Terrorismo yihadista

Los terroristas recurren a métodos cada vez más alarmantes para sembrar el pánico

Los terroristas recurren a métodos cada vez más alarmantes para sembrar el pánico

Un alto cargo de los servicios de inteligencia admitía recientemente a Mediapart: “Es verdad que la Eurocopa ha concluido, pero la amenaza no ha disminuido. Además, nos preocupa el descanso de los equipos, muy solicitados, tanto por los servicios de inteligencia como por los servicios de seguridad. Lo realmente difícil es estar en alerta permanente, durante meses, temiendo que algo se nos escape”. Este alto funcionario hablaba… dos días antes del atentado de Niza.

Hace casi dos meses que las fuerzas del orden se encuentran desbordadas. En un comunicado emitido el pasado 21 de mayo, el portavoz del Estado Islámico, Abou Mohammed al-Adnanie, declaraba que el ramadán "[era] el mes de la conquista”. “Preparaos, estad listos… los no creyentes van a sufrir un mes de calamidades aquí y allá”, proseguía el yihadista sirio, uno de los líderes de la organización terrorista.

La organización del campeonato de Europa de fútbol, coincidiendo con el ramadán, parecía apuntar a Francia. Los terroristas detenidos en Bari (Italia) tenían una foto de la Torre Eiffel, a cuyos pies se instaló la fan zone del Campo de Marte. Y, tal y como publicó Mediapart, en un ordenador hallado al día siguiente de los atentados de Bruselas, los investigadores encontraron una serie de e-mails en los que uno de los terroristas pide a su interlocutor en Siria que hiciese un ensayo en ese país, quería saber cuántos kilos son necesarios para volar por los aires un tren en marcha y anunciaba su intención ejecutar, en colaboración con sus cómplices, su plan en Francia durante la Eurocopa.

Finalmente, la cita deportiva se celebró sin contratiempos, no descarriló ningún tren ni hubo kamikazes en la fan zone. Sin embargo, un camión segó más de 80 vidas en la tarde noche que se celebraba la fiesta nacional francesa.

Estamos ante un modus operandi inédito en Francia. Pese a que la región de Provenza-Alpes-Costa Azul es una de las cuatro que concentra mayor número de islamistas radicales, aunque el aprendiz yihadista Moussa Coulibaly había atacado con arma blanca –el 3 de febrero de 2015– a tres militares del dispositivo de vigilancia Vigipirate en esta misma ciudad y, sobre todo, a pesar de que el escenario elegido por Mohamed Lahouaiej Bouhlel, el jueves por la tarde, responde a las indicaciones dadas por Abou Mohamed al-Adnani quien, en septiembre de 2014, exhortó a los musulmanes residentes en Francia, que se encontraban frente a un “infiel francés”: “¡Atropelladlo con el coche!”. Todo ello puede llevar a pensar que el escenario estaba escrito de antemano. Aspecto éste que apuntaba, en su comparecencia ante la comisión de investigación sobre los medios destinados por el Estado a luchar contra el terrorismo desde el 7 de enero de 2015, René Bailly, director de inteligencia a la Prefectura de Policía de París: “Los terroristas escriben siempre de antemano lo que van a hacer. Remito a los números 4 y 5 de esta revista [Dar-al-Islam, el magazine de propaganda del Estado Islámico dirigido a francófonos], en la que Daesh advertía de su intención de atentar en centros comerciales, a policías, militares, medios de transporte –ya ha atentado contra un tren de alta velocidad– y salas de espectáculo. En resumen, hacía un relatorio de sus objetivos”.

Es una de las originalidades del Estado Islámico que, en el momento de escribir estas líneas, no había reivindicado el atentado de Niza [lo haría el 16 de julio]: detalla de antemano su programa terrorista y, al mismo tiempo, sorprende cada vez que ataca.

En su comparecencia ante la comisión de investigación parlamentaria, Didier Le Bret, coordinador nacional de inteligencia, subrayaba “la disparidad de actos cometidos”. “Los hemos padecido todos: actos de envergadura, preparados, planificados, coordinados –los dos ataques de enero y de noviembre–; actos aislados, perpetrados por actores retornados de teatros de guerra en Siria o por otros que sin haber salido nunca del territorio nacional han podido actuar por instigación de un contacto sobre el terreno; en fin, se trata de los llamados lobos solitarios que, autorradicalizados, han tomado una decisión así por razones estrictamente personales, pero con frecuencia influidos por informaciones leídas en internet, como a principios de 2016, en el ataque de la comisaría de la Goutte-d'Or y la tentativa de asesinato de un profesor judío en Marsella”, señalaba Didier Le Bret. Además, a menudo, existe una “diversificación permanente de los objetivos, produciendo un efecto máximo, el famoso efecto de estupefacción”.

Después de los atentados de enero, los franceses podían pensar que los terroristas “sólo” tenían en el punto de mira a periodistas, fuerzas del orden y a una comunidad religiosa. Después de las matanzas del 13 de noviembre, del aeropuerto de Zaventem y del metro de Bruselas, y la de Niza, ya nadie se siente seguro. El jueves 14 de julio se franqueó un paso más respecto al público heterogéneo que estaba sentado en una terraza el 13 de noviembre; al atentar el día de los fuegos artificiales de la fiesta nacional, el terrorista y sus eventuales cómplices sabían que entre las víctimas habría un público familiar y, por tanto, niños.

