Trabajo

"Buenas tardes, tienes un pedido pero no veo que te muevas": así controla Deliveroo a su pelotón de autónomos

Un repartidor de Deliveroo en Valencia.

La Inspección de Trabajo en Valencia ha considerado que los repartidores de Deliveroo son trabajadores asalariados y no autónomos, como pretende la empresa. ¿Por qué? Hay muchas razones. Los riders son exhaustivamente controlados por la empresa, de la que reciben formación obligatoria. Deliveroo modifica sus condiciones unilateralmente y en ocasiones cesa su relación con ellos si éstos rechazan trabajo. La empresa establece en última instancia horarios y zonas de reparto. También adopta medidas en caso de ausencia y se dirige a los trabajadores en comunicaciones colectivas con instrucciones detalladas sobre cómo hacer las cosas. Hay más. Los cambios de turno deben ser avisados con antelación y aprobados por la empresa, que también fija las vacaciones. Todo ello queda desvelado por un acta de Trabajo, fechada el 11 de diciembre, que puede ser crucial para el desarrollo de las plataformas digitales en España. infoLibre ha accedido al contenido íntegro de la inspección, de más de cien páginas, que defiende en sus conclusiones la existencia de una relación laboral entre los repartidores y Deliveroo. "Sois la cara de la empresa", señala Deliveroo en una de sus comunicaciones a sus trabajadores. El acta es un golpe en España para la multinacional británica, que en teoría brinda una supuesta flexibilidad laboral a sus repartidores que Trabajo no aprecia.

Deliveroo es un puntal de una nueva tendencia empresarial basada en la prestación de servicios a través de autónomos. A priori es una opción interesante para jóvenes, a menudo en situación de precariedad, que necesitan ingresos pero no quieren vincularse de forma estrecha a ninguna empresa. La idea es que se den de alta como autónomos y pongan su bici o su moto, así como su teléfono móvil, al servicio de la empresa, que les da acceso a una aplicación y les asigna trabajo como repartidores. La teoría dice que pueden ejercer dicho trabajo con un notable control sobre sus horarios y zonas de reparto. La gran cuestión laboral es: ¿Son realmente autónomos o son asalariados? El asunto está abierto en canal y no sólo con Deliveroo, también con otras empresas de la conocida como gig economy, o economía de plataformas digitales, caso de Uber o Cabify.

Por eso es tan relevante el acta de la Inspección de Trabajo, porque por primera vez este organismo del Ministerio de Empleo rechaza el modelo laboral de una de estas empresas, en este caso de Deliveroo en Valencia. La compañía ya ha anunciado que recurrirá en los tribunales el acta de Trabajo. La inspección impone a Deliveroo el abono de más de 160.000 euros en cotizaciones no pagadas. Se avecina una larga batalla judicial. El primer golpe lo ha recibido Deliveroo, cuyos mecanismos de control exhaustivo de lo que teóricamente son autónomos han quedado al descubierto en el acta de Trabajo.

A lo largo de la inspección, los trabajadores afirmaron que no habían tenido oportunidad de negociar sus condiciones y aseguraron –según queda recogido en el acta– que verbalmente se les exigió "exclusividad". Los indicios de relación laboral se multiplican. "La forma de acceso, la sesión formativa inicial, la obligación de descargarse la aplicación, la imposibilidad de realizar el reparto en otro vehículo distinto al admitido por la empresa, la implantación unilateral de la empresa de retribución y de horarios, franjas y zonas de trabajo –en estos casos, previa propuesta de disponibilidad de los riders–, la geololocalización [...], la identificación como repartidores de Deliveroo, la impartición de instrucciones por la empresa, el cobro directo por la plataforma, la inexistencia de clientela propia...", enumera el acta de inspección.

En su primera sesión formativa, los trabajadores reciben instrucciones precisas sobre cómo comportarse al llegar al restaurante y al lugar de entrega del pedido –los puntos A y B de sus rutas–. También sobre cómo darse de alta en el régimen de autónomos. Ello permite a Deliveroo evitar dar de alta a los trabajadores en la Seguridad Social y pagar sus cotizaciones del régimen general. Un buen negocio para la empresa. El problema es que Trabajo considera que en realidad no son, o no deberían ser, autónomos.

