Precariedad laboral

Los repartidores de Deliveroo y Glovo se organizan para crear una plataforma estatal de protesta

Miembros de la plataforma Riders X Derechos.

El fin de semana del Black Friday también está siendo el de la protesta de miles de trabajadores precarios que hacen posible la fiebre por el consumo con descuentos. La plantilla del centro logístico de Amazon en San Fernando de Henares (Madrid) secunda dos días de huelga –viernes y sábado– para reclamar mejoras laborales. El relevo lo tomarán hasta el lunes los repartidores en bicicleta de Deliveroo, Glovo, Uber Eats, StuartGlovo o Just Eat, que celebrarán en Madrid su primera asamblea estatal.

Convocada por Riders X Derechos, la plataforma que desde hace un par de años intenta organizar a estos trabajadores, la cita será el primer paso para crear una organización de ámbito nacional que coordine las actuaciones de los grupos creados en Barcelona, Valencia, País Vasco y Galicia. “Estamos abiertos a todas las apps”apps, invita Juan José Lavergne, miembro de Riders X Derechos en Barcelona, en referencia a las diferentes empresas tecnológicas que utilizan aplicaciones como única forma de conexión con sus repartidores. Pero los convocantes también esperan contar con la presencia de los trabajadores de Amazon o los taxistas en lucha contra Uber y Cabify. Sindicatos como CGT o partidos como Podemos también respaldarán la asamblea. “Se trata de crear un tejido social de resistencia ante el avance del capitalismo tecnológico que nos abruma”, resume Carlos Iglesias, miembro de Riders X Derechos de Valencia.

La convocatoria servirá para constituir un movimiento estatal pero también intentará reconstruir la plataforma en Madrid, donde ahora se encuentra desarticulada tras prender en Deliveroo y ser “destruida”, asegura Iglesias, con el despido de los repartidores que la iniciaron. Para ello basta una “desconexión” de la app con que la empresa les envía los pedidos. También se debatirá la creación de sus propias aplicaciones. Ya existen dos, una en Madrid, La Pájara, y otra en Barcelona, Mensaka, constituidas como cooperativas de repartidores, a los que se ofrece Seguridad Social y contrato laboral, en lugar de ser autónomos, como en Deliveroo, Glovo y el resto. Ambas han nacido gracias a campañas de micromecenazgo y, en el caso de La Pájara, con un software de gestión abierta. La cooperativa madrileña está trabajando para ampliar su cartera de clientes y la barcelonesa, que consiguió financiación del Ayuntamiento de Barcelona y de la Generalitat, se encuentra en fase de prueba.

Además, los repartidores decidirán si se unen a la movilización que sus compañeros de toda Europa movilización que sus compañeros de toda Europapreparan para el 1 de diciembre. Ese día cumple años –39– Will Shu, el consejero delegado de Deliveroo, y los ciclomensajeros quieren celebrarlo reclamándole mejoras laborales. Fundada en 2013, la empresa cuenta con unos 30.000 repartidores en todo el mundo, de los que un millar pedalean en España, dando servicio a 2.000 restaurantes en una docena de ciudades. La idea es convocar un gran paro europeo, pero los organizadores son conscientes de la dificultad de movilizar a unos trabajadores contratados como autónomos, sin un lugar fijo de trabajo y cuya supervivencia en el puesto depende de un algoritmo: “Tu ratio en el ránking interno de la empresa se calcula en relación con el de tus compañeros”, explica Carlos Iglesias. La idea de hacerles parar un solo día a todos en el continente al completo se les antoja un objetivo casi imposible.

Aun así, no hace ni un mes, el 25 y 26 de octubre pasados, ya se llevó a cabo una asamblea europea de repartidores en Bruselas, donde se analizó cómo movilizar a los trabajadores de la llamada gig economy, la economía de los trabajos precarios conectados con plataformas tecnológicas, y cómo coordinar la lucha por sus condiciones laborales ante los gobiernos y las autoridades de la UE.

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Por el momento, los repartidores han conseguido hacer visibles sus problemas laborales, interesando en su solución a los sindicatos de clase e incluso al Gobierno. “La economía colaborativa está genial siempre y cuando no se utilice como eslogan, porque puede esconder un abuso del autónomo”, criticó la ministra de Trabajo, Magdalena Valerio. La Inspección de Trabajo de Barcelona está llevando a cabo una campaña de vigilancia en estas empresas, enviando cuestionarios a los ciclomensajeros y reuniendo documentación para aclarar si su relación con Deliveroo, Glovo y las demás es laboral –como denuncian los trabajadores– o mercantil –como sostienen las compañías–. En algunos casos individuales ya ha resuelto que los repartidores son falsos autónomos y ha forzado su alta como asalariados. Incluso los tribunales están empezando a reconocer el carácter laboral de la relación de los riders con las plataformas tecnológicas: ya hay una sentencia firme en Valencia a favor de un trabajador de Deliveroo, aunque otra en contra de uno de Glovo en Madrid.

Pero el movimiento no ha hecho más que echar a andar. El 14 de diciembre la CGT ha organizado una nueva concentración y asamblea en Madrid, en la Puerta del Sol, a la que están convocados no sólo los repartidores en bicicleta sino también los trabajadores de Amazon e incluso los de Zara, “que temen el impacto en la plantilla de la puesta en marcha de la plataforma digital” del grupo Inditex, advierte Julio Fuentes, secretario de Organización de la Federación de Transportes del sindicato. Así que los empleados de Amazon volverán en diciembre a cruzar sus protestas con las de los riders: pararán durante el puente de la Constitución, así como el 15 y el 30 de diciembre.

Este fin de semana los repartidores pasearán las bicicletas en manifestación delante de las sedes de Deliveroo y Glovo, además de mostrar el músculo que han ganado hasta ahora con una concentración que esperan masiva en la calle de Barceló, el lugar donde se reúnen, descansan y, quizá, terminen por organizarse.

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