PORTADA MAÑANA
Ver
El fundador de una sociedad panameña del novio de Ayuso gestiona los chequeos médicos de la Comunidad

Austria

La amenaza de la ultraderecha se cierne sobre Austria

Sebastian Kurz, recién elegido líder de los conservadores y actual ministro de Asuntos Exteriores, es uno de los favoritos

Amélie Poinssot (Mediapart)

El joven y ambicioso Sebastian Kurz puede haberle asestado el golpe de gracia. Después de semanas de tensiones en la coalición gubernamental austríaca, el ministro de Asuntos Exteriores, elegido el pasado 14 de mayo líder del partido conservador ÖVP, ha hecho saltar en pedazos la coalición que sustenta el Ejecutivo austriaco. El día de su victoria anunciaba en rueda de prensa que su formación pediría elecciones legislativas anticipadas: “Creo que el primer paso es hacer una propuesta conjunta de cara a los próximos comicios”.

Este anuncio se producía tras la renuncia, la semana anterior, del vicecanciller del Gobierno y antiguo líder del ÖPV, Reinhold Mitterlehner, y de las palabras del propio canciller, el socialdemócrata Christian Kern. “Con seguridad, tendremos elecciones en otoño”, aseguró el mandatario austriaco el domingo. Dos días después, el Parlamento fijaba el 15 de octubre como la fecha para volver a las urnas. Pero antes incluso de que se conociese esta decisión, en la prensa del país, los analistas ya la daban por sentado. Estas elecciones pueden marcar una nueva recomposición política en el continente, precisamente en un año crucial para la UE, con comicios en Países Bajos, Francia y Alemania.

 

[Sobre estas líneas, imagen publicada en Twitter de un momento de la rueda de prensa de Sebastian Kurz el domingo 14 de mayo].

En Austria, donde el número total de votos obtenido por cada partido determinará el reparto final de los escaños, los socialdemócratas (SPÖ) y los conservadores se han alternado en el Gobierno (solos o en coalición, en las últimas décadas) del país desde la posguerra. Esto ha sido así excepto en el periodo 1983-1986 (alianza entre socialdemócratas y extrema derecha) y en el periodo 2000-2005 (alianza entre conservadores y extrema derecha). Fueron los años en los que Jörg Haider y el Partido de la Libertad de Austria (FPÖ) lograron seis ministerios en un gobierno de 16. Y la Unión Europea reaccionó entonces con la imposición sanciones, un procedimiento que no se ha vuelto a repetir.

Con el tiempo, estas coaliciones entre conservadores y socialdemócratas se han ido volviendo cada vez más inestables y han quedado desacreditadas. El año pasado, las elecciones presidenciales pusieron de manifiesto el hartazgo de los votantes ante las políticas “ni de derechas ni de izquierdas”, dando la espalda en masa a estos dos partidos de gobierno: ninguno de los dos logró los votos suficientes para estar en segunda vuelta. Un hecho inédito en la historia política austriaca que hace todavía más improbable la posibilidad, para uno o para otro partido, de conseguir una mayoría absoluta en el Parlamento en las próximas elecciones. Además, el hecho de no llegar a un acuerdo favorece a la extrema derecha: el FPÖ tiene todas las papeletas de convertirse en árbitro en el escenario de los comicios anticipados y de pasar a ser socio potencial de unas formaciones desesperadas por mantenerse en el poder.

Al menos eso es lo que parece querer el ministro de Asuntos Exteriores y nuevo jefe del partido conservador, Sebastian Kurz, que no esconde su ambición por hacer con la Cancillería después de esta recomposición política. Su meteórica ascensión habla por sí misma. Con 16 años, se unió a las Juventudes Vienesas del partido. A los 21, se convirtió en su líder. Tres años más tarde, fue descubierto por el anterior presidente del ÖPV que lo convirtió, con 24 años, en Secretario General de Integración. Fue entonces cuando se convirtió en el blanco de todas las críticas, tal y como recuerda el periodista Philip Aichinger del diario Die Presse: fue tachado de incompetente, se burlaron de él por su corta edad y fue el hazmerreír de muchos. Entonces pudo haber aprendido a hacer caso omiso a la opinión de los medios de comunicación y a hacer “lo que considera correcto”. “Y fue así cómo empezó a ganar posiciones en los sondeos”, continúa el periodista, que asegura también que “Kurz exigió el cierre de la ruta de los Balcanes en un momento en que muchos consideraron como no apropiado. Pero también aprendió a tocar las teclas de los medios de comunicación. Sabe cuándo puede tener éxito: con qué temas y en qué medios de comunicación. Y Kurz también sabe modificar sus ideas políticas, como con la prohibición del burka, que ahora reclama”.

