LUCHA CONTRA EL PARO

El Gobierno apuesta la creación de empleo a camareros, pinches de cocina y peones agrícolas

La recuperación y la tarifa plana no cierran la brecha entre contratos temporales e indefinidos

“¿Qué ocupaciones presentan las mejores perspectivas de empleo?”, se pregunta el Gobierno en uno de los apartados de la Estrategia Española de Activación para el Empleo 2014-2016 que aprobó el pasado 5 de septiembre. “Las relacionadas con el turismo, hostelería, ocio y restauración”, responde enseguida. “Se necesitan personas cualificadas en las ocupaciones de camarero, cocinero, jefe de sala, ayudante de cocina, preparador de catering y personal de limpiezacatering, todos ellos con buen dominio de idiomas, principalmente el inglés”.

Un párrafo más abajo, el real decreto cita las ocupaciones relacionadas con la agroalimentación como las segundas de la lista con mejor futuro. Además de ingenieros agrónomos, hacen falta peones agrícolas, que no exigen cualificación “pero sí ciertas actitudes como capacidad de aprender, implicación en el trabajo, flexibilidad y polivalencia”.

Sólo después el texto habla de expertos en comercio exterior y analistas financieros. Entonces, ya sí, aparecen otros empleos especializados, como profesionales de arquitectura urbana sostenible y de gestión de calidad medioambiental, también los relacionados con las nuevas tecnologías, la innovación y el desarrollo.

“El Gobierno ve el empleo que se ha generado en los últimos meses, cuando el turismo y las campañas agrícolas han salvado la temporada, y lo ha trasladado miméticamente al futuro”, explica Manuel Lago, economista de CCOO. “Son los datos que les proporcionan los observatorios de empleo de las comunidades autónomas”, añade el experto de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), Florentino Felgueroso.

Lo que dice Infojobs

Sin embargo, la foto que revela la web Infojobs en su ránking anual de puestos más demandados no coincide con el pronóstico del Gobierno. Los comerciales son los empleos más ofertados por las empresas. Seguidos de teleoperadores, promotores, programadores y técnicos informáticos, así como los dependientes. Entre los que denomina “puestos emergentes”, el panorama ya es abrumadoramente tecnológico: programadores de aplicaciones móviles y de HTML5 (el lenguaje de internet), técnicos energéticos y especialistas en cloud computing y cloud computingbig data.

“El Gobierno eleva a categoría de estrategia lo que en principio es una debilidad de coyuntura”, resume Manuel Lago. Según Ana Viñas, economista del Gabinete Técnico de UGT, la política de empleo del Ejecutivo persiste en “un modelo de crecimiento ya agotado”. Lago cree que España no puede convertirse en “un país de camareros”, porque impedir la especialización productiva tiene “consecuencias determinantes sobre el modelo laboral y social”. Y apostar por el trabajo en el turismo y la agricultura, en sectores estacionales de baja productividad y bajo valor añadido, en los que predominan los contratos temporales y a tiempo parcial, supone “tirar por la borda la ocasión de convertir a España en un país competitivo”. El economista de CCOO se sorprende por el hecho de que el Ejecutivo confíe en arreglar las estadísticas del paro, ese 24,5% de la última EPA, recurriendo al triplete turismo, agricultura y emigración: “Ése era el modelo del franquismo”.

Coincide la economista de UGT en criticar la perspectiva “cortoplacista” de la política de empleo del Gobierno, carente de “alternativas” al mismo modelo productivo “de hace siete años”. Y no sólo por la baja calidad del empleo que genera –“son sectores donde la empresa ve la contratación siempre como un coste”–, sino también porque no es una apuesta segura. El turismo español lleva unos años beneficiándose de la inestabilidad política en Egipto o Túnez, por ejemplo. “Pero eso no quiera decir que vaya a ser permanente”, opone Ana Viñas, “además de que no podemos competir únicamente en precios”. Y eso sin mentar el perjuicio que el miedo al ébola puede hacer ahora al sector.

