El Gobierno publicita el “envejecimiento activo” pero elimina incentivos en el IRPF para mayores de 65

El Gobierno aprobó en marzo de 2013 un real decreto para “favorecer la continuidad de la vida laboral de los trabajadores de mayor edad y promover el envejecimiento activo”. En el preámbulo de la norma proclamaba el Ejecutivo la necesidad de favorecer la prolongación de la vida laboral y de “desarrollar oportunidades de empleo para los trabajadores de más edad”, a fin de garantizar la sostenibilidad de las pensiones públicas. Sin embargo, acaba de suprimir la reducción fiscal de la que hasta ahora se beneficiaban quienes quieren seguir trabajando más allá de los 65 años y dos meses: 2.652 euros de su base liquidable del IRPF.

“La reforma fiscal es incoherente y carece de línea argumental”reforma fiscal, critica Enrique Martín, adjunto a la Secretaría de Protección Social de CCOO. Martín apoya que se incentive la prolongación de la vida laboral y que ésta sea una opción voluntaria del trabajador. Pero apunta también que el principal problema del mercado de trabajo es precisamente que se está expulsando de la actividad mucho antes de la edad de jubilación, “desde los 50 años”. Y que no sólo no se evita esa expulsión, sino que además se “desprotege” al expulsado.

El responsable de CCOO detalla las medidas que van en esa dirección. El verano de 2012 el Gobierno suprimió el subsidio para mayores de 45 años y se elevó de 52 a 55 años la edad mínima para solicitar el subsidio ordinario. En marzo de 2013, además, se endureció el acceso a este último al incluir las rentas familiares en el cómputo del tope de ingresos que dan derecho a cobrarlo. También cita Martín las progresivas restricciones a la jubilación anticipada, la última este mes, que la prohíbe a aquellos trabajadores que, tras ser despedidos con más de 50 años, firmaron en su día un convenio especial con la Seguridad Social precisamente para garantizarse una pensión suficiente en el futuro.

También para José Antonio Rodrigo, de Economistas frente a la Crisis, la reforma fiscal peca de incoherencia. “Le falta orientación”, asegura. Y la reducción fiscal a quienes quieren seguir trabajando a los 65 años no es el único ejemplo. “Elimina deducciones en el impuesto de sociedades”, explica, “para no tocar el tipo, pero luego inventan otras”. Aunque destaca Rodrigo que la eliminación del descuento fiscal a los trabajadores mayores de 65 años va a afectar a muy pocas personas. En 2012 se beneficiaron de él un total de 52.390 contribuyentes. Rodrigo cree que el ahorro, por tanto, no será de mucha entidad. En cualquier caso, precisa que de esta reducción fiscal se venían beneficiando sobre todo trabajadores con salarios elevados a los que jubilarse les supondría una pérdida de ingresos.

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“Electoralista y descompensada”

A su juicio, el problema de la reforma fiscal estriba en que la mitad de los 12 millones de trabajadores que ingresan al año menos de 12.000 euros “no se beneficiará en nada”. El representante de CCOO abunda en la idea: no sólo es “injusta” con las rentas medias, sino que beneficia a las altas y “excluye a quienes carecen de ingresos”. “La reforma fiscal es electoralista y está descompensada”, recalca Enrique Martín. CCOO defiende la necesidad de aumentar los ingresos tributarios. “Cualquier rebaja de ingresos fiscales hará que en el medio plazo los servicios públicos se resientan o supondrá un aumento de la presión fiscal por otros medios, como una subida del IVA”, vaticina.

De ahí que la propuesta del sindicato para beneficiar a los parados sin prestaciones –4,8 millones según la Encuesta de Población Activa (EPA)– y a las familias sin ingresos –737.000– consista en reducir los precios de la energía en el hogar y rebajar el IVA de los productos de primera necesidad.