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LOS ABUSOS DE LA BANCA

Bankia despide dos veces a madres con jornada reducida que el juez le ordenó readmitir

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Si hay algo peor que ser despedido en un ERE es… que te despidan dos veces. Les ha ocurrido, al menos, a cuatro empleadas de Bankia, todas ellas madres con reducción de jornada Bankia cuyos despidos fueron declarados nulos por los jueces y a las que el banco volvió a mandar a casa el mismo día o al día siguiente de incorporarse a su puesto de trabajo. Los asalariados con reducción de jornada por guarda legal de un menor gozan de especial protección en el Estatuto de los Trabajadores (artículo 37.5).

Las cuatro trabajadoras, todas ellas de Madrid, se suman a la veintena de trabajadoras embarazadas o recién incorporadas tras la baja por maternidad que fueron incluidas en el mayor Expediente de Regulación de Empleo de la banca española y que han denunciado sus despidos ante el juez. La mayoría de ellas se encuentra aún a la espera de juicio. Una ha perdido su demanda en Cataluña y otra en Castilla y León. Una tercera aguarda la vista en el Tribunal Superior de Justicia de esa comunidad autónoma. El fiscal pide que su despido vuelva ser declarado nulo.

Los jueces de lo Social han considerado improcedentesimprocedentes la mayor parte de los despidos de Bankia que han llegado a sus manos. Su suerte es más dispar en el siguiente escalón –el banco recurre todos los fallos desfavorables–, los Tribunales Superiores de Justicia de las comunidades autónomas. Pero en primera instancia también ha habido fallos de nulidad, lo que se traduce en la readmisión inmediata del trabajador aunque la empresa recurra. Y no siempre ha optado Bankia por volver a despedir al empleado reincorporado.

Según explica el colectivo de trabajadores despedidos del banco, que se han organizado y son muy activos en las redes sociales, al menos en cuatro casos de nulidad el banco que dirige José Ignacio Goirigolzarri no ha repetido el despido. Ninguno de ellos tenía reducción de jornada. Dos son hombres. En dos sentencias el juez falla contra la empresa, entre otras razones, porque no se dio opción a las mujeres de elegir si se iba ella o sus maridos, también trabajadores del banco –tal y como establece el acuerdo del ERE firmado con los sindicatos–. Han vuelto a sus puestos.

El despido de un tercer afectado fue declarado nulo después de que Bankia no presentara recurso a tiempo en el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña. El banco se opuso a la readmisión a la que le obliga la ley alegando que era “imposible”. El tribunal le dio la razón a Bankia y declaró extinguida la relación laboral. El trabajador ha vuelto a recurrir.

Para volver a despedir a las empleadas readmitidas, el banco se limita a repetir la carta que les entregó en la primera ocasión. Sólo añade la nota de la evaluación profesional a la que fue sometida la plantilla, un baremo omitido en las primeras de carta de despido y que propició la mayor parte de las sentencias favorables a los trabajadores.

Ensañamiento, doble indemnización

A Áurea Cambeiro, gestora de empresas en una de las sucursales de Barajas (Madrid) le pusieron de nota un 3,75. “No quiero una mujer con reducción de jornada aquí, voy a pedir tu traslado y ni voy a presentarte a los clientes”, recuerda que le espetó la directora de la oficina cuando le concedieron el recorte de horario tras dar a luz. En efecto, solicitó que la cambiaran de sucursal, pero fue despedida antes de que el banco ejecutara la medida. Los tres meses que precedieron al ERE fueron “un infierno” de maltrato laboral, confiesa Áurea, que antes había ejercido de jefa del Departamento Internacional en Bankinter.

Tras conseguir en octubre la nulidad de su despido de abril de 2013, Cambeiro recibió su segunda carta de cese el mismo día de su reingreso. Así que volvió a denunciarlo ante el juez. Por el “ensañamiento” que Bankia estaba practicando con ella y porque su despido era una cosa juzgada: ya había sido anulado en una sentencia anterior.

El segundo juicio tenía fecha para marzo de este año. Desde que fue despedida por segunda vez, en octubre, y hasta la nueva vista, Áurea no pudo cobrar la prestación por desempleo. Fueron siete meses de auténtica penuria económica, recalca. “En el SEPE”, relata, “me dijeron que no podían pagarme mientras no se resolviera el despido, así que también tuve que demandar al SEPE”. “Es otra manera de presionarte para que retires la demanda”, interpreta Cambeiro.

Pero su sorpresa fue aún mayor cuando, minutos antes de entrar en la sala el día del juicio, los abogados de Cuatrecasas que representaban a Bankia le ofrecieron una indemnización de 65 días por año trabajado si desistía de la demanda. Áurea dijo no. En mayo, en una nueva vista, le propusieron más del doble que la primera vez. Aceptó. “Me advertían de que, si volvía al trabajo, me arriesgaba a un traslado… a Cuenca, incluso a Valencia”, se lamenta.

Un portavoz de Bankia asegura que a todos los afectados por el ERE se les despidió “por su valoración profesional, no porque tuvieran reducción de jornada”. También que esos despidos son, en realidad, improcedentes, pero el hecho de que la afectada sea una trabajadora “protegida”, con reducción de jornada, los convierte en nulos. “Y sí, se las vuelve a despedir una vez subsanado el motivo de la improcedencia [la omisión de su nota en la carta de cese]”, concluye.

Bankia pagará las indemnizaciones de todos los despedidos

No es el de Áurea Cambeiro el único caso en que Bankia intenta negociar para que los despedidos retiren sus demandas. Tras dos años de ERE, algunos trabajadores firman y desisten de continuar la batalla judicial. Más de 200 despedidos denunciaron al banco, una cifra considerable para un ERE que, aun voluminoso, contó con el acuerdo de todos los sindicatos –menos CGT–. Estos trabajadores han denunciado que Bankia bloqueó el pago de indemnizaciones a aquellos que habían ganado en los juzgados de lo Social.

La hora de las malas madres

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El acuerdo que la entidad financiera firmó con los sindicatos en febrero de 2013 establecía el pago de la indemnización en dos plazos: el primero en el momento del despido, equivalente a 25 días de salario por año trabajado, con un límite de 16 mensualidades; y el segundo, el resto de la cantidad hasta 30 días de salario y un tope de 20 mensualidades, sumado a 2.000 euros por cada tres años de servicio. Ese último abono debía hacerse a los 18 meses del despido. Es decir, los primeros afectados, del 30 de marzo de 2013, debían cobrar el 30 de septiembre de este año.

Sin embargo, ese día empezaron a recibir burofaxes donde se les comunicaba que no cobrarían hasta que la sentencia fuera firme. Mientras, los abogados de Bankia informaban a los despedidos de que, si retiraban sus demandas, el pago del segundo plazo sería “inmediato”. UGT y ACCAM tacharon entonces de “argucias”, “éticamente reprobables”, el bloqueo que, además, consideran un “incumplimiento flagrante” del acuerdo del ERE.

Sólo 20 días más tarde, Bankia rectificó y envió nuevas cartas anunciando que pagaría el segundo plazo. Pero únicamente a quienes perdieron sus demandas. Este jueves CCOO anunció que el banco va a dirigir un escrito a los juzgados para solicitar la liberación del segundo plazo de todas las indemnizaciones.

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