Entre la urgencia y la apuesta por la industria

“Es lo que hay”, asume por su parte Florentino Felgueroso en referencia al casi monocultivo turístico español. La realidad es que en algunas provincias andaluzas el 40% del empleo lo aporta el turismo, resalta. Además, apunta, los empleos en la hostelería pueden ser ocupados por parte de los trabajadores no cualificados que la construcción ha expulsado tras pinchar la burbuja inmobiliaria. “¿Qué hacemos con ese 20% de varones que en España se dedican a la construcción?”, se pregunta el investigador de Fedea, en cuyo patronato se sientan las mayores compañías españolas. A su juicio, los puestos de trabajo en el sector hostelero son “cualificados comparados con otros” y cualquier formación, por mínima que sea, es una mejora para estos trabajadores que abandonaron la escuela demasiado pronto. Ana Viñas le secunda. “Se necesita cualificación en todos los sectores, lo mismo en la hostelería que en la alta tecnología”. Pero Manuel Lago cree que, pasada la “urgencia”, efectivamente, de buscar una solución a los obreros sin cualificación en paro, la hostelería no debería sustituir a la construcción, sino que habría que buscar un modelo distinto. Que se basa, dice, en la reindustrialización. Según la EPA, en España hay muchos más trabajadores empleados en el comercio y la hostelería –4,29 millones de personas– que en la industria –2,15 millones–. “Y ésa es una estructura frágil”, advierte.

Pese al tejido productivo perdido durante esta larga crisis, Lago destaca las “potencialidades” industriales españolas: el automóvil, la gestión de infraestructuras, con empresas que compiten internacionalmente, compañías textiles punteras en el mundo… Ahora, asegura, lo que toca es aumentar las exportaciones, que las empresas ganen tamaño, e invertir en investigación, desarrollo y tecnología. “Una estrategia a largo plazo que hay que empezar a aplicar en algún momento”, resume.

Para Felgueroso, el problema estriba en que al Gobierno “no se le ocurra otra cosa” que las ideas plasmadas en la Estrategia de Activación para el Empleo. Un documento, y ahí utiliza la misma expresión que Ana Viñas, vacío de contenido: “En él no hay nada”. Ambos reprochan al Gobierno que toda su política para crear puestos de trabajo se base en subvencionar a los empresarios para que contraten, por un lado, y por otro, en confiar en las agencias privadas de colocación para que sustituyan a un depauperado Inem.

La economista de UGT destaca que, pese a ser una “estrategia”, en realidad el real decreto carece de medidas para generar empleo a medio y largo plazo. Se reduce a un conjunto de “normas administrativas, de organización para implantar el nuevo sistema de políticas activas”. Florentino Felgueroso descalifica el sistema de indicadores según el cual se va a repartir entre las comunidades autónomas los fondos para políticas activas de empleo –formación, orientación y recualificación profesionales–. También rechaza –como la mayoría de los expertos– la eficacia de las bonificaciones y reducciones de cuotas con que se pretende incentivar a los empresarios para que contraten. Y se queja de la anemia de recursos a que el Gobierno condena a los servicios públicos de empleo, el antiguo Inem.

Las penurias del Inem

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Los Presupuestos del Estado para 2015 destinan un total de 140 millones de euros a las agencias privadas de colocación, que deberían haber comenzado a operar ya este año. El Ministerio de Empleo, sin embargo, aún no ha adjudicado el primer contrato para buscar empleo a los parados del Plan Prepara. Las comunidades autónomas también están preparando todavía sus respectivos concursos. Mientras, a modernizar los servicios públicos de empleo (SEPE) los Presupuestos dedicarán menos dinero, 100 millones de euros, aun así un aumento considerable desde los pobres 15 millones que le fueron asignados este año. La mitad de los 30 millones de que disfrutaron en 2013.

Sin embargo, esa cuantiosa subida no va a redundar en un aumento de la plantilla. Los Presupuestos certifican la congelación del número de trabajadores del SEPE en 9.294 personas. En la Unión Europea hay un empleado público para atender a cada 50 parados. En España esa ratio se multiplica por cuatro. Además, desde 2012 han sido despedidos 3.000 orientadores y promotores de empleo.

El Ministerio de Empleo reconoce que el aumento de la partida hasta 100 millones responde a necesidades informáticas. De hecho, acaba de adjudicar un contrato por un importe considerable, 22,65 millones de euros, para desarrollar aplicaciones informáticas destinadas a políticas activas de empleo y prestaciones por desempleo.

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