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La cuentas del ministro

Montoro: baja 7.300 millones en impuestos tras subirlos en 31.000

Montoro achacó esta semana la crisis del cine español a la mala calidad de sus películas.

El ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro, responsable de una reforma fiscal apenas esbozada, tiene dos obsesiones: justificar las subidas de impuestos que ha aprobado desde su llegada al Gobierno y acercar lo más posible el mapa de los impuestos al que había antes de la vuelta de tuerca recaudatoria que disfrazó de "gravamen temporal".

Montoro lo hizo al término del Consejo de Ministros del viernes. Atribuyó la decisión de subir el IRPF en diciembre de 2011 y el IVA en julio del año siguiente a la herencia recibida y destacó que, tras la reforma, las rentas más bajas pagarán menos que con los Gobiernos socialistas.

Pero la cuenta que nunca hará Hacienda va más allá: la rebaja de impuestos adelantada por el Gobierno rondará los 7.300 millones en dos años si bien, en los tres últimos ejercicios los "retoques" en las normas impositivas (más de 40 en 2.000 páginas del BOE) sacaron de los bolsillos de los ciudadanos 30.851 millones.

Informe Económico-Financiero

Los números están en el Informe Económico-Financiero que acompaña a los Presupuestos del Estado para 2014. Según el documento, la subida de impuestos en 2012 aportó 11.237 millones de euros; 15.956 millones en 2013 y aportará 3.658 millones en 2014.

Frente a la cuenta real de la subidas, la promesa de las bajadas. Al término del Consejo de Ministros, Montoro explicó que la rebaja de impuestos se atendrá a las previsiones contenidas en el Programa de Estabilidad enviado a Bruselas. Según esas previsiones, el impacto de la reforma tributaria sería de 4.776 millones en dos años por IRPF (2.485 millones en 2015 y 2.291 en 2016) y 2.607 por el impuesto de sociedades (607 millone sen 2015 y 2.000 millones al año próximo).

El Programa enviado a Bruselas contemplaba un aumento de 1.076 millones en 2015 por nuevos impuestos medioambientalesimpuestos medioambientales, especiales y otros indirectos, pero de éstos, el Gobierno ni sabe ni contesta. Como la obligación de reducir el déficit desde los 71.000 millones de 2013 (7,1% del PIB) a 40.200 millones en 2015 (4,25 del PIB) y 20.800 millones en 2016 (2,8% del PIB) se mantiene en pié, los números no cuadran

"No se entienden los números" asegura Carlos Cruzado, presidente del sindicato de Técnicos del Ministerio de Hacienda, porque si se quieren cumplir los objetivos "para mantener los ingresos tendrán que recurrir a nuevos recortes, copagos o tasas por el uso de infraestructuras".

Una apuesta arriesgada

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La apuesta del Gobierno, que ignora prácticamente todas las recomendaciones de la comisión de expertos que convocó para reformar los impuestos es la tradicional idea neoliberal: a menos impuestos, más actividad, más crecimiento y más base para recaudar. Todo queda fiado al crecimiento. Pero eso no contenta ni a Bruselas, ni al FMI. Ni siquiera al Banco de España.

Hasta el gobernador del Banco de España, Luis María Linde, se ha visto en la obligación de recordar al Gobierno que el esfuerzo de consolidación fiscal que tiene pendiente la economía española es "muy significativo" con una senda de reducción del déficit público hasta 2017 de 55.000 millones de euros. Toda una cifra, equivalente al 5,5% de la producción del país en un año.

Por ello, el Banco de España aconsejó, como ya hicieron la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional, reducir "la amplia batería de beneficios fiscales existente" y cambiar "una estructura tributaria sesgada hacia la imposición directa y las cotizaciones sociales, que resulta más perjudicial para el empleo y la competitividad". Montoro ha hecho oídos sordos.

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