Crisis de los refugiados

Las grandes ciudades de Europa toman la iniciativa para hacer frente a la crisis de los refugiados

Refugiados sirios visitan este jueves al fabricante de hormigón Durtrack en Möllenhagen (Alemania) de cara a incorporarse al mercado laboral.

Las grandes ciudades de Europa son testigos de excepción de la crisis de los refugiados. Desde el verano de 2015 deben hacer frente a situaciones de urgencia muy concretas en materia de alojamiento o de educación. Pese a todo, apenas se tiene en cuenta su opinión a la hora de poner en marcha de políticas dirigidas a responder, en el seno de la UE, a este importante reto: la acogida y la integración de un millón de refugiados, en su mayoría sirios, en territorio europeo. “Debemos participar en la solución”, reivindicó Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, con motivo de la reunión celebrada este martes 5 de abril en Bruselas, a la que asistieron ediles de toda Europa y dos comisarios europeos, entre ellos el griego Dimitris Avramopoulos.

“No sólo queremos prestar más ayuda, sino que tenemos la obligación legal de acoger y de ayudar a los refugiados. Queremos convertir esta crisis en una oportunidad para Europa”, añadió Colau, en un tono muy diferente a los discursos que mantienen los jefes de Estado y de Gobierno, que cada mes se muestran más firmes al respecto. También estaba presente, el alcalde de Atenas, Giorgos Kaminis, quien, desde enero de 2014, has visto pasar a unos 500.000 refugiados por el puerto de El Pireo, y que reclamó la creación de una “red de ciudades solidarias” en Europa, para contrarrestar la falta de solidaridad de algunos países de la UE, en particular del Este de Europa.

La situación en las ciudades de Europa varía, pero los representantes políticos presentes en Bruselas el martes –llegados también de Ámsterdam, Berlín o Leipzig– mostraron su determinación a la hora de superar esta crisis de los refugiados: reclaman más ayudas económicas y exigen que los dirigentes de la UE les consulten sobre asuntos migratorios.

“No existe la menor duda del papel de las ciudades como puntos de llegada, zonas de tránsito o lugares de recepción definitivos”, se puede leer en un informe, publicado con motivo de este encuentro. El documento, editado por la red Eurocities, que reagrupa a 130 ciudades de más de 250.000 habitantes, es un informe –inédito hasta la fecha– que contiene las estrategias puestas en marcha en 34 localidades de la UE (y Noruega), para acoger a los refugiados desde enero de 2014. “La respuesta de los ayuntamientos ha sido positiva en su conjunto, los esfuerzos de las administraciones públicas han gozado del apoyo de la sociedad civil”, recoge el informe que también deja constancia de las “inquietudes relativas al aumento de las tensiones, en las localidades, contra los refugiados”.

El estudio recoge las iniciativas locales en marcha, prueba del pragmatismo del que hacen gala, alejado de los discursos pusilánimes de los respectivos líderes nacionales. Pero la dinámica es frágil. Y es así por que “muchas de las ciudades han tenido que hacer frente a recortes presupuestarios y a la congelación de las contrataciones”, precisa Thomas Jézéquel, autor del informe. Estas son tres de las iniciativas locales en funcionamiento.

En Mannheim, un “comisario municipal para los refugiados”

En esta ciudad del suroeste de Alemania (casi 300.000 habitantes), la corporación municipal creó un nuevo cargo en octubre de 2015, el de “comisario para los refugiados”, que ocupa Daphne Hadjiandreou-Boll. La ciudad de Düsseldorf fue la primera en contar con un puesto así y, desde entonces, la iniciativa se ha extendido a muchas localidades alemanas. “Los Ayuntamientos se han dado cuenta de inmediato de que la crisis de los refugiados tenía un impacto sobre numerosos sectores de la política de la ciudad: educación, transporte, empleo... Algunos han concebido un puesto de comisario con competencias transversales. El trabajo de comisarios consiste en mejorar la comunicación entre los diferentes servicios municipales, pero también sirve de interlocutor privilegiado a la hora de servir de nexo de unión con las autoridades regionales del land y federales en Berlín”, describe Thomas Jézéquel, de Eurocities.

