Francia

Un exbanquero de Rothschild dirigirá la economía francesa

El nuevo ministro de Economía de Francia, Emmanuel Macron.

LÉNAÏG BREDOUX | MARTINE ORANGE (MEDIAPART)

Arnaud Montebourg ha sido remplazado por Emmanuel Macron al frente del Ministerio de Economía francés tras la crisis desencadenada este lunes a raíz de las declaraciones del primero contra la política económica del Ejecutivo. Exbanquero en Rothschild, ocupó en los últimos dos años la secretaría general adjunta del Elíseo.

Con 36 años, Macron parece vivir ya una sexta vida. Durante dos años, de mayo de 2012 a junio de 2014, fue uno de los pilares del gabinete de François Hollande como secretario general adjunto, puesto desde el que supervisó todos los grandes temas económicos e industriales, incluidas algunas batallas relacionadas con el índice bursátil francés CAC 40 y otras grandes negociaciones europeas. Por sus funciones, estaba obligado a trabajar codo a codo con Montebourg. Y se sabe que ambos se tenían aprecio y que se han prestado apoyo en muchas ocasiones, aunque también que han tenido opiniones contrapuestas en asuntos relevantes como el futuro de la planta de ArcelorMittal en Florange, en la región de Lorena.

A ojos de la izquierda del PS, pero también de los diputados críticos, este antiguo banquero ha acabado por encarnar la deriva neoliberal del Ejecutivo y el poder de los tecnócratas sobre la acción de gobierno. Dejó el Elíseo en junio de 2014, tras ser nombrado secretario general de la sede del Gobierno Jean-Pierre Jouyet, amigo personal de François Hollande y especialista en los mismos temas. Entonces, Macron hablaba de dar clase en grandes universidades extranjeras y permanecía misterioso sobre su futuro.

Su primera vida estuvo dedicada a la filosofía. Fue asistente del fallecido filósofo Paul Ricœur y llegó a comenzar una tesis antes de darse cuenta de que ese mundo no era para él. "Ricœur escribió sus grandes libros una vez cumplidos los sesenta años. Yo no tenía esa paciencia. Era muy lento para mí", explicó. Así que inició su segunda vida y comenzó unos estudios más conformes al aire de los tiempos. El prestigioso Instituto de Ciencias Políticas de París (Science Po) le aburría por su conformismo, la Escuela Nacional de Administración le apasionó. Allí descubrió la vida del Estado, la administración, el poder y la política. Terminó en la inspección de finanzas.

Apenas acabados sus estudios, estuvo tentado por una tercera vida: la política. Comenzó en el ámbito local en Pas-de-Calais, en el noroeste de Francia. Pero entre el joven inspector de finanzas y los caciques de Liévin [una pequeña ciudad del noroeste] la relación no pudo ser peor. Los locales veían en él a un joven ambicioso que venía a pertubar su existencia. "Yo era el joven macho blanco, lo que no podía ser nada más que un hándicap. Nunca consideraron que yo podía aportar algo", contó tras esta experiencia.

Entonces regresó a la inspección de finanzas a tiempo completo. En 2007, tras la victoria electoral de Sarkozy, muchos de los jóvenes que ocupaban puestos similares al suyo se precipitaron a entrar en el gabinete ministerial. Pero él declinó hacerlo, a pesar de tener múltiples llamamientos para que accediera a ser colaborador de Eric Woerth, quien fue ministro de Economía en la anterior etapa. Fue una cuestión de convicción. Él es de izquierda, de una izquierda liberal, sí, pero de izquierda al fin y al cabo.

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Eso no evitó que Jacques Attali, que había recibido de Nicolas Sarkozy el encargo de crear una comisión para el crecimiento, fuera a buscarle. Le acabó nombrando ponente general de esa comisión. Aunque presentados con gran pompa, los proyectos del grupo conocieron la suerte de tantos otros y acabaron guardados en un cajón. Pero ese interludio permitió a Macron ampliar su círculo de conocidos, conocer a otras personas y reflexionar. No quería volver a la Administración de la era Sarkozy. Quería otro trabajo, algo más internacional. "Deberías buscar en la banca de negocios", le sugirió entonces Serge Weinberg, amigo de Jacques Attali. Fue él quien le presentó a la banca Rothschild. Entró en la compañía en 2008. "Tuve suerte, tenía una trayectoria poco inteligible. Nadie podía comprenderlo fuera de Rothschild", señaló.

Allí comenzó la cuarta vida, la del banquero de negocios. Aprendió mucho sobre el mundo de la empresa, las técnicas financieras, las operaciones internacionales, el big business. "Las grandes racionalidades y sus aberraciones", según reconoció él mismo. Se divirtió y escaló puestos. En 2011 se convirtió en uno de los dirigentes con poder más jóvenes del banco. Pero no olvidó la política. De hecho en ese tiempo comenzó a trabajar en el equipo de François Hollande, al que ayudó a poner los mimbres de su futuro programa económico. Su nombre sonó cuando se habló de las personas que auparon al hoy presidente al Elíseo. Y por eso hubo algún cargo para él. Aunque es cierto que hubo dudas sobre el puesto a ocupar. Ahora ya es ministro.  

Traducción: Elena Herrera 

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