Entrevista

Yolanda Álvarez: “El aparato de propaganda al servicio del Gobierno de Israel nos acosa a diario”

Esta semana la dirección de Informativos de TVE comunicó a Yolanda Álvarez su cese como corresponsal en Gaza, según confirmó ella misma a través de su cuenta de Twitter. Pocas horas después, el diputado del PP Agustín Conde celebró públicamente esa destitución y acusó a la periodista de "parecer una activista de Hamás en contra de Israel".

En esta entrevista con infoLibre, Yolanda Álvarez agradece las múltiples muestras de apoyo recibidas y se declara convencida de que "la ciudadanía quiere un periodismo independiente y de calidad, que no obedezca a servilismos ni intereses políticos ni económicos". Además, denuncia que la hasbará, el aparato de propaganda al servicio del Gobierno de Israel, acosa diariamente a los periodistas a través de las redes. Y, tras destacar que es "muy triste y preocupante" que un periodista se convierta en noticia por las presioness recibidas, termina con la siguiente reflexión: "La noticia real es lo que está sucediendo. En la Franja de Gaza, siete meses después de que acabara el enfrentamiento armado, la población está en una situación de desesperación y desesperanza que ya nadie cuenta, porque ya no es noticia".PREGUNTA: El Consejo de Informativos ha calificado de "infame" el tuit en el que un diputado del PP la acusaba de "parcialidad" y de "parecer una activista de Hamas". ¿Cómo se ha sentido al conocer esa descalificación?

RESPUESTA: Creo que quien ha emitido esa descalificación deja en evidencia que mi no renovación en Jerusalén, después de las conocidas presiones de la Embajada de Israel a TVE sobre mi cobertura de la guerra de Gaza, no responde a criterios profesionales, sino de otro tipo. Me parece una injuria, pero también una torpeza, porque deja a las claras que desde dentro del partido que gobierna –no olvidemos que es un portavoz en el Congreso–había voces que pedían mi cese con los mismos argumentos insidiosos que ha utilizado la Embajada para desacreditar mi trabajo. Es por todos sabido que yo cubría el conflicto desde Gaza mientras mi compañera Érika Reija lo cubría desde Jerusalén e Israel. Y en crónicas sobre el terreno sacamos cohetes lanzados por Hamás y otros grupos armados palestinos, así como milicianos poniendo a salvo sus armas. Pero que mostráramos el sufrimiento de casi dos millones de civiles atrapados en un enfrentamiento armado, con ataques a las escuelas de la ONU, y masacres contra población civil –tres cuartas partes de las víctimas palestinas eran civiles, según la ONU–, nos convirtió en testigos incómodos de un conflicto que siempre ha sido asimétrico y que se intenta deshumanizar.

P.: En todo este proceso múltiples compañeros y profesionales, asi como espectadores le han dirigido mensajes de animo. ¿Qué les puede decir?

R.: Quiero dar las gracias a todas las personas, entidades, profesionales y compañeros que han mostrado públicamente su apoyo. Sus mensajes son incontables y muchas veces se me llegaba a bloquear Twitter de tantas respuestas. No tenían por qué hacerlo, pero en general supongo que lo han considerado una decisión injusta y que no se correspondía con el trabajo que he realizado en estos casi cuatro años como corresponsal. Creo que es una muestra de que la ciudadanía quiere un periodismo independiente y de calidad, que no obedezca a servilismos ni intereses políticos ni económicos. Por eso, considero importante que la ciudadanía exija una legislación que garantice la independencia y la calidad de los medios públicos, al margen de quién gobierne.

P.:Es indudable que ha contado con el apoyo de los organismos profesionales y de representación de los trabajadores de TVE, pero ¿ha echado de menos una postura más decidida en su defensa por parte de la dirección? 

R.: Cuando sufrí las acusaciones de la portavoz de la Embajada israelí en España, Hamutal Rogel, a través de su post en Facebook, la dirección de TVE me comunicó que respondería de la misma forma, a través de una red social. Y lo hizo por la noche con un tuit, que yo misma agradecí públicamente. Un profesional siempre espera que su empresa salga en su defensa y, aunque hubiera deseado más firmeza y contundencia en la respuesta, me pareció que al menos me apoyaba. Ahora, evidentemente, no hay reconocimiento ni apoyo al ver la decisión que ha tomado la Dirección de Informativos de no renovar mi contrato, cuando yo le mostré mi voluntad de quedarme aquí un año más o que me enviaran a otra corresponsalía, y a pesar del reconocimiento público de mi trabajo, por el que me han concedido el premio Libertad de Expresión 2015.

P.: Con la perspectiva del tiempo, ¿cuál es su opinión sobre la salida y regreso a Gaza?

R.: Cuando estaba en Gaza, la Dirección de Informativos me llamó para ordenarme que saliera argumentando razones de seguridad, por recomendación del Ministerio de Exteriores español. Creo que todos los profesionales que hemos cubierto conflictos sabemos que esa recomendación es un deber del ministerio para sus ciudadanos españoles en situaciones peligrosas. Pero creo que las direcciones de los medios deberían dejar esta decisión en manos del profesional que está en el lugar del conflicto y cuenta con más información sobre el terreno.

