LA PORTADA DE MAÑANA
Ver
Especulación en el infierno: los intermediarios inflan los precios en medio del caos y la muerte de Gaza

QUIEBRAS BAJO SOSPECHA

Blanco contrató un equipo de ejecutivos británicos de lujo que triplicó las pérdidas en un año

Stephen Craig, ex director general de Blanco, y su directora creativa, Amy Molyneaux.

Los gestores de Blanco culpan al ex director general de la cadena de tiendas de moda, el británico Stephen Craig, y a los ejecutivos que él contrató, de buena parte de los problemas económicos que la han llevado al concurso de acreedoresconcurso de acreedores y a la liquidación. Según explican en la memoria entregada al administrador concursal de Global Leiva, la sociedad propietaria de Blanco, las “actividades atípicas” de Craig y su “deficiente” gestión perjudicaron los resultados de la empresa hasta el punto de que ésta le despidió sólo un año después de haberlo contratado. E incluso estudia interponer acciones legales contra él.

Entre las acusaciones que los responsables de Global Leiva lanzan contra su exdirectivo el informe cita una “política de excesivos gastos no productivos a favor de los miembros” de su equipo. También le reprochan que cambiara la empresa que gestionaba las ventas a través del comercio electrónico, aumentando los costes, y que pasara a suministrarse hasta en un 70% de un proveedor único, el gigante chino Li & Fung, cuyos incumplimientos en plazos y calidad de la mercancía, según dicen, dañaron a la empresa.

Stephen Craig llegó a Blanco en junio de 2015 con el pedigrí de haber multiplicado el negocio de la británica All Saints en cinco años. En realidad, la cadena española significó su vuelta a la gestión de una primera marca después de cuatro años, desde que dejó All Saints tras la entrada de los fondos de capital riesgo Lion Capital y Goode Partners, y de chocar con el fundador de la marca, Kevin Stanford. Enseguida Craig formó su propio equipo, que los entonces propietarios de Global Leiva, los saudíes de Alkohair, ficharon a golpe de chequera. Todos ellos vinieron de Reino Unido y Estados Unidos.

 

Precontrato vinculante de la directora creativa, Amy Molyneaux

Los primeros fueron la directora creativa Amy Molyneaux y el director de Operaciones Paul Seston, fichados en julio de 2015. Sus contratos, al igual que los de otros cinco altos ejecutivos a los que ha tenido acceso infoLibre, fueron firmados por Far East Fashion, una de las sociedades del grupo Alhokair. A todos se les pagaba en libras y, en principio, se les aplicaban las leyes laborales de los Emiratos Árabes Unidos, pues Far East Fashion tiene su sede Dubái.

La mejor retribuida era Molyneaux, fundadora de una firma de moda londinense llamada PPQ y para la que siguió trabajando mientras estaba en Blanco: percibía 292.849 euros anuales al cambio actual de la libra. Tenía un contrato de tres años que incluía el pago de un piso en Madrid, de un billete semanal de avión de ida y vuelta Madrid-Londres y del seguro médico. Además, contaba con un plan de incentivos que le garantizaba un porcentaje fijo de los ingresos netos de Blanco, la mitad pagado en el ejercicio y el resto, al cabo de cinco años.

Paul Seston, el director de Operaciones, cobraba 234.279 euros al año. También se le pagaba la vivienda en Madrid a él y a su familia, así como el seguro médico y los viajes en avión a Estados Unidos a todos ellos. Una semana al mes trabajaba desde Estados Unidos. Allí había dirigido All Saints, la firma de Stephen Craig. Y antes había trabajado para otra firma de postín, The Kooples. El contrato era por dos años y su plan de incentivos, idéntico al de Molyneaux.

El mismo sueldo que a Seston se le ofreció a Matthew Arrowsmith como director de Producción. El piso y el coche en Madrid corrían a cargo de la empresa.

El fiasco de las ventas por internet

En octubre llegó Stephen Ritchie, nuevo director digital. Ya había trabajado con Craig en All Saints. Con un contrato de tres años, cobraba igualmente 234.279 euros. La empresa le pagó el piso en Madrid y el seguro médico. Ritchie es el creador de una plataforma de comercio electrónico llamada SoOnline. “Este no va a ser un sitio de comercio electrónico común y corriente, sino que va a abrir una nueva era en la venta minorista; [Blanco] es probablemente el proyecto comercial más apasionante del mundo ahora mismo”, proclamaba Ritchie en la revista británica RetailWeek en agosto de 2015. Blanco no sólo fichó al británico como responsable del negocio digital, sino que también contrató su plataforma de e-commercee-commerce, que pasó a gestionar las ventas por internet de la marca. Pero el resultado de SoOnline estuvo muy lejos del que dio crédito a Craig y Ritchie en AllSaints. Además del aumento de los costes reseñado en el informe concursal, las ventas online nunca llegaron a despegar.

