Francia

La comunidad científica reclama transparencia en el caso del ensayo clínico francés

Imagen de archivo de una laboratorio.

¿Se cometió un error en el ensayo clínico que se llevaba a cabo Rennes [norte de Francia] en la molécula del laboratorio portugués Bial, al suministrar una serie de dosis repetida a seis voluntarios, el pasado 7 de enero? El grupo estaba integrado por seis hombres, de entre 28 y 49 años. Eran los primeros en recibir dosis múltiples. Con carácter previo, 84 pacientes habían recibido dosis únicas, sin que se registrasen problemas. En el grupo de los seis pacientes expuestos a dosis múltiples, uno de ellos falleció el 17 de enero, mientras que los otros cinco tuvieron que ser hospitalizados. Cuatro de ellos registraron síntomas graves.

Según científicos británicos de la Royal Statistical Society (RSS), en los ensayos clínicos, es importante escalonar la inclusión de pacientes. O dicho de otro modo, administrar la molécula a un único paciente, respetar un determinado plazo antes de tratar al segundo y así sucesivamente con el fin de poder detener el ensayo lo antes posible en caso de que se registre algún problema.

En el caso del ensayo de la molécula de Bial, que llevaba a cabo Biotrial en Rennes, parece que no se respetó esta norma. Todo indica que los seis pacientes recibieron la primera dosis el mismo día o, al menos, en fechas muy próximas. Según la cronología facilitada por la ministra de Sanidad Marisol Touraine, en rueda de prensa el 15 de enero, los seis pacientes “pudieron haber empezado a tomar el medicamento el jueves 7 de enero”, después de lo cual “en una persona aparecieron los primeros síntomas el domingo 10 de enero” y “progresivamente se hospitalizó a las otras cinco”. El ensayo clínico se suspendió el 11 de enero.

Así las cosas, lo que parece fuera de dudas es que la cronología es muy ajustada. Según el protocolo del ensayo, los pacientes debían recibir una dosis diaria. Este protocolo, cuya publicación solicitó Mediapart a la agencia francesa del medicamento (ANSM), lo publicó el 21 de enero el diario Le Figaro. Al día siguiente, la ANSM colgaba en su página web el protocolo, acompañado de unas precisiones.

No obstante, los especialistas británicos estiman que no basta con la publicación del protocolo. La RSS analizó el problema a raíz de un ensayo clínico llevado a cabo en 2006 en Reino Unido –con dramáticas consecuencias, aunque no hubo que lamentar víctimas mortales– y llegó a la conclusión de que, cuando se testa una molécula en humanos por vez primera, es necesario respetar determinados intervalos de tiempo entre la administración del producto a los diferentes voluntarios. Posteriormente, la Agencia Europea del Medicamento recomendó la introducción de este escalonamiento en el suministro. 

Según la revista Nature, algunos científicos –entre ellos los de la RSS– han hecho notar que el protocolo de Bial no recoge ninguna precisión respecto a dicho escalonamiento de los pacientes y no contiene suficiente información para tratar de entender lo que pudo suceder. Reclaman por ello que se publiquen los dos documentos restantes, el dossier del medicamento experimental (que el laboratorio denomina BIA 10-2474), que contiene la descripción farmacológica del producto, y el “manual del investigador” donde figuran detallados los estudios preclínicos sobre la molécula. Dicho de otro modo, las pruebas llevadas a cabo en animales (ratones, ratas, perros o monos) que permitieron evaluar un nivel de dosis que en principio no debería resultar peligrosa para el hombre.

El laboratorio Bial remitió ambos documentos, así como el protocolo, a la ANSM, que los examinó antes de autorizar el ensayo, el 26 de junio de 2015. La Agencia, a preguntas de Mediapart, ha señalado su intención de publicar la totalidad de los documentos, puesto que se ha abierto un debate en la comunidad científica sobre las condiciones en que se llevó a cabo el ensayo. Aunque, para un especialista consultado por Mediapart, el protocolo de Bial no plantea a priori inconvenientes, otros investigadores sí piensan, como sucede en el seno de la RSS, que los seis pacientes no habrían debido recibir el medicamento experimental en un plazo de tiempo tan corto. Así las cosas, el debate que ahora se abre es si la ANSM no debería haber impuesto un escalonamiento más estricto.

