En demanda de una recuperación real con empleo de calidad y mejores salarios

Una foto de los líderes de CCOO y UGT con el presidente del Gobierno, la segunda en menos de mes y medio, ha precedido este año a un Primero de Mayo cuya manifestación principal se traslada a Bilbao en un intento de revitalizar el músculo sindical.

Cándido Méndez e Ignacio Fernández Toxo presentaron ayer a Mariano Rajoy un Plan Marshall de 250 millones de euros en inversiones que, según calculan, permitirá crear hasta 11 millones de empleos. Y de calidad. La propuesta, una iniciativa de la Confederación Europea de Sindicatos (CES), habrá quedado metida en un cajón de La Moncloa, a tenor de las “discrepancias” fundamentales sobre financiación que el presidente del Gobierno manifestó a los líderes de CCOO y UGT.

Pero hoy, en las 70 manifestaciones que han convocado en toda España, ambos sindicatos intentarán conjurar la tentación de recuperar la economía generalizando el trabajo precario, devaluando aún más los salarios y desactivando tanto los derechos laborales como los mecanismos de protección social. “Sin empleo de calidad no hay recuperación” es el eslogan que repetirán unos sindicatos que ayer dejaron clara su incredulidad ante las “optimistas” previsiones macroeconómicas del Gobiernoprevisiones macroeconómicas del Gobierno.

“Conviene no confundir el reparto de trabajo entre más gente, peores salarios y peores condiciones de trabajo con la creación neta de empleo”, opuso Ignacio Fernández Toxo ante los periodistas una vez acabada la reunión con Rajoy. Cándido Méndez calificó de “acto de voluntad” los 600.000 puestos de trabajo que el Gobierno promete crear en dos años. “Se está reduciendo el empleo a tiempo completo y aumentando el contrato a tiempo parcial y a cuenta propia; y ésos no son equivalentes a escapar de la trampa de la pobreza”, apuntó.

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Entre Europa y la negociación con la patronal

Los sindicatos salen a la calle hoy con un ojo puesto en los comicios europeos del próximo día 25 y otro en el acuerdo salarial que deberán negociar tras el verano con la patronal –mientras tanto la CEOE como ellos mismos afrontan sus propias campañas electorales–. Así, CCOO y UGT reclaman el fin de las políticas de austeridad impuestas por la troika, por un lado, y la recuperación de los sueldos, por otro. Los salarios deben ganar poder de compra para reactivar el consumo, invitan a la CEOE, cuyo presidente hasta ahora sólo ha dejado caer tímidamente que quizá se puedan subir sólo en algunos sectores, si se alcanza ese 1,2% de crecimiento del PIB previsto por el Gobierno.

A diferencia de los economistas del Ejecutivo, los sindicatos no creen que las empresas exportadoras vayan a sacar a España de la crisis. Sobre todo si, como ellos consideran, la recuperación no será tal si no se crea empleo o si su crecimiento es tan débil y lento como se adivina en las estadísticas. A su juicio, el consumo interno es la locomotora que la economía española está buscando. Y para estimularlo la “prioridad absoluta” debe ser la lucha contra el paro y una mejora de los salarios de quienes tienen trabajo. Recuperar la protección para los desempleados, debilitada durante la crisis; contratos estables y pensiones suficientes son los remedios que, dicen, curarán la anemia de una recuperación que se adivina pero no se nota.