Figura del ala derecha de los conservadores y ardiente defensor de las políticas de seguridad pública, Kurz no se muestra hostil a una alianza con la extrema derecha, tras las próximas elecciones. Tal y como explican los periodistas Marie-Theres Egyed y Nina Weißensteiner: “Sebastian Kurz jamás ha ocultado su preferencia por el negro-azul [en Austria, el negro es el color de los conservadores y el azul el de la extrema derecha], mientras que los rojos [los socialdemócratas] trabajan desesperadamente en una lista de requisitos para alcanzar la coalición. Kurz también se muestra favorable a una coalición negro-azul ya que el actual ministro de Exteriores cuenta, y de buena gana, cómo se politizó en la época de Wolfgang Schüssel y que su primer gobierno negro-azul lo habría conducido a afiliarse a las juventudes del ÖVP”. Efectivamente, fue Wolfgang Schüssel, al frente del Gobierno austríaco en el año 2000, permitió la entrada de la ultraderecha en el Ejecutivo.

A la vista de las convicciones del joven Kurz, la alianza con el FPÖ no parece imposible. Como ministro de Asuntos Exteriores, fue él el que empujó, a principios de 2016, al cierre de las fronteras austriacas para responder con ello a las llegadas de exiliados sirios a Europa. Además, en el seno de la familia del Partido Popular Europeo (PPE) también es “junto con los representantes de la CSU de Baviera, uno de los puntales más fieles del dirigente populista húngaro Viktor Orban”, asegura Blaise Gauquelin, corresponsal de Le Monde en Viena. El domingo 14, durante la rueda de prensa, Kurz mencionó a propósito del mandatario de Hungría: “Acabemos con la división entre buenos y malos y la superioridad moral”. El primer ministro del país vecino le devolvió el favor el lunes felicitándolo por su elección como líder del ÖPV y dijo que su partido, el Fidesz, lo apoyaría para que alcanzara sus objetivos. “Me alegra colaborar con un Partido Popular renovado”, declaró Viktor Orban.

Antes de que los partidos fijaran la fecha de las elecciones anticipadas, los editorialistas austriacos ya habían tomado nota del fin de la coalición gubernamental. “Hay una cosa sobre la que Sebastian Kurz tiene razón siempre”, escribía  Michael Völkerdans del Der Standard, “este gobierno está acabado. Terminado. Que los enemigos de la coalición lleguen a entenderse aun y puedan constituir algo con sentido para formar un Gobierno es tan improbable como ver al canciller Christian Kern convertirse en repartidor de pizzas”.

Es evidente que los conservadores no tenían ganas de seguir colaborando con el actual Ejecutivo. Queda por saber cómo transformará, o no, el nuevo líder del partido (además de aportar juventud) su formación durante la campaña electoral. “La cuestión decisiva para Kurz es ver si se las arregla para llevar a cabo una ampliación real, o si simplemente decora el ÖPV con nuevos nombres y ofrece un pequeño dictador a un partido, antaño grande, al que impone hoy su voluntad y al que, a falta de alternativas, está dispuesto a someterse y en el que quizás sólo proporcione los extras de la puesta en escena de su supuesta súper estrella”. De hecho, Kurz goza de cierta popularidad entre el electorado. “En las filas del ÖPV, el carismático treintañero es visto por muchos como un salvador, la única esperanza de supervivencia para un partido debilitado”, escribe Anthony Mills, el corresponsal en Austria de EUObserver de información europea.

Como era de esperar, la extrema derecha se ha mostrado favorable a esta nueva convocatoria electoral. “Las elecciones en otoño son la única y justa vía”, repitió este lunes Heinz-Christian Sache, el presidente de FPÖ. El líder de este partido, vinculado con el Frente Nacional francés, presentó ante la prensa su nueva campaña. Dicha campaña basa en carteles con su retrato acompañado de las palabras: “Austria siempre contará con él. Mientras que otros se vuelven aparentemente más astutos en víspera de las elecciones”. En las elecciones parlamentarias de 2013, el FPÖ logró el 20,3% de los sufragios. En un país, Austria donde no existe tradición de cordón sanitario, el partido, fundado por antiguos nazis, gobierna, mano a mano con los socialdemócratas, actualmente en Burgenland, región al Este de Austria. _______________

Austria vincula al presunto autor del asesinato de una pareja de ancianos con el extremismo islámico

Austria vincula al presunto autor del asesinato de una pareja de ancianos con el extremismo islámico

Traducción: Alba Precedo

  Leer el texto en francés:

Más sobre este tema
stats