Coronavirus

El coronavirus hace peligrar el modelo 'made in China' y comienza a afectar a los trabajadores españoles

Personal sanitario contratado por la organización del European Robotics Forum, toman la temperatura corporal a la entrada del Palacio de Ferias y de Congreso de Málaga.

Lo que en un primer momento era simplemente una alarma sanitaria ahora se ha convertido también en una alerta económica. El coronavirus continúa acaparando titulares y sumando contagiados alrededor de más de medio mundo. A principios de enero, cuando comenzó a extenderse el brote, la economía mundial permanecía callada; ahora, en cambio, ha comenzado a mostrar su preocupación sin ningún tipo de pudor. Este mismo lunes, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) rebajó al 2,4% su previsión de crecimiento mundial en 2020 por el efecto del coronavirus. España, con más de 150 casos de contagio y la primera muerte ya confirmada, también lo sufrirá. Pero en nuestro país también existe otro riesgo: que el made in China se tambalee. La falta de suministros provenientes del país oriental ha puesto en jaque a algunas empresas españolas que, de hecho, ya han anunciado que verán su producción afectada y, por tanto, tendrán menos ingresos. Sin materia prima no podrán tener producto final. Y los trabajadores, los últimos eslabones de la cadena, podrán ser los primeros afectados. Sobre todo en los sectores que, según el economista Javier Santacruz, se ven más afectados por este tipo de epidemias: el del consumo y el de exportaciones.

China, el epicentro del brote, ha mejorado los datos de afectados y fallecidos por la enfermedad. Sin embargo, sus fábricas, que dotan a medio mundo de materias primas, continúan estancadas y con la actividad hundida. Así lo desveló este lunes el índice manufacturero PMI elaborado por la consultora Caixin, que reveló que el trabajo de los almacenes chinos había caído al 40,3% desde el 51,1% de enero, registrando así su peor lectura desde abril del año 2004. Según los autores de la encuesta, las medidas implementadas para contener la epidemia tuvieron un efecto considerable sobre la actividad del sector manufacturero de China, provocando que los niveles de producción y empleo bajaran al mayor ritmo desde que comenzaron a recopilarse datos hace 16 años. Y esto, lógicamente, ha tenido sus consecuencias en las fábricas de la eurozona que, según el mismo índice, limitaron su oferta durante febrero por los retrasos de las entregas provenientes del país asiático.

En España ese problema ya se ha hecho palpable. Y ha comenzado a afectar, directamente, a los trabajadores. El fabricante de componentes para la automoción Magneti Marelli anunció el pasado 13 de febrero que ponía en marcha un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) para toda su plantilla en Barcelona. El motivo, la falta de materiales provenientes de China. Esa fue la primera compañía en aplicar la medida, pero otras empresas ya la han copiado y han puesto esa opción en el horizonte como posible solución a un problema que poco tiene que ver con los trabajadores. Lo hizo la semana pasada la planta que la empresa Fujitsu tiene en Málaga, que ha puesto en marcha otro ERTE. O la que Volkswagen tiene en Navarra, que ya ha constituido una mesa para negociar el expediente de regulación temporal "preventivo" que no descartan llevar a cabo si comienzan a evidenciar falta de materiales procedentes de sus proveedores italianos, instalados en el país europeo con más casos positivos por coronavirus.

De momento son tres las compañías que han puesto un ERTE encima de la mesa, pero si el brote continúa no se descarta que sean más. Por eso el Gobierno ya se ha pronunciado. El secretario de Estado de Empleo, Joaquín Pérez Rey, anunció este martes que la Dirección General de Trabajo ya se ha puesto manos a la obra para realizar un protocolo sobre las medidas laborales que las empresas pueden llevar a cabo en caso de verse afectadas por el coronavirus. Aun así, descartó que la epidemia afecte de manera directa al empleo. "No hay previsión de impacto en términos de empleo, pero vamos a adelantar las medidas necesarias sin contribuir a la alarma", dijo. Y añadió que el organismo, más que por los expedientes de empleo —extintivos o suspensivos— apuesta por el teletrabajo. "En breve", aseguró, habrá instrucciones a través de la web de la institución.

El Ministerio de Trabajo y Economía Social, por su parte, aseguró también este martes que está analizando la posibilidad de que a los trabajadores afectados por un ERTE les sea repuesto el tiempo consumido de su prestación por desempleo en el caso de que se dé un escenario "de extensión de una pandemia". Pero de momento la institución que dirige Yolanda Díaz pide calma. Según aseguró a Europa Press, todavía no se han producido estas regulaciones de empleo. "Lo que se está analizando ahora es posibilitar que el tiempo de paro consumido durante la suspensión temporal del contrato no compute y les sea repuesto a las personas trabajadoras", explicaron fuentes del Ministerio.

Un "fondo de compensación": los sindicatos van más allá

Que tres empresas ya hayan mostrado su intención de llevar a cabo un ERTE lleva a pensar en la posibilidad de que el número de compañías que apliquen esa medida se multiplique en los próximos días si, como hasta ahora, el coronavirus continúa imparable. Por eso desde UGT ya han elaborado una estrategia. Tal y como explica a infoLibre Gonzalo Pino, secretario de Política Confederal del sindicato, este lunes se reunieron todas las federaciones de la organización para, dice, concretar las exigencias que trasladarán al Gobierno para que se respeten y protejan los derechos de los empleados que, de alguna manera, se vean afectados por el virus. El Ejecutivo, argumenta Pino, "debe garantizar la protección de los trabajadores, pero no sólo en lo relacionado con la salud, sino también en lo relacionado con sus derechos laborales". 