Sea como fuere, en el momento de publicarse este artículo [el 25 de enero, en su edición original en francés], la ANSM, todavía no había publicado ni el manual para el investigador ni el dossier del medicamento experimental de Bial. Aduce que ha “recibido indicaciones expresas en contra por parte del laboratorio Bial a la hora de publicar” ambos documentos, que reclaman los investigadores británicos. Según la Agencia, Bial se escuda en la protección del derecho industrial, en virtud del artículo L311-6 del código de relaciones entre el público y la administración. Se hace necesario dirimir si, en una situación excepcional así, el interés público sanitario no debería primar sobre el derecho del secreto industrial.

Sheila Bird, bioestadística en la Universidad de Cambridge y miembro de la RSS, ha señalado en Nature: “En el mundo se están desarrollando otros estudios en este momento y queremos saber cuáles fueron los problemas de concepción [en el ensayo de Bial]”.

La ANSM sí ha transmitido (o deberá hacerlo con carácter inmediato) todos los documentos en su poder a los investigadores: el caso se encuentra en manos de la Fiscalía de Rennes y del servicio de salud público del Tribunal de Gran Instancia de París y también la Inspección General de Asuntos Sociuales )IGAS) ha abierto una investigación.

No obstante, los científicos que trabajan en ensayos clínicos quieren disponer de información tan completa como sea posible y también lo antes posible. En foros de especialistas se ha puesto de manifiesto la irritación de los investigadores ante la falta de transparencia del laboratorio portugués, como recoge la revista británica Nature. Bien es verdad que, efectivamente en un primer momento sólo conocimos el nombre de código de la molécula, BIA 10-2474, sin poder conocer su estructura química precisa. Y lo que es más, el ensayo no aparecía en las bases de datos públicas y ha sido necesario esperar que se publicase el protocolo para conocer su número en la base europea Eudract donde deben figurar todos los ensayos clínicos llevados a cabo en la Unión Europea desde el 1 de mayo de 2004 (este número es 2015-001799-24).

El protocolo publicado en la página del ANSM contiene elementos de descripción química de la molécula y de su fórmula (3-(l-( ciclohexil (metilo) carbamoil)-1H-imidazol-4-yl)piridina l-óxido). Cabe señalar que en un artículo de Wikipedia aparece otra fórmula, mientras que la fórmula correcta, la que precede, la da otro artículo en inglés. Pero en opinión de los científicos, sería necesario conocer con más detalle los estudios llevados a cabo por el laboratorio sobre la molécula, así como los ensayos en animales, que sólo se describen someramente en el protocolo.

El laboratorio Bial, en un comunicado,  se comprometía a colaborar en la investigación para que se esclareciensen las causas del accidente. Sin embargo, el laboratorio portugués ofrece información a cuentagotas, dando muestras de gran opacidad en sus prácticas. Antes que la ANSM, Bial tiene todos los datos y nada le impide ponerlos a disposición de la comunidad científica, si realmente tiene voluntad por ayudar a que se conozca la verdad.

¿Es realmente su preocupación principal? Otro asunto que afecta a Bial, sin relación directa con lo ocurrido en Rennes, lleva a planearse precisamente esa pregunta. En julio pasado, la prensa se hacía eco de una investigación por corrupción que salpicaba a Bial. El laboratorio está en el punto de mira por haber pagado a médicos para que participaran en estudios y para que prescribieran sus fármacos y por haber pagado primas por llevar a cabo falsas prescripciones de medicamentos. A día de hoy, no se han producido imputaciones. Aunque, claro, el caso no aboga por el sentido de la transparencia, muy desarrollado en el seno del laboratorio portugués.

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Traducción: Mariola Moreno

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