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Industria del juego

El juego 'online' se dispara

Página web de 888 Poker, uno de los operadores con licencia en España.

El sector de juego online no para de crecer en España. Sólo entre octubre y diciembre de 2017, el margen de juego –los ingresos menos los premios repartidos– de los operadores con licencia de ámbito nacional se situó en 173,33 millones de euros, lo que supone un incremento del 37,94% –65 millones– en comparación con el mismo ejercicio del año anterior, según se desprende del último informe trimestral del mercado en línea, elaborado por la Dirección General de Ordenación del Juego. Aunque no son cifras anuales cerradas, los datos presentados a comienzos de febrero por el Ministerio de Hacienda vienen a confirmar, de nuevo, la apuesta cada vez mayor por el juego online en España. Una modalidad que, a pesar de la crisis económica, ha sabido mantener año a año una tendencia alcista que le ha permitido cuadruplicar sus beneficios en sólo un lustro.

La evolución de este mercado ha sido tal que José Antonio Gómez Yáñez, profesor de Sociología en la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M) y experto en la materia, sitúa las apuestas a través de medios electrónicos como uno de los cambios fundamentales que ha experimentado el sector del juego en los últimos años. “Desde su legalización en 2012 con la Ley de Regulación del Juego, este mercado ha tenido un importante crecimiento”, explica Gómez Yáñez en conversación con infoLibre. Según el último informe de Codere, coordinado por el profesor de Sociología de la UC3M, el mercado en línea cerró 2016 con unos beneficios de 444,3 millones de euros, casi cuatro veces más que en 2012 –115,4 millones–, cuando la crisis económica más asfixiaba a los españoles. El crecimiento, además, ha sido constante: 230 millones en 2013, 254,6 millones en 2014 y 330,4 millones en 2015.

Parte importante de esta expansión tiene que ver con el salto de las apuestas deportivas en la red, cuyo margen de juego se ha quintuplicado desde 2012. En 2016, por ejemplo, sus beneficios fueron de 253,1 millones de euros, lo que equivale a casi el 57% de todo el pastel onlineonline. En esta modalidad, explica Gómez Yáñez, se ha experimentado “una simbiosis” entre el segmento en línea y el presencial, cuyos beneficios –272 millones de euros– se situaron ligeramente por encima de los cosechados a través de Internet. Por detrás, un avance importante los casinos online, que se han colocado como segunda fuente de ingresos en el juego en red frente al retroceso sufrido por el póquer, que ha pasado de 68,4 millones de euros de beneficios en 2013 a 57,6 millones en 2016. “Y eso que el juego online era el espacio natural del póquer”, apostilla el experto.

Un mercado gestionado desde paraísos fiscales

A cierre de año, en España había un total de 52 empresas con licencia de juego para funcionar legalmente en España. Pero no todas ellas operan desde suelo español. Según los datos publicados el pasado mes de noviembre por El Confidencial a raíz de la investigación de los Paradise Papers, sólo 29 de estos operadores tienen su sede en nuestro país. El resto funcionan desde el extranjero. La mayoría lo hacen desde dos paraísos fiscales: 12 de ellas desde Malta –Betfair, Bwin o Betway, entre otras– y 4 desde Gibraltar –William Hill u 888 Poker, por ejemplo–. De hecho, el sector del juego online se ha convertido en uno de los principales motores de la economía de la isla mediterránea –1.200 millones de euros, el 12% del PIB–, sólo por detrás del turismo. Y las autoridades maltesas saben de su potencial. Por eso, hasta la fecha, han otorgado más de dos centenares de licencias de juego.

Según señala Gómez Yáñez, estas firmas, aunque estén radicadas en paraísos fiscales, “no evitan el pago del impuesto sobre el juego” que, en el caso del sector online, fija el Estado. “Están muy controladas. Ahora bien, el resto de tributos que afrontan las que tienen su sede en España, como por ejemplo el de sociedades (IS), estos operadores lo pagan en Malta o en Gibraltar”, completa el profesor de Sociología de la UC3M. Las diferencias impositivas son importantes. En nuestro país, las empresas hacen frente a un tipo impositivo de sociedades del 25%. En Malta, aunque oficialmente es del 35% –el más alto de la Unión Europea–, las compañías pueden reducirlo hasta sólo el 5% si los accionistas no viven en la isla y si la actividad de la firma no se desarrolla en suelo maltés. Un imán que ha conseguido enganchar en los últimos años a un buen número de importantes multinacionales.

