El riesgo de la energía nuclear

Los fallos en centrales 'hermanas' de Garoña y Cofrentes empañan el negocio nuclear en España

Central nuclear de Cofrentes (Valencia), propiedad de Iberdrola.

La empresa holandesa Rotterdam Droogdok Maatschappij, ya desaparecida, ha fabricado vasijas de reactores nucleares para medio mundo. Las vendió en EEUU, Francia, Suiza, Suecia, Holanda, Alemania, Reino Unido y España. El problema es que algunas de las vasijas han registrado fallos y han provocado la alarma de la industria nuclear, amoratada tras el golpe que supuso Fukushima.Fukushima Bélgica dio la voz de alerta en agosto al anunciar la parada indefinida de las centrales Döel3 y Thiange2 —propiedad de Electrabel— por fallos detectados en las vasijas de los reactores. La Agencia Federal de Control Nuclear de Bélgica (FANC) ya había informado meses atrás de la gravedad del caso a los países con centrales hermanashermanasde Döel3. El director del Consejo Nuclear belga (la AFNB), Willy de Roovere, recomendó incluso el cierre de todos los reactores diseñados como Döel3.

En el caso de España, las hermanas son dos: Garoña, desconectada de la red desde 2012, y Cofrentes, la central más grande de España, propiedad 100% de Iberdrola. El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) ha exigido una revisión de la vasija del reactor de Garoña y está a la espera de nueva documentación para, en su caso, decidir si inspecciona Cofrentes. Pese a la importancia del tema, tanto el CSN como Iberdrola se remiten a comunicados del año 2012 para concretar su posición.

"Lo sensato en este momento sería realizar inspecciones (en Cofrentes) y actuar según los resultados" asegura Francisco Castejón, investigador del Ciemat y experto en temas nucleares de Ecologistas en Acción. "En todo caso" concluye, "es un golpe para la industria nuclear".

La nuclear más grande

La central de Cofrentes, en marcha desde octubre de 1984, es la nuclear más grande de España. Tiene una potencia de 1.092 Megavatios (MWe). En 2013 produjo el 3% de la electricidad del país, lo que equivale al 15% de la producción eléctrica nuclear. Para la Comunidad de Valencia es una instalación esencial porque atiende el 65% de la demanda eléctrica. En pleno debate sobre la ampliación de la vida útil de las centrales de 40 a 60 años, con Garoña como palanca, paralizar la instalación durante meses tendría un impacto inmediato sobre los precios del kilovatio.

Iberdrola, la empresa propietaria de Cofrentes y copropietaria de Garoña con Endesa, no considera la posibilidad de una parada prolongada para inspeccionar Cofrentes. En 2013, la compañía invirtió 62 millones en la instalación, con un peso importante en la economía de la región. Un dato: sólo para atender la recarga de combustible de la central —una operación que está previsto repetir en septiembre de 2015— la empresa contrató el pasado año 1.345 profesionales de un centenar de empresas. 

Preguntado por la situación de la central, un portavoz de Iberdrola se remitió al comunicado de la central en 2012, cuando se conocieron los problemas en las centrales belgas. En ese comunicado, Iberdrola-Cofrentes sostenía que "los procesos y materiales de fabricación de su vasija, conformada por chapas semicirculares soldadas verticalmente, son distintos a los de la vasija de Döel 3, conformada a partir de anillos de forja soldados horizontalmente.” Seguridad toda y ninguna similitud con las centrales belgas.

Caso abierto

Pero el caso no está cerrado. El CSN, según fuentes del organismo, está a la espera de recibir nueva documentación sobre los problemas en las vasijas belgas para decidir si plantea nuevas medidas de control, sin descartar una posible inspección.

Mientras tanto, tanto el CSN como la propietaria de Cofrentes, Iberdrola, mantienen, sin alterar una coma, la versión más simple: la vasija del reactor de Cofrentes sólo tiene en común con las centrales belgas el constructor. En el caso de Garoña, aseguran, la fabricación fue similar pero hay diferencias (tamaño, piezas forjadas, tipo de reactor, etc) que hacen que los fallos detectados en Bálgica no sean directamente extrapolables.

Aunque el anuncio de la parada indefinida de centrales belgas se hizo con sordina —se produjo en agosto— es una noticia muy negativa para la industria nuclear española. Así lo cree el exdirector del Instituto de Diversificación y Ahorro Energético (IDAE), Javier García Breva. En su opinión, los fallos detectados en centrales belgas deben animar a la prudencia y al examen exhaustivo de las instalaciones. Destaca una idea a tener en cuenta: "cualquier exigencia de modificación en el diseño de una central requiere una inversión monumental". Por ello, García Breva apuesta porque Garoña no se reabrirá. 

Con los números de las empresas en la mano —apoyos gubernamentales al margen—, el pronóstico de García Breva puede ser acertado. Endesa, copropietaria de la central de Garoña, sostiene en sus informes que su parque nuclear (centrales de Ascó y de Vandellós) no es rentable. Según lo publicado por El Periódico de la Energíala cuenta de resultados del negocio nuclear de Endesa arrojó en 2013 una pérdidas de 91 millones de euros.

Inversión y beneficios

Para el presidende de Economistas Frente a la Crisis y exconsejero de la antigua Comisión Nacional de la Energía (CNE), Jorge Fabra, más allá de la discusión sobre si las compañías han amortizado o no las centrales nucleares (amortización es un término contable) está claro que las eléctricas han recuperado con creces las inversiones realizadas en las instalaciones, beneficiándose de un sistema que les proporciona jugosos beneficios (windfall profits). Es un sistema que las compañías quieren prolongar. De ahí, explica Fabra el debate sobre la reapertura de Garoña, que ya ha superado su vida útil de diseño de 40 años. "Mientras en Bélgica cierran las centrales con problemas, aquí estamos en la discusión para ampliar su actividad a 60 años" concluye Fabra.

Jorge Morales de Labra, experto en energía y miembro de la Plataforma por un Nuevo Modelo Energético considera que el negocio nuclear, muy dependiente de las decisiones del Gobierno, trata de salvar un negocio que, según sus cálculos obtiene márgenes anuales de más de 2.000 millones de euros tras haber recuperado la inversión en poco más de 10 años.

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Vida útil

La polémica sobre la vida útil de las centrales nucleares está alimentada por la ausencia de una norma que fije límites. El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero llegó a plantearlo en la Ley de Economía Sostenible, pero la iniciativa no prosperó. El límite de 40 años que se consideraba razonable para la mayor parte de las instalaciones se ha superado en EEUU. El argumento es que, con inversiones adecuadas, las centrales pueden funcionar muchos más años (hasta 60 en los nuevos planes). En España, desde finales de los 90, las licencias de las instalaciones nucleares se han ido renovando de 10 en 10 años. Ahora, Garoña puede suponer el gran salto. Ibedrola lo llegó a solicitar por carta.

Garoña es una de las seis centrales (con ocho reactores) con que cuenta el parque nuclear, que produce en torno al 19% de la electricidad y supone un 7% del total de la capacidad de generación instalada en el país. Las licencias de las centrales en funcionamiento tendrán que ser renovadas entre el 2021 y el 2028. La primera que vence es Almaraz (Almaraz I en 2021 y Almaraz II en 2023); siguen Ascó I (2023) y Ascó II (2025); Vandellós II (2027); Trillo (2028) y Cofrentes (2034).

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