Francia

Los 'intríngulis' del caso del exministro socialista francés con cuentas en Suiza

Jérôme Cahuzac

Se acerca el momento de rendir cuentas. Cuando faltan tres semanas para que dé comienzo el juicio contra Jérôme Cahuzac, Mediapart publica el auto judicial que sienta al exministro de Hollande, del 8 al 18 de febrero, en el banquillo, en París. Tendrá que responder al que es el mayor escándalo político-financiero del Gobierno socialista de François Hollande.

El auto judicial remitido al Tribunal Correccional, redactado el 17 de junio de 2015, está firmado por los jueces de Anticorrupción Renaud Van Ruymbeke y Roger Le Loire y es fruto de dos años de investigaciones sobre las cuentas secretascuentas secretas del exministro socialista, cuya existencia desveló Mediapart en 2012.

En dicho escrito, que consta de 28 páginas, los jueces confirman –y puntualizan con elementos desconocidos hasta la fecha– lo que ya sabíamos: la existencia de una cuenta en Suiza, posteriormente transferida a Singapur. También dan a conocer detalles que hacen saltar por los aires las justificaciones de Jérôme Cahuzac y de personas de su entorno, tras su dimisión.

De modo que, ¿las cuentas ocultas “se nutrían exclusivamente” de los ingresos no declarados procedentes de su actividad como cirujano especializado en implantes capilares? Falso: los laboratorios farmacéuticos fueron los principales proveedores financieros de fondos ilegales para el ministro, según la Justicia.

Estas mismas cuentas ¿permanecían intactas desde hacía 20 años? Falso: el dinero negro de Cahuzac le permitió pagarse costosos viajes a la isla de Mauricio y a las Seychelles, en varias ocasiones, entre 2004 y 2007, sin contar con el dinero en metálico que recibió, en mano, en pleno París, en 2010 y 2011, cuando era presidente de la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional.

Descubrimos de este modo, al contrario de lo que se pensaba, que Jérôme Cahuzac también fue cotitular, entre 1997 y 2007, de otra cuenta secreta (domiciliada en la Isla de Man esta vez), junto con su exmujer, Patricia, quien fuera también su socia en la clínica privada propiedad de ambos.

En el caso Cahuzac, sin lugar a dudas, ha habido un antes y un después del 26 de marzo de 2013. Aquel día, cuando el asunto apenas llevaba una semana judicializado, los magistrados recibieron una misiva inédita. “Contrariamente a las declaraciones que he tenido que hacer cuando era miembro del Gobierno, soy titular de una cuenta en el extranjero y deseo proporcionar todas las explicaciones necesarias al respecto”, firmaba Jérôme Cahuzac poco después de presentar su “dimisión” como miembro del Gobierno.

El giro de la frase de Cahuzac resulta interesante. No habla de las declaraciones realizadas, sino de la declaraciones que “tuvo que hacer”. Estas palabras hacen pensar en las confidencias del exministro al escritor Jean-Luc Barré, autor de un libro alegato titulado Dissimulations, cuya publicación está prevista para finales de este mismo mes de enero; una obra que Mediapart ya ha podido leer. De hecho, en el libro, Jérôme Cahuzac dice: “No habría mentido como lo hice si no me hubiese sentido arropado”. Imposible ahondar más. El libro, que incluye más sobreentendidos que información, no precisa quién tapó las mentiras del ministro. Simplemente se habla del “Estado, al más alto nivel”.

La primera cuenta de Cahuzac que identifica la investigación judicial se abrió en el banco UBS el 26 de noviembre de 1992 y tiene el número 556405, según el auto. En esta época, Cahuzac acababa de dejar el gabinete del ministro de Sanidad, con Rocard en el gobierno, donde mantuvo relaciones ambivalentes con la industria farmacéutica, muy lejos de la imagen de Torquemada de los laboratorios que quiso construirse inmediatamente.

Esta cuenta la abrió, como ya se ha publicado, el exabogado Philippe Péninque, próximo a... Marine Le Pen, a quien asesoró. “Lo único que hice fue abrir la cuenta”, se defendió el letrado ante los jueces, que optaron por no imputarlo.

La primera operación registrada en esta cuenta del UBS recoge un saldo de 285.000 francos [43.400 euros], seguida de reintegros de efectivo por valor de 125.240 francos [19.000 euros]. “Esta doble operación invalida las declaraciones de Cahuzac, según las cuales habría ingresado metálico. Ocurre exactamente lo contrario: la cuenta se nutre de un ingreso y después hay un reintegro de efectivo”, dicen los jueces en el auto.

