Los diablos azules

Nicola Crocetti: "Los políticos codiciosos e incultos son los mayores enemigos de la poesía"

El editor Nicola Crocetti.

Gabriele Morelli

Nicola Crocetti, de origen griego aunque vive en Milán desde hace medio siglo, pertenece a ese reducido grupo de editores que insisten en publicar poesía "contra toda ley de la física y de la gravedad", como le gusta afirmar. Es decir, sin rodeos, a despecho de la corrupción de la sociedad, de la política y de la cultura. Administra, con grandes sacrificios, una pequeña editorial especializada en poesía que lleva su nombre. Y, sobre todo, pública desde hace treinta años la revista mensual Poesia, su joya, con una tirada de 15.000 copias (hasta el año pasado eran 20.000 pero la crisis le ha afectado bastante). En los 323 números que lleva hasta la fecha ha publicado a más de 3.300 poetas traducidos de 38 idiomas, 35.000 poemas, miles y miles de fotos de poetas y ha vendido unos tres millones de ejemplares. Todo esto sin subvenciones públicas ni privadas (excepto en muy raras ocasiones) y sin anuncios publicitarios. Un pequeño milagro editorial.

PREGUNTA. Estimado director, ¿por qué tanta tenacidad? ¿Para qué sirve, hoy, la poesía?

RESPUESTA. Esto ya se lo preguntaba Hölderlin: "¿Para qué sirven los poetas en una época de miseria?". Se puede contestar que quizás sean útiles para que el tiempo en el que nos toca vivir se vuelva menos mísero.

P. Litoral, fundada por Manuel Altolaguirre, fue definida por Paul Valéry "la mejor revista del momento". ¿Cree usted que se podría decir lo mismo de Poesia, la revista que usted publica desde 1988 y que hoy es la más difundida y la más importante de Europa?LitoralPoesia

R. Tony Harrison, uno de los mayores poetas ingleses, ha dicho en público y en distintas ocasiones: "Yo he viajado por el mundo entero, conozco todas las revistas del mundo y les puedo asegurar que Poesia es la mejor revista del mundo".

P. Su editorial, fundada en 1981, también edita una renombrada colección de libros de poetas italianos y extranjeros con original al lado. ¿Nos podría contar su historia?

R. Yo siempre he traducido poesía, sobre todo del griego, que es mi idioma nativo. Hace muchos años, en la época de la dictadura de los coroneles en Grecia, los editores italianos publicaban de buena gana a los poetas griegos. Sin embargo, cuando volvió la democracia, ya nadie los quería. Entonces decidí abrir una pequeña editorial, para poder publicar lo que me gustaba sin tener que pedírselo a otras editoriales.

P. ¿A qué poetas griegos ha dado a conocer en Italia y han logrado una gran respuesta del público?

R. Sobre todo Ritsos, que fue amigo mío durante veinte años. Luego Elitis, Kavafis, Seferis y muchos otros. En total, hasta ahora, he traducido más de 40.000 versos, especialmente del griego, pero no solo. En 2010 publiqué en Mondadori, junto con el joven y muy hábil filólogo Filippo Maria Pontani, una antología de la poesía griega contemporánea de 2.000 páginas con original al lado, incluyendo a 60 poetas. Ahora estoy traduciendo la monumental Odisea de Nikos Kazantzakis, un poema de 33.333 versos que es la continuación del epos homérico, que ya se ha traducido a varios idiomas, entre ellos al español.

P. ¿Tiene también una colección de narrativa hispanoamericana?

R. Saqué la incuestionable obra maestra Felipe Delgado, de Jaime Sáenz, luego Jesús Urzagasti, Abelardo Castillo, Sylvia Iparraguirre, Luis H. Antezana. Los libros que habría que publicar serían muchos, pero los recursos económicos son escasos. Y es complicado, al ser una editorial pequeña, competir con el poder excesivo de las grandes, que con las sirenas de sus contratos adquieren a los mejores autores. Sin embargo, mi faro es Baudelaire, quien empezó publicando con una pequeña editorial y se le mantuvo fiel durante toda su vida.

P. ¿Sus futuros proyectos contemplan la publicación de algún poeta en lengua española?

R. En nuestro catálogo ya tenemos las Solitudini de Antonio Machado, La figlia dell’insonnia, la primera antología italiana de Alejandra Pizarnik, Arcangelo d’ombra de Clara Janés, Vicoli di Paura de Pablo Luis Ávila y el hermoso Ditemi com’è un albero de Marcos Ana, recientemente fallecido. También tenemos planeada una antología poética de Luis García Montero, quien ya ha aparecido en nuestra revista. El breve listado de libros publicados no incluye las muchas decenas de poetas españoles e hispanoamericanos a los que se han dedicado amplias secciones en Poesia. La revista siempre ha estado muy atenta a la poesía española, especialmente a los miembros de las Generaciones del 27 y del 50, así como a los contemporáneos.

