Televisión pública

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Televisión Española termina 2015 con un 9,8% de audiencia. Es el peor dato de toda la historia de la televisión pública en España, y pone un punto y seguido en el deterioro iniciado desde que llegó al poder Mariano Rajoy a finales del 2011. En aquel momento, La 1 tenía una cuota de pantalla del 14,5, y llevaba tres años consecutivos como líder de audiencia, aupada por unos informativos muy por encima de las cadenas privadas en número de espectadores, y –lo que es más importante– en prestigio nacional e internacional. La ya agotada legislatura del Partido Popular deja una RTVE en crisis y con servicios de información bajo la lupa por manipulación y censura.

Si nos atenemos a los datos, La 1 es tercera cadena nacional en 2015 con el 9,8 de de shareshare. Muy lejos del 14,8% con el que lidera Telecinco y a casi cuatro puntos de Antena 3, que obtiene un 13,5 de cuota de pantalla. A esto además hay que sumar el estrecho margen que la separa de la cuarta cadena con mayores índices de audiencia, laSexta, que alcanza un 7,4%, mejor dato desde que llegara a las pantallas en el año 2006. En cuanto a los informativos, la tendencia es muy similar: La 1 se sitúa, en el cómputo general, como tercera opción tras Telecinco y Antena 3, y sólo compite con esta última cuando suma las audiencias del Canal 24 horas.

El presidente de RTVE sostiene que no existen purgas, redacciones paralelas ni manipulación en los Informativos

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Un vistazo a los espacios más vistos del año –al margen de debates electorales con difusión múltiple– permite comprobar que las cinco emisiones de mayor éxito son de La 1, si bien todas corresponden a la retransmisión en directo de eventos deportivos –especialmente partidos de fútbol de ámbito europeo–, por lo que no son datos que puedan responder al buen trabajo realizado desde el ente público, sino única y exclusivamente a la inversión económica que la cadena crea conveniente realizar. Es más, entre los cincuenta programas de mayor audiencia de la televisión en España, sólo queda fuera del deporte la trasmisión del festival de Eurovisión. Ninguna serie de producción propia, ninguna película, ni programa emitido por TVE figura en la lista. Un hecho que sí se da en sus principales competidoras. Una muestra significativa del deterioro de la cadena pública es el mes de diciembre, periodo en el que La 1 se mostraba imbatible gracias a las trasmisiones del sorteo de la lotería de Navidad, y los programas especiales de los días 24, 25 y 31; sin embargo, en este 2015, y a pesar de liderar los ya emitidos, La 1 vuelve a situarse como tercera opción.

En los cuatro años de legislatura, RTVE ha estado mermada por los recortes decididos por el gobierno Rajoy, que la oposición cifra en mil millones de euros, y han conducido a la corporación a un déficit crónico. En paralelo, primero bajo el mandato de Julio Somoano, y después con el de José Antonio Álvarez Gundín, los programas informativos han ido perdiendo audiencia y credibilidad. Las denuncias realizadas por el Consejo de Informativos sobre casos de censura y manipulación comenzaron en el seno de la propia redacción, para continuar en comunicados a la opinión pública e informes ante el propio Congreso de los Diputados y el Parlamento Europeo, y fueron refrendadas por organizaciones profesionales de periodistas, como la Federación Europea de Periodistas y el Instituto Internacional de Prensa (IPI). En este contexto, los programas especiales sobre convocatorias electorales –tradicionalmente liderados por TVE– han sido ampliamente superados por otras cadenas, con mención especial para laSexta, que ha duplicado en varias ocasiones a La 1.

Con estas condiciones, RTVE afronta 2016 llena de incertidumbres. La actual dirección, sostenida en exclusiva por el PP, aparece como provisional dada la representación política obtenida el 20-D. El mandato de José Antonio Sánchez, que en teoría se extiende hasta bien entrado 2017, no está claro que pueda soportar la oposición de dos terceras partes del Congreso. No obstante, la falta de una opción clara para constituir un nuevo Gobierno muestra a las claras la dificultad para encontrar un nombre de consenso para encabezar la corporación.

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