 

Transferencia al hermano de Amy Molyneaux de la nómina de diciembre

Thomas Hutt era el director de Marketing y percibía un sueldo de 175.709 euros al cambio. Se le pagaba un apartamento, el coche, seis vuelos de ida y vuelta a Estados Unidos al año, el portátil, el móvil y una tarjeta de crédito, así como el seguro médico. Finalmente, a Louise Murphy, directora de Compras y Comercialización de Franquicias Internacionales, se le abonaron 117.139 euros al año, tres meses de alojamiento en Madrid, el coste de la mudanza desde Dubái hasta Madrid, el seguro médico y un vuelo al año. Finalmente, el director de cuentas, el francés Victor Anton, fue promocionado desde Far East Fashion en Dubái para trabajar en Madrid, con un sueldo muy inferior al de los fichajes antes reseñados: 61.337 euros anuales, el seguro médico pagado y un vuelo gratis al año.

El cocinero, la hija de Craig y el hermano de la ejecutiva

Además, también fue contratado personal de apoyo, desde un cocinero británico hasta un profesor de inglés, explican fuentes de la empresa. Stephen Craig tampoco tuvo problemas para fichar a su propia hija y a su novio, que no duraron más de un par de meses en Madrid. A ella Blanco le pagaba cuatro veces el sueldo de su categoría laboral según el convenio colectivo.

El director financiero de Global Leiva, Nuno Ferreira, que firmó dos de los siete contratos reseñados, no ha querido hacer “ningún comentario” sobre estos asuntos, escudándose en la situación concursal en que se halla la empresa, cuando fue preguntado por infoLibre.

Como los contratos de la cúpula directiva de Blanco fueron firmados por la filial dubaití de Alkohair, la Inspección de Trabajo obligó a Global Leiva a regularizarlos en España, según han explicado las mismas fuentes. De forma que, según los documentos que han llegado a manos de este periódico, los sueldos, tarjetas de crédito e incluso los finiquitos de los altos ejecutivos extranjeros terminaron siendo abonados por Global Leiva. Además, algunas de las nóminas de Amy Molyneaux, según ha podido comprobar infoLibre, le fueron abonadas por la firma española a su hermano, Philip L. Molyneaux, a una cuenta del banco Halifax en el Reino Unido. La transferencia que aparece sobre estos párrafos, realizada a través del BBVA, corresponde a la nómina de diciembre –“Diciembre payroll”– y ascendió a 28.972,97 euros, 20.833,33 libras.

 

Global Leiva pagaba las nóminas a los ejecutivos contratados por Far East Fashion

Un informe legal acusa a los gestores de Blanco de “no haber tomado ninguna medida” contra el deterioro financiero de la cadena

Un informe legal acusa a los gestores de Blanco de “no haber tomado ninguna medida” contra el deterioro financiero de la cadena

Los ejecutivos cobraron sus finiquitos; la plantilla, no

Como suele ser habitual en estos casos, una vez Craig fue despedido, en mayo de 2016, también lo fueron los miembros del equipo que había formado. Ninguno pasó del verano: en septiembre Alhokair anunció que había vendido Global Leiva a un fondo dubaití, AC Modus –una operación que la plantilla asegura que fue “simulada”–. Fue, por tanto, un año escaso de gestión de Stephen Craig y su equipo de ejecutivos de lujo, durante el cual las pérdidas de Blanco se triplicaron: pasaron de 7,4 millones de euros en 2014 a 21,71 millones en 2015. Y en 2016 volvieron a triplicarse, hasta alcanzar los 72,52 millones con los que la empresa entró en concurso de acreedores. Ese mismo otoño los 800 trabajadores de Blanco empezaron a tener problemas para cobrar sus nóminas y aún hoy están a la espera de que se les pague el sueldo de febrero y sus finiquitos – han sido despedidos y todas las tiendas cerradas–. Global Leiva ha prometido hacerlo, pero con las limitaciones que permite la ley a las empresas en concurso; el resto se lo abonará el Fondo de Garantía Salarial (Fogasa) dentro de muchos meses.

Tras ser despedidos, los directivos británicos no fueron sustituidos. Otro británico, Gerry Waters, vicepresidente de Alhokair y administrador de Global Leiva, se hizo cargo de la gestión de Blanco, pero la empresa ya estaba descabezaba y en pleno proceso de desintegración. Anunció un Expediente de Regulación de Empleo Expediente de Regulación de Empleo(ERE) que no llegó a ejecutar. Mientras, buscaba un inversor que nunca apareció. Solicitó el concurso de acreedores declarando un pasivo de 133 millones de euros. Poco después, pagó 1,4 millones de euros al hijo del fundador, Bernardo Blanco, y a su mujer, casi medio millón más de la indemnización que le correspondía por su despido improcedente. La plantilla ha presentado una querella contra los últimos gestores de Global Leiva por estafa, alzamiento de bienes e insolvencia punible.

Más sobre este tema
stats