¿Cómo anticipar lo que no se puede anticipar?

En opinión de Patrick Calvar, el máximo responsable de la Dirección General de la Seguridad Interior (DGSI), que compareció el 24 de mayo en la comisión de investigación parlamentaria citada, si los objetivos son múltiples es porque “los terroristas atacan allí donde les resulta más sencillo. […] Los terroristas, insisto, atacan donde pueden, en función de las competencias que presentan”.

Tal y como se aprecia en el método empleado por los partidarios del Estado Islámico. “Los terroristas cuentan con objetivos generales establecidos por los líderes del EI, pero también tienen una importante autonomía sobre el terreno, relativa a los medios y a la ejecución de los atentados. No están teledirigidos desde Siria”, explicaba el alto responsable de inteligencia, dos días antes del atentado de Niza.

Frente a René Bailly, jefe de la dirección de inteligencia de París, uno de los diputados de la comisión de investigación, Serge Grouard, se mostraba sorprendido, haciendo gala de una intuición que resulta ahora extraña tras la masacre de Niza: “Todo lo que se dice en estos momentos sobre la Eurocopa 2016, ¿no forma parte de una estrategia dirigida a cansarnos para que, en un momento u otro, bajemos la guardia y entonces cometer atentados? […] Los terroristas ¿No buscarán que nos veamos desbordados? Si, ojalá, no sucede nada durante la Eurocopa 2016, quizás habrá que pensar que efectivamente hemos sido muy eficaces, pero también que tienen en marcha otra estrategia…”.

Y, efectivamente, Philippe Capon, líder sindical de Unsa-Policía, constata ahora: “El atentado se ha producido cuando los refuerzos de verano todavía no habían llegado a las zonas más frecuentadas por los turistas. Nueve compañías de CRS tenían que llegar a estos puntos, una de ellas concretamente a Niza. Tradicionalmente, los CRS empiezan su misión estival en julio coincidiendo con las vacaciones escolares, pero de forma excepcional –como no había efectivos suficientes para cubrir esas áreas y garantizar la seguridad en la Eurocopa– el despliegue de los refuerzos se pospuso al 20 de julio. Es muy probable que 70 equipos CRS adicionales, destinados a la zona de Niza, no hubieran impedido el atentado del jueves noche, pero es una muestra más de la voluntad de los terroristas de atacarnos cuando la Policía tiene encomendadas múltiples misiones”.

El pasado otoño, un alto funcionario de la DGSI nos hizo partícipes de la declaración del yihadista, retornado a Francia y quien, tras ser arrestado a mediados de agosto, declaró que Abdelhamid Abaaoud, futuro coordinador del ataque del 13 de noviembre, le había encargado atentar en una sala de conciertos. Según el oficial de inteligencia, el plan debía poner en el punto de mira uno de los festivales de verano, probablemente el Rock en Seine. La amenaza ya había pasado. También supimos que desde Siria se ordenó a yihadistas que contactaran con militantes de extrema izquierda supuestamente próximos a los islamistas, para cometer atacar en la COP21. “Pero todo esto puede que sólo sea humo destinado a intoxicarnos para ocultar la realidad de su verdadero objetivo…”. Semanas después de esta entrevista, se producía la matanza de la sala Bataclan. La cumbre COP 21 se desarrolló sin incidentes.

Previamente, los objetivos se habían multiplicado, atentados frustrados o llevados a cabo parcialmente o que tenían como objetivos pasajeros del tren Thalys, una fábrica Seveso, militares, un prefecto, una diputada… “Estos episodios eran difíciles de entender: ¿por qué lanzar operaciones implicando a individuos aislados, mientras Abaaoud había podido enviar a tres personas a cometer una matanza en el Thalys?”, se preguntaba el juez Marc Trévidic, en su comparecencia ante la comisión de investigación parlamentaria. “En mi opinión, se trataba de ocupar el terreno para preparar una operación de envergadura. En ese caso, podemos identificar una técnica empleada por AlQaeda en el pasado y consistente en multiplicar las pequeñas operaciones, con pocos medios: si funcionan, bien; si no funcionan, mala suerte. Durante ese tiempo, todos los investigadores están ocupados y puede organizarse algo más gordo”.

De modo que, en lo que respecta a las fuerzas y cuerpos de seguridad y a los servicios de inteligencia, ¿cómo se puede anticipar lo que no es posible anticipar? La Secretaría General de Defensa y de Seguridad Nacional (SGDSN) es la responsable de analizar escenarios de catástrofes, peores que los ya conocidos: atentados múltiples, drones con fines terroristas, ataques con explosivos y con productos químicos, etc.

Según informaciones a las que hemos tenido acceso, la DGSE está desarrollando un sistema de alerta vinculado a los métodos de los terroristas. Numerosos parámetros han permitido desarrollar algoritmos destinados a lanzar alertas cuando potenciales clientes completen demasiadas casillas que marquen el paso a la acción. A día de hoy, este software se utiliza de forma experimental.

Mientras, se hace necesario armarse de paciencia y aprender a vivir con la amenaza terrorista. Al menos, ése es el mensaje repetido por Bernard Bajolet, responsable de la DGSE, en su comparecencia ante la comisión de investigación parlamentaria: “Aunque se derrotara a Daesh en el plano militar, los servicios de inteligencia saben que la amenaza persistirá durante varios años […] Francia debe armarse, primero moralmente, para poder librar este largo combate”.

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Traducción: Mariola Moreno

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