. Problema: el negocio tradicional en Europa se resiente.

En Europa, se quejan las empresas energéticas tradicionales, se paralizan plantas de ciclo combinado (gas), lo que afecta, según sus cifras, a unos 50.000 megavatios de potencia, que podría duplicarse en los próximos meses. Una ruina.

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