La ciudad de Mannheim tuvo que hacerse con los medios suficientes para albergar 12.000 refugiados en 2014 y 2015 (frente a 80.000 demandantes de asilo a los que acogió Berlín en ese mismo periodo). Gracias a la ayuda del trabajo voluntario de los empleados municipales, el comisario ha puesto en marcha un centro de información dirigido a apoyar a los refugiados en todas las gestiones que emprenden. También se ocupan de la distribución de dinero de las arcas municipales a la hora de financiar parte de la ayuda a los refugiados. Asimismo, las asociaciones locales también pueden solicitar subvenciones. La ciudad se encarga además de la designación de representantes, entre los refugiados, en cada uno de los centros provisionales de alojamiento.

Barcelona: ¿Acuerdos entre ciudades para desesperación de los Estados?

La segunda ciudad española (1,6 millones de habitantes) ya dio que hablar el pasado verano con la iniciativa puesta en marcha, en colaboración con otras localidades, de una red de ciudades refugio. Más allá de lo simbólico de la propuesta, el objetivo era doble: propiciar que se compartirse la experiencia de acoger a refugiados y, sobre todo, presionar al Gobierno de Mariano Rajoy. En marzo de 2016, la alcaldesa volvió a la carga al anunciar, en presencia del alcalde de Atenas, que se había desplazado ex profeso, un preacuerdo con la capital griega: Barcelona se proponía acoger, en el marco de un proyecto piloto, a 100 refugiados bloqueados en Atenas. Pero el anuncio, hasta la fecha no se ha podido concretar porque el Ejecutivo de Mariano Rajoy no ha dado luz verde. “No ha habido respuesta del Gobierno de Madrid”, resumió el martes el alcalde de Atenas, que, sin embargo, no duda en calificar el gesto de Colau de “símbolo político muy fuerte”.

La regidora catalana mantiene un pulso con Mariano Rajoy desde el inicio de la crisis de los refugiados para obligarlo –hasta la fecha, sin éxito– a mostrarse más generoso en la acogida de refugiados. En el marco del acuerdo firmado en verano de 2015 sobre las reubicaciones, Madrid se comprometió a acoger a 16.000 refugiados en tres años. Según las ONG españolas, el país ha aceptado a... 18 personas. En Bruselas, el martes, Ada Colau criticó una vez más la actitud del Gobierno español. “Existen fondos específicos destinados a la integración, gestionados por los Estados miembros [entre ellos, Madrid]. No hemos recibido nada. Y no siquiera disponemos de información sobre dichos fondos”, lamentó. La alcaldesa se refería a la partida europea, poco conocida, el Fami (Fondo de Asilo, Migración e Integración), que la Comisión Europea reparte cada año entre los 28. Más allá de esta batalla, política sobre todo puesto que España lleva en campaña más de un año, la red Eurocities reclama que parte de esos fondos se entregue a las ciudades, sin pasar antes por los Estados miembros, lo que permitiría acelerar el proceso. “No debe haber filtros o barreras en el pago de fondos destinado a la integración”, recoge el informe.

En Malmö, la prioridad es la atención de los refugiados menores no acompañados

La tercera ciudad de Malmö (320.000 habitantes), próxima a Copenhague, es lugar de paso obligado para los refugiados que se dirigen a Suecia. En verano de 2015, cada semana llegaban entre los refugiados unos 40 menores no acompañados. Hay picos semanales de 300 en otoño. El volumen bajó tras la decisión del Gobierno de cerrar a los refugiados el puente que une Dinamarca con Suecia. Se calcula que hay 35.000 refugiados menores no acompañados en este país de diez millones de habitantes: un récord en Europa (comparado con Alemania, que presenta la segunda ratio más elevada de Europa, donde hay 14.000 menores para sus 80 millones de habitantes).

Estos refugiados menores requieren una atención muy particular, tanto en materia de alojamiento como de escolarización. Según la legislación sueca, el Gobierno central debe acoger a las familias de refugiados y a los refugiados adultos que viajan solos, pero son los ayuntamientos los que deben ocuparse directamente de los menores no acompañados. La ciudad de Malmö ha contratado a no menos de 2.000 personas en unos meses para responder a las necesidades que presenta esta población tan específica. Para ello, el Ejecutivo nacional ha desbloqueado una partida de 38 millones de euros, según las cifras de Eurocities. Malmö prevé construir de 20 a 25 escuelas más, en diez años, con un presupuesto entre cuatro y seis mil millones de euros.

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Traducción: Mariola Moreno

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