Derechos humanos

Un banco marroquí despide al director de su sucursal en Madrid por apoyar al Rif en Facebook

El Chaabi Bank marroquí ha despedido finalmente al director de su sucursal en Madrid, Jauad Ballahsan, tras mantenerle suspendido de empleo durante dos meses. Ballahsan se manifestó el pasado 2 de junio junto a otra empleado del banco, Hanane Bijbij, frente al Ministerio de Exteriores en apoyo de las protestas que desde hace meses se suceden en la región del Rif protestas que desde hace meses se suceden en la región del Rifen Marruecos. Al día siguiente, Bijbij fue despedida y a su jefe se le abrió un expediente disciplinario y se le mandó a casa. El pasado día 8 recibió finalmente la carta de despido.

Los rostros de los dos empleados del Chaabi Bank aparecieron el mismo día 2 de junio en un periódico digital marroquí, rodeadas de sendos círculos azules en una foto de la protesta frente a Exteriores. En el texto que acompaña a la imagen, Hibapress los tachaba de “traidores” y pedía su despido. “Todas las instituciones públicas o cuasi públicas tienen la obligación de revisar la ética y el patriotismo de sus empleados, especialmente de aquellos que están destinados en el extranjero, con el fin de evitar cualquier irregularidad”, editorializaba la publicación.

La respuesta del banco fue inmediata. Al día siguiente, un sábado, se comunicó a ambos empleados que no hacía falta que fueran a trabajar el lunes. Y a las nueve de la noche del domingo a Hanane la llamaron la secretaria y el contable de la sucursal: “Estamos cerca de tu casa, así que nos vamos a pasar para entregarte algo”. Era su carta de despido, que el banco justificó en el “bajo rendimiento” de la trabajadora.

En el caso de su jefe, la carta de despido obvia la manifestación del 2 de junio. Por el contrario, fundamenta el despido disciplinario de Ballahsan en las imágenes publicadas en su página personal de Facebook. El Chaabi Bank considera una “conducta singularmente reprochable y punible desde el punto de vista laboral” que Jauad Ballahsan utilice una foto suya, tomada en su lugar de trabajo, para su perfil en la red de social. Y que sobre ella haya superpuesto dos frases propias: “Orgulloso de ser rifeño” y “Los rifeños no son escoria, el Rif no es separatista”. También otra frase de Abdelkrim, el histórico líder de las revueltas rifeñas que derrotó a los españoles en la batalla de Annual, en 1921: “¿Sois un gobierno o una banda de delincuentes?”.

“Incumplimiento contractual”

Según la entidad financiera marroquí, utilizar una foto suya en la oficina de la entidad “pone de manifiesto una voluntad inequívoca de atribuir al banco determinadas opiniones que no son suyas”. También se asegura en la carta que el último mensaje citado supone “una falta de respecto hacia el Gobierno marroquí” y que se ha generado “potencialmente un daño económico real al banco cuyo alcance no ha podido medirse todavía de forma completa” porque, añade, sus clientes “mayoritariamente no comparten sus opiniones”.

A juicio del banco, la conducta de Ballahsan atenta “contra los principios de buena fe y diligencia profesional” y constituye un “incumplimiento contractual” que tipifica como “falta muy grave”.

El ya exdirector de la sucursal madrileña asegura, por el contrario, que se trata de su página personal y de sus opiniones personales. “Nunca he hablado en nombre del banco”, zanja. Y anuncia que va a demandar a la entidad financiera en los juzgados de lo Social. Desde 2010 Ballahsan es el delegado de personal de CCOO en el banco marroquí, por lo que presentará la demanda de la mano del sindicato. “El 42% de los clientes del grupo al que pertenece el Chaabi Bank son ciudadanos del Rif, y muchos de ellos, de toda Europa, me han ofrecido su apoyo: van a cancelar sus cuentas en el banco”, explica Jauad Ballahsan a InfoLibre. Según cuenta, él y Hanane Bijbij no han sido los únicos castigados por apoyar a los rifeños; en Marruecos han sido despedidos trabajadores de algunos ayuntamientos por manifestarse. “Las represalias son normales”, resume.

