Prensa regional

Malos tiempos para el periodismo de proximidad

Cabeceras regionales en un quiosco de Madrid.

El Día de Castilla-La Mancha, que llegó por última vez a los quioscos el pasado 10 de marzo, ha sido el último. Pero las cabeceras de proximidad llevan años desangrándose en forma de ERE, recortes e incluso cierres totales. Desde 2008, y según datos del Informe Anual de la Profesión Periodística 2012 que elabora la Asociación de la Prensa de Madrid (APM), se han desmantelado las ediciones en papel de más de una quincena de periódicos de ámbito local y regional, aunque este número podría ser superior porque hay muchos casos que no trascienden y porque no existe un censo oficial para este tipo de publicaciones.

En términos económicos, la prensa local y regional está sorteando algo mejor la crisis, pero entre los que resisten sólo están los diarios que han sido tradicionalmente líderes. Es decir, los que pertenecen a grandes grupos mediáticos como Vocento o Moll-Prensa Ibérica –El Correo, Diario Vasco, Levante o La Nueva España– o a familias vinculadas desde antaño al negocio de la prensa –Diario de Navarra o Heraldo de Aragón–. El resultado de explotación de todas estas cabeceras, según datos de la Asociación de Editores de Diarios Españoles (AEDE), arroja números positivos en el ejercicio de 2011, el último del que hay datos disponibles. No obstante, todos vieron reducidos sus beneficios. 

Auge y caída al calor de la burbuja

La dureza de la crisis sí está haciendo que por el camino se estén quedando las segundas cabeceras de muchas provincias. E incluso algunas, como Cuenca o Guadalajara, han perdido todos sus diarios impresos. El pinchazo de la burbuja inmobiliaria ha tenido mucho que ver en esta sangría, analiza Luis Palacio, director del estudio de la APM y editor de la página web digimedios.es. “Por un lado ha desaparecido buena parte del dinero en circulación que la Administración local y regional gastaba en publicidad institucional. Por otro, ha influido el hecho de que algunos empresarios ligados al sector que en su momento invirtieron en medios hayan plegado cuando las cosas han empezado a irles mal”, señala.

Este es el caso, por ejemplo, de Tribuna de Salamanca, diario creado en 1994 por Mariano Rodríguez Sánchez, un empresario ligado al negocio inmobiliario y a empresas de servicio y alimentación que llegó a tener en su poder uno de los mayores grupos empresariales de Castilla y León. Tras presentar concurso de acreedores para varias de sus empresas, decidió también cerrar el periódico. Fue en abril de 2011.

El ejemplo de Tribuna de Salamanca no es ni mucho menos el único. Al calor del boom inmobiliarioempresarios, constructores y promotores se lanzaron a crear periódicos –también muchas televisiones–, aunque no lo hicieron movidos precisamente por su compromiso con la democracia y la pluralidad. Lo cuenta el veterano periodista Joaquín Genís, que a lo largo de su trayectora ha pasado, entre otras, por las redacciones de La Opinión de Málaga, Informaciones Levante de Castelló. "Eran movimientos empresariales para tratar de recaudar dinero acercándose al poder político para conseguir publicidad e influencias. Había mucho mercado, pero se esfumó en nada", relata. En los años de bonanza, asegura, llegó a haber en Castellón hasta cinco cabeceras impresas diarias –Mediterráneo, Levante, Las Provincias, Heraldo de Castellón y la edición en la provincia de El Mundo–. Sobreviven tres. Y con menos páginas y plantillas más pequeñas. 

La publicidad institucional es una de las patas en las que tradicionalmente se ha asentado el negocio de la prensa en general. Su abrupto descenso ha afectado a todos los medios. La inversión destinada a campañas de la Administración Central se ha reducido en un 63% desde 2007. Aunque no está cuantificada, señala Palacio, la caída de la publicidad institucional es mayor porcentualmente en el caso de ayuntamientos y comunidades. Según una estimación realizada en 2008 por Medio Público, la inversión en campañas oficiales se repartía entonces en un 39% (nacionales), 42% (autonómicas) y 19% (locales). 

Una alternativa en lo hiperlocal

En medio de esta crisis del modelo de negocio en el que se venía asentando el periodismo tradicional, Francisco Javier Pérez Latre, profesor del departamento de Empresa Informativa de la Universidad de Navarra, ve una ventana de oportunidad en los medios hiperlocales. “Está por ver de qué manera se busca la rentabilidad, pero es una tendencia en EEUU y tengo la impresión va a más”, señala.

Buscando esa fórmula mágica de la rentabilidad a través de la hiperlocalidad se encuentra también un grupo de periodistas que trabajaban en La Voz de Jerez. Tras perder su empleo con el cierre del diario del grupo Vocento en abril de 2012, decidieron liarse a la manta a la cabeza y montar un pequeño medio en internet, Reporteros Jerez. “Nuestros medios son escasos, así que nos centramos en hacer información hiperlocal, en contar lo que pasa en las barriadas”, dice Pablo Piñero, su director.

Los Bafta no sorprenden ni a los premiados

Informe: Industria de los medios (APM)

Para ahorrar costes, los redactores de este portal trabajan desde sus casa. Y como los ingresos por publicidad son tan bajos, ofrecen también otros servicios como la asesoría de comunicación para empresas o las corresponsalías a la carta. Esta última fórmula consiste en ofrecer su trabajo a medios y agencias de fuera de Jerez interesados en cualquier hecho noticioso que ocurra en la ciudad.

Más allá del drama laboral, el cierre de medios es una clara amenaza a la pluralidad. Al menos es lo que defienden todas las personas consultadas para la elaboración de este reportaje. "Un cierre es un pequeño desastre, se pierde una fuente de información y una oportunidad de que los ciudadanos sepan qué ocurre", analiza Palacio. Una visión similar tiene José Gabriel González Arias, presidente de la AEDE: "El cierre de cualquier cabecera es dramático, pero si hablamos de diarios locales, e incluso de las únicas cabeceras en determinadas provincias, es una sensación de orfandad absoluta".

El profesor Pérez Latre, que investiga los retos a los que se enfrenta el sector, cree, sin embargo, que el cierre de diarios es algo que viene marcado por el signo de los tiempos. "Es una amenza, pero no se pueden mantener artificialmente voces", concluye. 

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