Reforma fiscal

El Gobierno vende como un castigo a la banca otro regalo de dinero público al sector

El Gobierno vende como un castigo a la banca otro regalo de dinero público al sector financiero

La reforma fiscal está llena de minas. Puede suceder, por ejemplo, que un aparente maltrato a un sector concreto, caso de la banca, oculte un inmenso regalo en forma de dinero público. No es una hipótesis. El secretario de Estado de Hacienda, Miguel Ferré, ha explicado que la rebaja del tipo del impuesto de sociedades del 30% al 25% en dos años no se aplicará a las entidades de crédito. Es una forma de cobrar, vino a decir, parte del esfuerzo que toda la sociedad realizó en el rescate de 40.000 millones para evitar el desplome del sector.

Pero la realidad es otra, el anteproyecto de reforma del impuesto de sociedades (Título VIII, capítulo VI, artículo 130) no sólo garantiza el cobro con deuda pública de los llamados activos fiscales diferidos (DTA), convertidos ya en créditos fiscales, sino que prolonga el plazo para hacerlo más allá de los 18 años. El sindicato de técnicos de Hacienda (Gestha) calcula el importe del nuevo "favor" a las entidades de crédito en un mínimo de 6.400 millones de euros.

Cuenta espectacular

La cuenta de los técnicos es simple pero espectacular. Los créditos fiscales son derechos de las sociedades (no sólo los bancos) para pagar menos impuestos en el futuro y compensar pérdidas sufridas en el pasado. En el caso de la banca, esos derechos ascendieron finalmente a 40.000 millones de euros. Si el tipo de sociedades hubiera bajado para el sector del 30% al 25%, el "recálculo" de derechos sobre el ahorro de impuestos hubiera restado al sector 6.400 millones según Gestha, con datos de las bases  imponibles de 2011. Como esos derechos computan en el capital, las consecuencias para el sector, en vísperas de los exámenes europeos de solvencia hubieran sido nefastos.

Las entidades más perjudicadas, en la medida que son las que más créditos fiscales tienen reconocidos a raíz del decreto ley de noviembre de 2013 son BFA-Bankia (6.900 millones); la Caixa (4.985 millones en CaixaBank); el Santander (con unos 5.400 millones en España sobre un total de 7.900 millones), el Sabadell (4.800 millones) y el BBVA (4.3730 millones). Los bancos controlados por el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) suman otros 14.800 millones en activos fiscales.

No se trata sólo de salvar millones. El anteproyecto del nuevo impuesto de sociedades elimina el límite de 18 años para convertir el derecho en dinero contante y sonante. "Los activos por impuesto diferido" (...) podrán canjearse por valores de Deuda Pública, una vez transcurrido el plazo de 18 años, computado desde el registro contable de tales activos" señala el anteproyecto. La medida afecta a las dotaciones realizadas para cubrir el deterioro de los créditos, así como a las dedicadas a cubrir prejubilaciones. Todo un presente.

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Segundo rescate

El intento de Hacienda de vestir la medida como una factura para la banca no ha prosperado. La transformación de activos fiscales diferidos en créditos fiscales vendría a ser, según los economistas más críticos, una especie de segundo rescate oculto de la banca, a cuenta de impuestos futuros, que habría que sumar a los 41.000 millones inyectados por el mecanismo de rescate europeo a los bancos españoles. El Estado, es decir los contribuyentes, convertidos en deudores de todos los bancos que hayan incurrido en pérdidas o que las vayan a tener en el futuro.

El analista de Attac Carlos Sánchez Matos explica en sus trabajos el cambio de activos fiscales a créditos fiscales como la transformación en “activos de verdad” que incluso tendrían la consideración de “vendibles”, ya que empresas que tienen beneficios importantes podrían comprar esos créditos fiscales.

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