Se vende ejército privado

Los innumerables conflictos bélicos repartidos por toda la geografía mundial han provocado que las empresas de seguridad privada se hayan convertido en el mejor aliado de los Gobiernos, especialmente el de los Estados Unidos. Entre ellas, destaca Blackwater, que posee el ejército de mercenarios más grande del mundo.

Según publicó el periodista Jeremy Scahill en The Nation, Blackwater ha sido vendido al grupo de productos agrícolas norteamericano Monsanto.

Blackwater ha tenido que cambiar de nombre hasta en dos ocasiones. Primero pasó a denominarse Xe Services y actualmente lo hace bajo el nombre de ACADEMI, todo ello para limpiar su imagen tras los escándalos en los que se vio inmerso, como el ocurrido en 2007 cuando fueron acusados de matar a 17 civiles en la plaza Nisour de Bagdad, en la guerra de Irak. Actualmente sigue siendo el mayor contratista del Departamento de Estado de los Estados Unidos. El 90 % de su negocio procede del Gobierno norteamericano. Aunque empresas como la petrolera Chevron, Walt Disney, Royal Caribbean Cruise Lines o los gigantes financieros Barclays y Deutsche Bank cuentan con sus servicios, según los documentos obtenidos por The Nation.

Scahill señala que los contratos con el Gobierno norteamericano se realizaron a través de dos sociedades propiedad del exagente de los SEAL (grupo especial de la Armada de los Estados Unidos), Erik Prince: Total Intelligence Solutions y Terrorism Research Center. Aunque su estructura va más allá. El New York Times denunció que Blackwater había “creado una red de más de 30 empresas ficticias para obtener millones de dólares en contratos con el gobierno estadounidense después de las duras críticas recibidas por su actuación en Irak”.

Su plantilla está formado por exagentes de la CIA, Seguridad Nacional y de los principales ejércitos de todo el mundo, incluidos españoles. Los gobiernos de todo el planeta suelen contratar sus servicios para proteger sus intereses en los países en conflicto y para mantener limpia su reputación.

El relato de Scahill señala que la venta se produjo a través del inversor privado USTC Holding (consorcio de inversores liderado por las firmas de capital privado Forte Capital Advisors y Manhattan Partners), relacionado con Monsanto, pero no reveló ni el precio, ni las condiciones del acuerdo. Una estrategia muy utilizada para intentar ocultar la identidad del comprador real.

La misma semana que se publicó el reportaje en The Nation, la ONG Vía Campesina anunció que la Gates Foundation, la fundación privada de caridad más grande del mundo fundada por Bill Gates y Melinda Gates, se gastó 23 millones de dólares en comprar medio millón de acciones de Monsanto. Lo que dio como resultado la unión de dos de los mayores monopolios del mundo. Bill Gates controla alrededor del 90% de la cuota de mercado de los ordenadores personales y Monsanto cerca del 90% del mercado mundial de semillas transgénicas y comerciales. 

Blackwater, Monsanto y Gates, tres empresas interrelacionadas, pero ante los ojos de los ciudadanos no tienen nada que ver entre ellas. Incluso la Gates Foundation ganó el premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional en 2006 por donar diez mil millones de dólares a obras de caridad y proyectos no lucrativos.