P. ¿Esto implica que usted tiene especial predilección por la poesía española?

R. Es cierto. La poesía española del siglo pasado produjo unos gigantes de la literatura mundial. Baste con citar a Miguel de Unamuno, Machado, Jiménez, Salinas, Guillén, García Lorca, Aleixandre, Cernuda, Alberti, etc. Todos ellos traducidos y publicados en Poesia. El número de enero tendrá en la portada a Miguel Hernández e incluirá una amplia selección de sus versos.

P. ¿Cuál cree que es la razón de tal cosecha de grandes poetas?

R. Creo que los países que han sufrido mucho han desarrollado una gran poesía. Quedándonos en Europa, además de España, es el caso de Grecia, Polonia o Irlanda. Estos países han tenido a distintos Premios Nobel. Entre ellos, cabe citar al irlandés Seamus Heaney, recién fallecido, que pertenecía al comité directivo de Poesia. De hecho, la revista ha tenido en su comité directivo nada menos que siete premios Nobel, además de grandes poetas como Yves Bonnefoy. Es señal del gran aprecio internacional del que siempre ha gozado Poesia.

P. Entre los muchos autores y escritores que ha conocido y que han colaborado con usted, ¿recuerda especialmente a alguien?

R. Es difícil indicar unos pocos nombres entre los 3.300 que he publicado. Lo que puedo decir a raíz de mi experiencia es que los poetas verdaderamente importantes suelen ser también grandes personas y generosos. Unos ejemplos son Seamus Heaney, el griego Ritsos, el inglés Tony Harrison y el caribeño Derek Walcott, a quien considero el mayor poeta vivo de lengua inglesa.

P. Una pregunta con una respuesta acaso previsible: ¿hoy todavía existen lectores de poesía? ¿Se siente a veces como un Don Quijote en busca de su Dulcinea, que usted identifica con el libro y con la poesía?

R. Si se teclea la palabra “poesía” en el Google, salen entre 70 y 80 millones de páginas (a modo de inciso, mi revista aparece entre las primeras). Se trata de un fenómeno de masas y corrobora que hay un interés fuerte y difundido por la poesía. Lo que falta, en mi opinión, es una información adecuada por parte de los medios de comunicación de masas, sobre todo de la televisión. Muchos periódicos reseñan, aunque un poco al azar, libros de poemas. Pese a ello, la televisión –por lo menos en Italia– casi nunca hace referencia a ella, y nunca en los programas importantes y en horario de máxima audiencia. Y hoy, lamentablemente, si la televisión no habla de algo, es casi como si no existiera. Se prefiere dar espacio a los cantautores mediocres antes que a los mayores poetas contemporáneos. La coartada siempre es la misma, resultado de la ignorancia difundida: la poesía no tiene público. No tendrá público en los programas triviales de entretenimiento, aunque la BBC organiza programas sobre poesía a las ocho y media de la tarde, es decir, en horario de máxima audiencia.

P. En su opinión, ¿cuál es el mayor enemigo de la poesía hoy?

R. Creo que son los políticos codiciosos e incultos.

P. ¿Qué opina de los premios de poesía?

R. En Italia hay millares de pequeños premios de pocos miles de euros, que normalmente se otorgan a los amigos de los amigos. Le dan una alegría al galardonado pero no tienen utilidad. Lo que falta aquí es un premio acaudalado y renombrado, como el Premio Reina Sofía en España o como muchos otro en América que son una importante ayuda económica y, a la vez, una consagración cultural.

P. ¿Qué se puede hacer para contribuir en la difusión de la poesía?

R. Nos harían falta los mecenas de antaño, que lamentablemente ya no existen. Joseph Brodskij afirmaba que habría que poner en cada habitación de hotel, además del Evangelio, también un buen libro de poemas. Puede que ayude a que alguien se duerma, pero contribuiría en que muchos descubran la belleza de la poesía.

P. Para concluir, volvamos a Poesia, que ha superado cualquier récord europeo de duración. Tras tantos años de trabajo y dedicación a la poesía, ¿cree usted que una revista sigue siendo un medio fundamental para que el lector conozca la importancia y el significado de la poesía de calidad?Poesia

El legado de la poetisa feminista Alfonsina Storni en el 125 aniversario de su nacimiento

P. Estoy totalmente convencido de ello. A menudo oigo decir que, en la era digital, una revista en papel ya no tiene sentido. Que sería suficiente con publicar los poemas de uno en un blog, colgarlos en la red a disposición del universo mundo. En realidad no es exactamente así. En la web circula una cantidad impresionante de información de todo tipo, y subir poemas con la esperanza de que alguien que no nos conoce los lea es como encomendar un mensaje en una botella al océano. Lo más probable es que no alcance nunca ninguna orilla. Por el contrario, una revista que presume de colaboradores expertos y aficionados garantiza una selección de calidad, y lo que en ella se publica termina en las manos adecuadas.

*Gabriele Morelli es uno de los hispanistas más importantes de Italia. Ha estudiado a autores como Pablo Neruda, Miguel Hernández, Federico García Lorca o Vicente Huidobro.Gabriele Morelli

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