El juego presencial sigue siendo el rey

A pesar del fuerte boom que ha experimentado desde su regularización, la modalidad online sólo supuso el 5% del pastel de la industria lúdica en España en 2016, cuyos beneficios totales ascendieron a 8.886,2 millones de euros. El 95% restante, 8.441,9 millones de euros, siguió en manos del juego presencial: 3.170 millones procedentes de Loterías y Apuestas del Estado, 937,3 millones de la ONCE y 4.295,5 millones de los juegos de gestión privada. En este último grupo, Gómez Yáñez ha apreciado algunos cambios destacables en los últimos años. En primer lugar, dice, la reactivación de los casinos “como focos de atracción de gente” tras permitir algunas comunidades autónomas que se trasladen “a los centros de las ciudades”. En segundo término, apostilla el sociólogo, “la ralentización del descenso de los bingos”, que están empezando a alcanzar “un cierto equilibrio”.

Por último, explica el profesor de la Universidad Carlos III, la multiplicación, “al hilo de las apuestas deportivas”, de los salones de juego en las ciudades. A finales de 2017, había en Madrid 318 locales de este tipo, frente a los 185 que registrados sólo tres años antes en la capital. Los datos resultan todavía más interesantes si se analiza la evolución por distritos. El mayor incremento se ha producido en Latina, Usera y Puente de Vallecas –desde 2014 se han abierto casi medio centenar de nuevos salones–, donde más del 60% de las rentas no superan los 25.000 euros anuales. Sin embargo, en otros distritos como Centro, Salamanca y Chamberí, donde menos del 10% de las rentas están por debajo de los 25.000 euros al año, en lugar de abrir, se cierran: 4 menos en comparación con 2014.

El sector comienza a levantar el vuelo

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Con los últimos datos sobre la mesa, Gómez Yáñez señala que el sector del juego está empezando a salir de la crisis. “Toda la industria sufrió muchísimo. Llegó a perder más de un cuarto de su volumen de negocio. Ahora, han recuperado una parte de lo perdido”, recuerda. La industria lúdica alcanzó en 2008 la cima: más de 10.700 millones de euros de ganancias. Sin embargo, con el estallido de la crisis económica comenzó una caída libre que se prolongó durante los seis años siguientes y en la que perdió hasta un 27% de sus beneficios. Así, su margen de juego se situó en los 10.299,5 millones en 2009, 9.429,2 millones en 2010, 9.084 millones en 2011, 8.770,3 millones en 2012, 8.353 millones en 2013 y 7.894 millones en 2014. A partir de ese año, el sector comenzó a crecer progresivamente hasta cerrar 2016 con unos beneficios de 8.886,2 millones, lejos todavía de los niveles precrisis.

Con el desplome de la facturación, llegó también la destrucción de puestos de trabajo en el sector. En un lustro, el número de empleos directos se redujo de los 92.056 en 2008 a los 78.815 en el año 2013. “Los puestos de trabajo en Selae –Sociedad Estatal Loterías y Apuestas del Estado– y la ONCE se mantuvieron estables, en torno a 20.000 trabajadores en cada una de las dos vertientes. Donde sí golpeó, y mucho, la crisis económica fue en el juego privado, donde se perdieron unos 10.000 trabajos, pasando de 50.000 en 2008 a unos 40.000 justos en el año 2013”, apunta Gómez Yáñez. Desde entonces, el empleo en el sector ha empezado a levantar la cabeza, aunque todavía no ha recuperado las cotas de antes de la marejada económica: 79.517 puestos en 2014, 79.518 en 2015 y 83.870 en 2016.

En materia impositiva, el profesor de Sociología explica que “las empresas del juego pagan los mismos impuestos que cualquier otra compañía: sociedades, tributos municipales…”. “Sin embargo, tienen algunas peculiaridades que las diferencian del resto de empresas. Por ejemplo, que son clientes finales del IVA, es decir, que no pueden repercutir este impuesto sobre los jugadores sino que tienen que asumirlo ellos en sus cuentas como un gasto más”, añade Gómez Yáñez. En 2016, la tributación sobre el sector dejó en las arcas públicas más de 1.600 millones de euros. Es decir, que las compañías del juego destinaron un 18,8% de su volumen de negocio de ese año al pago de los impuestos. 

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