"Es ella [la empresa] la que decide finalmente los días, zonas y horarios de trabajo", señala el acta de inspección, que considera escasamente relevante que los repartidores aporten medios como el teléfono o la bicicleta. "Los verdaderos medios de producción son tecnológicos. [...] Los materiales aportados por el trabajador sin insignificantes", señala Trabajo, que destaca además que los riders no tienen "posibilidades de crecimiento" ni relación comercial con los restaurantes. Es Deliveroo la que tiene toda la información, la que hace todo el negocio.

Todo el "poder" para la empresa

La relación de la empresa con sus repartidores "tampoco se adapta, como pretende Deliveroo desde julio de 2017, a la figura del trabajador autónomo económicamente dependiente", añade. Deliveroo apeló a esta figura para zanjar una crisis laboral ocurrida durante el verano, pero para Trabajo no cabe esta apelación. La inspección ve a los trabajadores "insertos en la organización empresarial", que es la que "establece los cuadrantes de prestación de servicios". "La empresa retiene el poder que considera oportuno y dicta las instrucciones que desea, es decir, el trabajador es realmente subordinado aunque la empresa decida [...] ejercer –presuntamente– menor control. Pero esta circunstancia aparentemente menor tampoco es real, dado que la empresa conoce en todo momento dónde está cada rider y el tiempo que ocupa en cada entrega", señala el acta, que añade: "Les realiza avisos y les remite instrucciones al respecto, especialmente en caso de demora", señala el acta. Deliveroo también actúa cuando los trabajadores pretenden hacer un uso excesivo de la supuesta flexibilidad de la que disfrutan. Una comunicación interna de la empresa anuncia: "Se va a realizar un registro de aquellas personas que de forma repetitiva realizan cambios de turno".

Las "instrucciones" son "constantes", acredita Trabajo. Una comunicación de la empresa dice lo siguiente: "La semana que viene hemos programado un par de reuniones de formación, ya que se ha detectado un empeoramiento del servicio. Es obligatorio asistir a algunas de las sesiones". Los repartidores son citados obligatoriamente en puntos de control fijados por la empresa, los llamados "centroides". Deliveroo les dice además cómo deben comportarse, por ejemplo quitándose el casco al llegar, siendo amables... Es más, les indica que son la imagen de la empresa: "Es muy importante vuestra actitud con los clientes, sois la cara de la empresa, siempre presentándoos cuando llaméis al telefonillo, por ejemplo: 'Hola, soy María, de Deliveroo, ¿está (nombre del cliente) ¿Me puede abrir?'".

"No veo que te muevas"

Los trabajadores han aportado a la inspección numerosas conversaciones por medios digitales y mensajes de correo electrónico que ilustran un control minucioso de la empresa sobre su actividad. La empresa, basándose en la geolocalización, apremia a un repartidor con mensajes en estos términos: "Buenas tardes, tienes un pedido pero no veo que te muevas". Hay además una ilustrativa charla entre un trabajador (T) y la empresa (E):

– T: Trabajo ahora a las 8. Pero no creo que el tiempo esté en condiciones a esa hora. Así que te informo de que no creo que me loggee esta noche. Lo siento mucho pero para mí mi seguridad y salud van antes.

– E: ¿Soltaste tu franja de tiempo?

[...]

– T: Estoy bien, pero no creo que lo esté si tengo que repartir en bici dos horas y media con esta lluvia, este viento y este frío.

– E: En ese caso, siento mucho informarte de que sigues siendo responsable de esa franja, si alguien no la coge.

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Desigualdad en la negociación

No hay nada parecido a un acuerdo entre iguales. "Deliveroo elige e impone el precio o remuneración", señala el acta. "No hay bilateralidad", añade. Es más, las condiciones son objeto de modificaciones unilaterales. Existe una "evidente desigualdad en el poder de negociación", señala Trabajo. La supuesta libertad de los repartidores para organizarse con flexibilidad queda desmentida cuando la empresa prescinde en ocasiones de sus servicios si éstos rechazan oferta, como ha acreditado Trabajo. Un rider expresaba así en un mensaje a la empresa su sorpresa al ver que no podía conectarse a la aplicación: "¿En serio? Si me habéis bloqueado la cuenta. Por favor, solucionádmelo ya, esta tarde voy a ir a comisaría, no me dejáis trabajar y no sé por qué".

Uno de los aspectos que de manera más gráfica vincula a los trabajadores con Deliveroo es el material. Los repartidores recibieron –según Trabajo– el siguiente material al firmar sus contratos con la empresa: "Chaqueta, dos camisetas, pantalón antilluvia, soporte para el teléfono móvil, una batería para el teléfono móvil, una caja para transportar los pedidos". Todo ello con el logotipo de Deliveroo.

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