Es un riesgo que los periodistas asumimos: arriesgar la vida para contar lo que creemos que la ciudadanía tiene derecho a conocer. Sé, por propia experiencia y de otros compañeros, que en la gran mayoría de casos, la dirección de TVE ha dejado esta decisión en manos del corresponsal o enviado especial. Esta vez, no fue así. Yo pedí quedarme hasta que mi salida fuera segura: en esos momentos, cruzar el paso de Erez era incluso más peligroso que quedarse en Gaza ciudad, por lo virulento de los combates, una vez iniciada la invasión de la Franja por las tropas israelíes. Salí en un autobús coordinado con el Ejército israelí y la ONU, con otros periodistas extranjeros y españoles, que se tuvo que detener antes de llegar al cruce fronterizo, porque no cesaban los bombardeos israelíes ni el lanzamiento de cohetes palestinos.

Al salir, al día siguiente, la portavoz de la Embajada publicó su post en Facebook acusándome de activista de Hamás. Yo insistí en volver a la Franja para seguir cubriendo el conflicto, igual que también insistió el jefe de Internacional, y la dirección aceptó, después de la polémica acusación. Y volvimos a insistir para entrar una tercera vez, con una reticencia mayor de la dirección, que finalmente aceptó. A mí siempre me dijeron que era por motivos de seguridad, aunque me reconocieron que había llamadas de la Embajada israelí quejándose de mi trabajo. Creo que esas llamadas son una forma habitual de operar de la Embajada de Israel con muchos medios: la cuestión es si el medio accede a esas presiones o defiende a su profesional sobre el terreno.

P.:Piensa que sin voces independientes y profesionales la información que nos llega de Oriente Próximo a través de las grandes agencias reflejaría la realidad?

R.: No, son sobradamente conocidas las presiones de los grupos de poder, los lobbies y de la hasbará, el aparato de propaganda al servicio del Gobierno de Israel, que nos acosa diariamente a través de las redes e intenta difamarnos y desacreditar nuestro trabajo. Las grandes agencias también sufren esas presiones, quizás aún más que los medios. Es necesario el punto de vista de periodistas que no sean israelíes ni palestinos, ni parte de este conflicto, para contar lo que está sucediendo desde aquí.

Hoy mismo he descubierto que @davidyabo, un tuitero miembro de la hasbará, que acosa diariamente a los periodistas españoles en Israel, publicó un tuit el mismo día que comuniqué que no renovaban mi contrato diciendo: "Esto escribí a principios de mes. Los rumores comenzaron en el mes de enero.", que remite a otro tuit suyo, con fecha 5 de marzo: "A una activista pública le queda en este país dos telediarios, nunca mejor dicho. Este mes sus jefes deciden si continúa difamando a Israel". Este último lo publicó 3 semanas antes de que me comunicaran la decisión. Creo que hay claros indicios de que quienes nos acosan desde aquí conocían lo que se estaba fraguando desde España. ¿Cómo saben en qué momento la Dirección de Informativos está valorando nuestra renovación o no? Creo que jactándose de lo que para ellos significa una "victoria" o algo que celebrar reconocen su implicación y que se ha presionado para mi cese.

P.: Ha afirmado en Twitter que su salida de Jerusalén "no responde a criterios periodísticos". Si por usted fuera, ¿seguiría un año más?

R.: Creo que lo más lógico y lo más económico para el erario público sería que yo siguiera un año más y agotara los cinco que se puede estar en un destino, a pesar de que el trabajo aquí es difícil. Ahora es cuando más conozco el terreno y me parece que en tiempos de crisis, hay que evitar gastos extraordinarios, y los cambios de corresponsal siempre generan gastos. Además, después de la polémica, me parecía lo más sensato, para evitar que la gente pudiera pensar que mi cambio se podía deber a presiones del Gobierno de Israel o a razones políticas.

P.: Durante su trayectoria profesional no había estado nunca en el ojo del huracán como en los últimos meses. ¿Echa de menos el semianonimato del trabajo diario, al margen de circunstancias como estas?

R.: Es curioso, mi primera cobertura que incomodó a un Gobierno fue en Irán, durante las elecciones de 2009, en las que se produjo la marcha verde que acusaba de fraude a Ahmadinejad. Entonces, Irán fue expulsando a los equipos extranjeros porque nuestro trabajo les resultaba incómodo. No he vuelto a sentir presiones hasta la guerra del pasado verano entre Israel y Gaza. Por supuesto, tanto el Gobierno de Israel como Hamás intentan ejercer control sobre nuestras informaciones, pero yo siempre he ejercido el periodismo libremente, sin sentirme condicionada por ninguno de los dos. Si no, no es periodismo. Es muy triste y preocupante que un periodista tenga que convertirse en noticia por acusaciones graves, constitutivas de delito, y por presiones. Porque la noticia real es lo que está sucediendo. En la Franja de Gaza, siete meses después de que acabara el enfrentamiento armado, la población está en una situación de desesperación y desesperanza que ya nadie cuenta, porque ya no es noticia.

Más sobre este tema
stats