En el escrito judicial, los jueces subrayan que contrariamente a lo que Cahuzac y sus abogados declararon públicamente, el exministro “confirmó haber recibido remuneraciones ilegales relacionadas no con su actividad como médico –las sumas son demasiado elevadas–, sino vinculadas a su actividad de asesor de laboratorios. De hecho, sacó provecho de los contactos privilegiados conseguidos en el Ministerio fruto de las funciones que ejerció con anterioridad en el gabinete del ministro. Para los laboratorios, los desafíos eran muy importantes. Querían comercializar medicamentes con la convicción de que serían rembolsados por la Seguridad Social”.

Durante la investigación, Cahuzac sólo mencionó un nombre, el del laboratorio Pfizer, para el que realizó labores de intermediación en el caso del medicamento Amlor (contra la hipertensión). Cahuzac admitió que dos transferencias, recibidas en enero y mayo de 1993, por importe de 1.321.500 francos [201.000 euros], podían corresponderse con remuneraciones por su actividad de lobby en favor de Pfizer. “Cahuzac no explica el origen de estas transferencias, sólo indica haber trabajado para otros laboratorios como Pierre Fabre, Roche, Sandoz, UPSA”, se sorprenden los magistrados.

“Hola. Soy Birdie”

En su libro Dissimulations, el escritor Jean-Luc Barré da a entender, sin decirlo, que esta cuenta secreta de Cahuzac habría podido servir en realidad a la financiación ilegal del ex primer ministro Michel Rocard (1988-91), cuando éste estudiaba presentarse a las presidenciales de 1995, comicios a los que al final no concurrió.

“El excolaborador de Claude Évin actúa aquí en beneficio propio o devuelve un favor, en el marco de una misión financiera que se le confió en secreto? A sabiendas o no, Jérôme Cahuzac deja la puerta abierta a todas las suposiciones”, escribe Barré.

El escritor, que hace un retrato sin medias tintas de Cahuzac ( “gran seductor aguerrido”, “destello de una inteligencia que se sabe superior”, “una energía y una determinación aliados a un dominio de sí poco común”), habla de la “ironía contenida de quien prefiere callarse una vez más en lugar de largarlo todo”. Y, en última instancia, le hace decir a Cahuzac: “De todos modos, no puedo demostrar nada, así que ¿qué sentido tiene?”. Efectivamente.

En Ginebra, hay constancia de la existencia de una segunda cuenta que viene a sustituir a la primera en 1993. En esta ocasión lleva por número 557847 y, de nuevo, está en el UBS. La cuenta, bautizada como Birdie –un término del golf que indica que se va un golpe por delante– estaba gestionada por el establecimiento financiero Reyl...

Jérôme Cahuzac explicó a los jueces cómo debía proceder para recibir dinero, que previamente se había retirado en metálico de sus cuentas secretas. “Disponía de un número de teléfono. Llamaba y me identificaba como Birdie”. Y el tejemaneje secreto continuaba.

En 2000 y 2001, Cahuzac siguió percibiendo al menos 200.00 francos [unos 30.500 euros] en metálico en su cuenta suiza, según los jueces. Para justificarse, el exministro señaló que “podía suceder que tuviese que trabajar en el extranjero, en países donde el uso de cheques no es corriente”. “No quería traer el dinero a Francia porque habría tenido que declararlo en la aduana. De modo que telefoneaba al número que me habían dado en Reyl. Alguien se presentaba en el país donde yo me encontraba, al que yo entregaba el dinero”, añadió.

Porque los gastos iban a buen ritmo. En 2003, se retiraron 106.715 euros de la cuenta suiza con destino a la banca Mirgos, en concreto, la cuenta de una compañía denominada PMT Systems SA. Una nota interna de Reyl alude a “la compra de un cuadro por parte del cliente”. Según Cahuzac, esto correspondería en realidad “a una transferencia a un tercero que le había adelantado dinero para invertir en Francia”, sin que sea posible saber más.

En 2004, su cuenta secreta le permitió regalarse unas bonitas vacaciones en isla Mauricio por 18.000 euros. También la utilizó para reembolsar un préstamo secreto de 92.000 euros, en 2006, que pasó por el banco Rothschild. El año siguiente, en 2007, la misma cuenta permite financiar una estancia en las Seychelles por importe de 6.000 euros.

