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Andrea Ypsilanti: “La coalición de la izquierda alemana es más posible que nunca”

La diputada alemana Andrea Ypsilanti.

Martin Schulz, tras haber sido designado candidato socialdemócrata, frente a Angela Merkel, de cara a las elecciones legislativas del 24 de septiembre de 2017, este domingo fue elegido presidente del SPD, en sustitución de Sigmar Gabriel. En la izquierda, el nombramiento de Schulz ha generado una ola de entusiasmo inesperado y sostenido. Y tanto es así que los partidos de izquierdas alemanes, el SPD, Die Linke y Die Grünen, ya empiezan a considerar seriamente la posibilidad de formar un gobierno de coalición, es decir, una coalición bautizada como rojo-rojo-verde o R2G, en referencia a los colores de las tres formaciones (en alemán, rot-rot-grün).

Un Gobierno de estas características podría poner fin al reinado de la austeridad impuesto en Europa por el tándem Merkel-Schäuble. Pero, para conseguirlo, todavía hace falta que los tres partidos resuelvan sus diferencias y convengan un proyecto común. En este sentido, ya hay varias iniciativas en marcha. Más comprometida que nunca en la definición de ese nuevo proyecto para Alemania, la diputada Andrea Ypsilanti, primera dirigente socialdemócrata que criticó abiertamente la Agenda 2010 de Schröder y también pionera en el intento de formar una coalición regional roja-roja-verde (2008), acepta hablar en esta entrevista del proyecto R2G y de la situación en que se encuentra a día de hoy.

PREGUNTA: En Bruselas, Martin Schulz llegó a muchos acuerdos con los conservadores. Además, siempre ha formado parte del ala derecha del SPD. ¿Por qué se le ha dado el visto bueno precisamente en estos momentos, también en la izquierda de su partido? ¿Y por qué una eventual coalición de la izquierda alemana nunca ha sido tan factible como en la actualidad?RESPUESTA:

La ventaja que tiene Martin Schulz es que, a pesar de su dilatada trayectoria política, es un rostro nuevo. La gente sabe que estaba en Bruselas y es conocido por haberse posicionado contra la ultraderecha. En el resto de asuntos, los alemanes no saben muy exactamente lo que ha hecho allí. También tiene la ventaja de no formar parte de la gran coalición, de modo que puede hablar con libertad sin abrir ningún conflicto diplomático con los conservadores y sin que se le eche en cara su balance de Gobierno. Además, anunció que centraría su campaña en la justicia social y se comprometió a corregir la Agenda 2010: ambas reivindicaciones de izquierdas. De ahí que, pese a su posicionamiento político, desempeñe un papel de superficie de proyección de las esperanzas de cambio de todos los socialdemócratas. Eso explica el entusiasmo que ha generado su candidatura, así como las mayores posibilidades de la izquierda que se derive de ella.

P: Usted dice que Schulz se ha comprometido a dar un un giro a la izquierda, pero ¿qué le garantiza que va a mantener el rumbo?R:

Ese riesgo existe con todos los candidatos y más ahora que todo está en mutación. En poco tiempo, el SPD ha remontado en los sondeos y le pisa los talones a la CDU/CSU; Los Verdes han retrocedido notablemente y la ultraderecha también ha bajado. Un gobierno de coalición de la izquierda es más posible que nunca, pero también la reedición de una gran coalición. De momento, el SPD todavía no tiene programa electoral. Hay declaraciones de Martin Schulz, pero hasta qué punto va a querer corregir realmente la Agenda 2010 todavía está por definir. ¿Quizás nos dirigimos a mantener un debate interno duro?, ¿quizás sea posible desarrollar un programa abierto y progresista? Sea como fuere, parece preferible para todos una coalición roja-roja-verde a la continuación de una Groko con Merkel, incluso para la derecha del SPD, que sueña con otra cosa.