El Chaabi Bank es propiedad del Banque Central Populaire, a su vez una cooperativa de bancos regionales de carácter público, y cuenta con 40 sucursales en toda Europa, de las que cuatro se encuentran en España. En la de Madrid, situada en el barrio de El Viso, junto al Consulado de Marruecos, trabajaban hasta los despidos seis personas.

Lo que dicen los tribunales españoles

El pasado mes de julio, el Tribunal Supremo rechazó el recurso interpuesto por la Fundación Gran Teatre del Liceu y, por tanto, convirtió en firme la sentencia del Juzgado Social 25 de Barcelona, ratificada por el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, que declaraba nulo el despido de un integrante de su coro por haber “transgredido la buena fe contractual” al criticar en su perfil personal de Facebook a la institución.

Ambas sentencias consideran que las opiniones del trabajador se encuentran amparadas en el derecho fundamental a la libertad de expresión. El despido es nulo, por tanto, porque vulnera los derechos fundamentales del empleado. La carta de despido, disciplinario, le acusaba de cometer una “falta laboral muy grave” –al igual que en el caso de Jauad Ballahsan– por haber publicado en Facebook opiniones que el Liceu tachaba “de carácter injurioso y atentatorio contra la honorabilidad” de la institución.

La sentencia alude a la doctrina sentada por Tribunal Constitucional, según la cual “el contrato de trabajo no implica la privación para el trabajador de los derechos que la Constitución española le reconoce como ciudadano, así como la libertad de empresa reconocida en el artículo 38 de la Constitución no conlleva que los trabajadores tengan que soportar limitaciones injustificadas de sus derechos fundamentales y libertades públicas”.

Hanane Bijbij también ha demandado al banco. Alega que su despido nada tiene que ver con un supuesto bajo rendimiento, sino que obedece a la voluntad de la entidad financiera de “discriminarla” y “castigarla por ejercer sus derechos fundamentales”. En concreto, argumenta que su cese atenta con tres artículos de la Constitución: los que garantizan la libertad ideológica, el derecho a expresar y difundir pensamientos e ideas y el derecho de opinión.

Las protestas del Rif

Las protestas comenzaron en el Rif el pasado mes de octubre, cuando Mohcin Fikri, un vendedor de pescado de 31 años, murió aplastado dentro de un camión de la basura. Protestaba junto con otras tres personas porque la policía le ha había confiscado su mercancía, pez espada. Su muerte fue la espoleta que ha vuelto a sacar a la calle la indignación en esta zona del norte marroquí, azotada por el desempleo y la pobreza. Un total de 184 personas fueron detenidas por participar en las protestas. 

No es la primera vez que estallan revueltas en el Rif, que acumula un largo historial de represión por parte de la potencia colonial española y luego por el régimen marroquí: desde la histórica sublevación de Abdelkrim y la derrota de los españoles en Annual en 1921, pasando por la rebelión de 1959, violentamente sofocada por Hassan II, e incluyendo también la primavera árabe en 2011.

Fue entonces, la noche del 20 de febrero de ese año, durante una protesta, cuando cinco jóvenes murieron carbonizados en un cajero automático del Banque Populaire –la matriz del Chaabi Bank– en circunstancias que no fueron aclaradas.

Ahora los rifeños reclaman desarrollo económico y social. Empleo, una universidad, un hospital oncológico –la zona tiene una incidencia de cáncer insualmente elevada, que se asocia al uso de gas mostaza por el Ejército español en los años 20– y el fin de la desmilitarización de la zona, resultado de la represión de 1959.

Pero también piden respeto a los derechos humanos, cuya violación denuncian los activistas. Hablan de asaltos nocturnos a viviendas, detenidos torturados en las comisarías detenidos torturados en las comisarías arrestos masivos. Pese a que el rey Mohamed VI ha anunciado proyectos de infraestructuras turísticas y sociales para la región, a fin de acabar con el descontento, las vías de progreso en el Rif siguen dependiendo de la emigración a Europa y el cultivo del hachís.

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