"Desde UGT no vamos a tolerar que sean los trabajadores de cualquier empresa que tenga pensado llevar a cabo un ERTE los que paguen la situación", denuncia. Y para ello, asegura, trasladarán este miércoles al Ejecutivo la propuesta de creación de un fondo de compensación que consiga que no exista la pérdida salarial que sufrirían esos empleados al ser enviados al paro. "Cuando el ERTE se pone en marcha, el trabajador cobra el desempleo, lo que significa que percibe el 70% de su base reguladora, sufriendo una merma salarial importante", explica. "Como los empresarios dirán que no tienen culpa de la situación, y en cierto modo tendrán razón, no les pediremos que compensen esa pérdida, que debería ser asumida por el Gobierno", plantea. 

De no hacerse así, lamenta, habrá "un conflicto". "Vamos a pedir al Gobierno que se reúna con la patronal y los sindicatos para ver cómo resolvemos los efectos colaterales del coronavirus", continúa. Y para ello espera contar con CCOO que, según explica a este diario, ha creado una comisión para tratar este asunto con la que intentará realizar propuestas para más tarde plantearlas a UGT y ponerlas en común sobre la mesa. 

Por otro lado, Pino explica que la otra iniciativa que plantearán al Ejecutivo será la de que las cuarentenas que se impongan a los trabajadores que por su empleo se hayan visto expuestos a la enfermedad dejen de ser incapacidades laborales temporales —es decir, lo que comúnmente se conoce como una baja— y empiecen a considerarse enfermedades laborales. "Así, su salario se compensará de forma diferente y la pérdida económica será mucho menor", explica. 

El sector del consumo y el de exportaciones, los más afectados "a corto plazo"

No todos los trabajadores se verán amenazados por la posibilidad de que el coronavirus se contagie a sus empleos. Hay algunos que, por la labor que desempeñan, tienen más posibilidades de verse afectados por medidas tan drásticas como un ERTE. Según Santacruz, serán los que se dediquen a los sectores que tienen que ver con el consumo y con las exportaciones. "Estos estarán más que afectados", explica desde el otro lado del teléfono. Pero consumo, ¿de qué tipo? Pues según asegura el economista, de casi todos. Y tanto dentro como fuera de España.

"Se va a ver afectado desde el sector del consumo de bienes alimentarios hasta el que demanda bienes de transporte", dice. Las aerolíneas, por ejemplo, ya llevan tiempo tomando medidas para evitar que el impacto económico que asumen que sufrirán sea lo menos fuerte posible. Por eso todas han comenzado a flexibilizar su política comercial para que los pasajeros que tengan viajes a zonas de riesgo pueden solicitar la devolución de su importe o la reprogramación de su viaje. Iberia, por ejemplo, ha ofrecido cambiar los billetes a los pasajeros que vuelen desde o hacia Italia y Japón hasta el 15 de marzo.

Y esto tendrá una consecuencia, también directa, en el sector turístico, según Santacruz. De hecho, la Confederación de Guías Oficiales de Turismo de España (Cefapit) puso de manifiesto este lunes que la preocupación del sector turístico español ante el coronavirus "es real" y que la temporada se presenta "difícil" porque el miedo al virus está llevando consigo "un montón de bajas", según la presidenta de la organización, Almudena Cencerrado. "Ese tsunami que provoca miedo va a perjudicar muchísimo al sector del turismo en toda Europa", dijo. 

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También se verá afectado, continúa Santacruz, el sector del automóvil, "especialmente la industria de componentes, que se quedará muy rezagada por no poder cumplir los pedidos". Y también el textil que, según el presidente de la Asociación Empresarial del Comercio Textil, Complementos y Piel (Acotex), Eduardo Zamácola, podrá tomar medidas como el encarecimiento de los productos para paliar el daño que le provoque el brote. "He hablado con varias marcas y hemos discutido este asunto, desde mi punto de vista creo que es un error, pero creo que es un error no porque el coste va a ser mayor y va a ser menor el margen, sino porque el precio de venta no se fija por el coste, sino porque el producto tiene una calidad determinada de una marca determinada y con una aceptación determinada", aseguró a Europa Press.

Sin embargo, habrá uno que, a pesar de la crisis, conseguirá sacar tajada y salir reforzado, según el economista: el de las telecomunicaciones. "Si uno tiene que quedarse en casa el consumo de datos lógicamente se incrementa y, por tanto, el sector de las telecomunicaciones crece", argumenta. 

La parte positiva, dice Santacruz, es que este impacto no será muy duradero en el tiempo. Ya se vio con las anteriores epidemias y se verá con esta, según augura. "En el momento en el que en Europa, igual que está ocurriendo ya en China, se dé la vuelta a la curva de contagios y se reduzca el número de fallecidos", la situación se resolverá. Y esto pasará, prevé, en un plazo de un mes y medio o, como mucho, dos meses. "Todo lo que impacta sobre el consumo se termina corrigiendo a largo plazo. No es lo mismo que una catástrofe natural, como por ejemplo un terremoto", explica. "Cuando hay destrucción de capital, destrucción de maquinaria o de población, es mucho más difícil recuperarse", sentencia. 

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