P: En 2008, usted fue la primera socialdemócrata que quiso materializar la coalición de la izquierda para gobernar en el land de Hesse. Este proyecto provocó una fuerte polémica y fracasó. ¿Por qué habría de funcionar ahora a nivel federal’R:

Intenté alcanzar una coalición regional similar a principios de 2008, es decir seis meses después de la creación de Die Linke, que atrajo a muchos exsocialdemócratas decepcionados por la Agenda 2010. Entonces, cualquier cooperación entre el SPD y Die Linke era completamente tabú. Entre los socialdemócratas, las heridas estaban abiertas y eran profundas. Por otro lado, numerosos miembros del SPD bloquearon la iniciativa por el pasado de algunos dirigentes de Die Linke, por su pertenencia anterior al SED, el partido único de Alemania Oriental. Desde entonces, el tiempo ha borrado muchas cosas. Hoy, el land de Brandenburgo está en manos de una coalición SPD-Die Linke. Berlín y Turingia están gobernadas por una alianza roja-roja-verde.

P: ¿Por qué un proyecto R2G?R:

Vimos que no bastaba con tener mayoría en la Asamblea para poder gobernar juntos. También hacía falta conocerse, hablar, hacer propuestas. Ahora bien, existía aquí y allí, en las regiones y a nivel federal, muchos pequeños grupos que estaban trabajando en ese sentido, por ejemplo como nosotros en el marco de nuestro Instituto Solidarische Moderne, un think thank cuyo objetivo es informar y movilizar a la sociedad civil en torno al proyecto de coalición de la izquierda. Surgió la idea de dar lugar a un diálogo verdadero, bautizado como "Trialogue", en el Bundestag. Esto se organizó a finales de 2016 e incluía reuniones mensuales. En la reunión constitutiva, participó un centenar de diputados federales de los tres partidos. Hoy, existen comisiones temáticas. Para el SPD, no era fácil abrir este diálogo siendo miembro de una coalición con los conservadores, que protestaron mucho. Este trialogue no surgió de arriba, pero funciona con el acuerdo de la dirección de los tres partidos.

P: El candidato de Die Linke en las últimas presidenciales, Christoph Butterwegge considera que los conflictos que bloquean una coalición de la izquierda podrían desaparecer con un poco de voluntad...R:

Yo también lo creo. Hay diferencias en lo que respecta a las políticas de Defensa de la política extranjera o también en la magnitud de los cambios que hay que introducir en la Agenda 2010. Por ejemplo, Die Linke quiere suprimir la ayuda Hartz IV, que sustituyó a la ayuda social, y la ayuda que se otorga a los parados de larga duración, en el centro de la Agenda 2010. Los debates versan también sobre la amplitud de la transición energética, sobre el papel del Estado en la protección social o sobre la necesidad de aprobar, o no, una renta universal. A fin de cuentas, es posible llegar a un acuerdo en todos esos asuntos, pero es todavía importante que sintamos el interés de crecer. Los reuniones públicas sobre el proyecto R2G atraen cada vez a un mayor número de personas. Por eso animamos a la formación de foros regionales abiertos, para debatir sobre el proyecto. Ya existen más de una docena. Ése es el sentido de mi compromiso actual: hay que concentrar nuestros esfuerzos en la movilización de todos los que no se expresan y no participan o poco en el proceso político, es decir, en un tercio de nuestros conciudadanos.

P: ¿Qué le sugiere el panorama actual de la izquierda francesa?R:

Es terrible. Se trata de una automutilación. Estoy especialmente irritada tras haber visto cómo los socialistas eligen a Hamon en primarias y, después, apoyan a un candidato socioliberal, que va a pasar a la segunda vuelta con un candidato de la ultraderecha. Al mismo tiempo, los dos candidatos de izquierdas en liza son incapaces de alcanzar un acuerdo y mantienen la división de la izquierda. Lo que se vive en Francia, y también en los Países Bajos con el hundimiento del partido socialdemócrata en las elecciones, confirma el fracaso europeo de los socialdemócratas a la hora de ofrecer respuestas a las crisis de Europa. ____________

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Traducción: Mariola Moreno

Leer el texto en francés:

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