En 2009, cuando Suiza anuncia sus intenciones de comenzar a mejorar la cooperación con otros países en la lucha contra el fraude fiscal y el blanqueo, Reyl puso en marcha, para sus clientes más sensibles, un nuevo mecanismo de ocultación. Para Cahuzac, sucede en dos fases, según el auto. En primer lugar, se realiza una transferencia desde la cuenta suiza a nombre de una sociedad panameña, Penderley, y después otra transferencia de la nueva cuenta a Singapur (al banco Julius Baer) a una empresa registrada en las Seychelles, Cerman Limited. En el momento de la caída de Cahuzac, en esta cuenta había 687.076 euros.

Ante los jueces, Cahuzac intentó inculpar Reyl: “El banco Reyl me hizo saber que puesto que permanecía mi voluntad de mantener la discreción, la estructura (inicial) no podía mantenerse. Me decían que yo era un depositante que el banco quería proteger especialmente y que las circunstancias en curso, y futuras, los llevaba a sugerirme diferentes tipos de de gestión, donde se extremaría la cautela. En un primer momento, me explicaron que debía pasar por una sociedad panameña, lo que me dejó perplejo, pero lo hice. Después, me explicaron que habían puesto en marcha una organización muy discreta que llegaba a Singapur. En ningún momento sugerí ni este lugar ni la forma de llegar hasta ese país, no tenía suficientes conocimientos para ello. Firmé lo que me dieron para firmar”.

En un cara a cara con el ministro, François Reyl, máximo responsable de la entidad bancaria, afirmó que el propio Cahuzac pidió “mayor confidencialidad y distanciarse de Suiza”. François Reyl, sublime, incluso llegó a estimar ante el juez que la transferencia a Singapur fue una “operación perfectamente transparente por parte del banco suizo”. Precisó que “opacidad significa ocultar a un cliente, nosotros lo único que hacíamos era reforzar la confidencialidad”.

Los jueces, que no es la primera vez que se enfrentan a montajes fiscales así, lo califican de “montaje sofisticado”. “Su complejidad pone de manifiesto que el banquero conocía bien el proceso –que utilizó para otros clientes–. La transferencia fue meramente virtual. Mediante un registro contable, Cahuzac se benefició de la mayor protección que ofrece Singapur y ello mientras conservaba el mismo interlocutor, el banquero suizo en quien confiaba”, escriben.

Para Cahuzac, la manera que tenía de conseguir el dinero en metálico no cambió con respecto a la época de Ginebra. “Hola. Soy Birdie”, debía decir a su interlocutor de Reyl, tras marcar un número determinado, para ver colmados sus deseos de defraudador cumplidos. En 2010 y en 2011, Jérôme Cahuzac recibió 20.800 euros en metálico, en dos ocasiones. “En las calle de París” en una maleta enviado por la banca, tal y como informó L'Obs

En el auto, los jueces recogen: “Esta entrega de dinero implica un saber hacer y la sostenibilidad de un sistema que permite prestar servicios –en 2011–a un cliente, que constituyen actos de blanqueo: la entrega de dinero en metálico en París en la calle tras sacar dinero de un cuenta abierta en nombre de una empresa exótica en Singapur, tras recibir una llamada del cliente que se oculta bajo un pseudónimo (Birdie), entrega realizada por indicación de un exabogado que reside en Dubái que tiene la firma de la cuenta de la que se retira el dinero, todo esto salpicado por el traslado a un banco de Ginebra de un empleado de Reyl para sacar el dinero en el banco de Ginebra, en cuya sucursal de Singapur está abierta la cuenta”.

El auto de los jueces Van Ruymbeke y Le Loire desvela también que en 1997, cuando es elegido diputado, Cahuzac y su mujer crearon en Londres una empresa llamada Ellendale con apoyo de un intermediario, Anglomax, con sede en la Isla de Man, paraíso fiscal. Se abre otra cuenta secreta en Bank of Scotland. Los dos miembros de la pareja son beneficiarios al 50% de la cuenta hasta 2007, antes de que Patricia Cahuzac pase a controlarse al 100%. Ante los jueces, Cahuzac reconoció haber firmado una procuración para esta cuenta de la Isla de Man, pero aseguró que nunca se ocupó de su gestión. Después de reconocer, tarde, su existencia a la Justicia, en julio de 2013, Patricia Cahuzac legalizó tres millones en Francia.

Por último, el auto señala que Cahuzac endosó a las cuentas de su madre ingresos no declarados de su clínica de implantes. Para el periodo 2003-2010, supone para la pareja la suma de 214.000 euros. Los jueces afirman al respecto: “Cahuzac no daba explicaciones satisfactorias de los hechos de que se le imputaban”. ¿Qué pasará en el juicio?

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Traducción: Mariola Moreno

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