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Siria

¿Qué pasó la noche del 21 de agosto en Siria?

¿Qué pasó la noche del 21 de agosto en Siria?

Los inspectores de la ONU desplazados el lunes a Moadamiyeh, en el barrio de Guta (Damasco), una de las zonas afectadas por el ataque el pasado miércoles 21 de agosto, deberán determinar si se emplearon armas químicas en la masacre cometida. Aunque inicialmente se vieron sorprendidos por un tiroteo, tan pronto como los enviados especiales de Naciones Unidas dejaron la zona, los bombardeos continuaron.

Los opositores al régimen sirio, combatientes y diversas ONG presentes en la zona han hecho un primer balance espeluznante de lo sucedido aquel miércoles. Según el colectivo de médicos sirios que conforma la UOSSM, más de 1.300 personas murieron por efecto de los gases tóxicos. De los fallecidos, el 67% son mujeres y niños. El personal sanitario del área de Guta atendió a 9.838 personas, entre ellas 3.041 en estado grave.

Médicos Sin Fronteras, que da apoyo a varios hospitales en esta zona, ha constatado la muerte de 355 pacientes que presentaban "síntomas neurotóxicos". "Los síntomas que se nos han comunicado, el esquema epidemiológico de los hechos –caracterizado por la afluencia masiva de pacientes en un lapso de tiempo muy corto, la llegada de los pacientes y la contaminación del personal que prestó los primeros cuidados– sugieren la exposición masiva a un agente neurotóxico", ha precisado MSF en un comunicado difundido el pasado sábado.

El viernes, la ONG Violations Documentation Center in Syria (VDC), que trabaja sobre el terreno con una red de militantes y abogados, hacía público un informe muy preciso sobre el ataque ocurrido en la noche del martes al miércoles (se puede leer el informe, en inglés, aquí). Los diferentes equipos de VDC establecidos en la Guta oriental estuvieron presentes en el 80% de los puntos de asistencia sanitaria existentes y pudieron recoger testimonios sobre el desastre humanitario.

Según dichos testimonios, se lanzaron una decena de misiles cargados de agentes tóxicos en las localidades de Zamalka y Ein Tarma, en la Guta oriental, así como en la localidad de Mouadamiyé, en la Guta occidental. Sin embargo, toda la Guta quedó sumergida en el horror aquella noche. Tras los primeros bombardeos, las víctimas se dirigieron inmediatamente a los centros sanitarios situados en los suburbios, contribuyendo así a acelerar la expansión de la contaminación. La Guta es un distrito ya de por sí muy masacrado; por su condición de feudo de los insurrectos, hace semanas que la Guta es asediada y bombardeada de forma continua por parte de las tropas del régimen sirio, mientras que la asistencia sanitaria se ha prestado en hospitales de campaña.

Nadie ha salido indemne. Ni los médicos, ni el personal de atención parasanitaria, ni los voluntarios, ni los militantes que se han desplazado hasta el lugar de los hechos para recabar información. "Dada la falta de máscaras y de ropa adecuada para llevar a cabo las prospecciones, la mayor parte del personal ha quedado contaminado en el momento de la evacuación, al prestar ayuda", según informa la ONG. En el punto de asistencia de Khawlaani, los médicos se vieron obligados a utilizar atropina para animales, proporcionada por un veterinario, dado que hace meses que se agotaron las existencias. En otros lugares, como en Hamourieh, sencillamente no quedaban más antídotos que administrar.

La ONG también confirma que los objetivos eran civiles. En Zamalka, un misil cayó en la calle Tawfik, al lado de la mezquita, en una zona muy poblada. Si bien tanto la Guta oriental como la Guta occidental son los bastiones de la insurrección y la base de operaciones del Ejército Sirio Libre (ESL), los objetivos alcanzados por los misiles se encontraban lejos de las zonas de combate y de las posiciones militares del ESL. "No han dirigido sus ataques al Ejercito Sirio Libre, sino a civiles", asegura al-Attar, el jefe del Consejo Unificado de Damasco y su región (destacamento militar del ESL), contactado el pasado sábado a través de Skype. "Hay dos kilómetros desde nuestra posición a los lugares utilizados como blanco de tiro".

Según el informe elaborado por la coalición, que ha reconstituido la cronología de los hechos ocurridos en la noche del martes al miércoles, los ataques los llevó a cabo la Brigada 155 del régímen, a las órdenes del general Tahir Hamid Khalil, director de la Agencia balística de misiles del ejército. Dichos ataques se repitieron durante toda la noche, con la voluntad evidente de "sofocar" la Guta y de no dar ninguna tregua a sus habitantes ni a los que les prestaban ayuda.

Los primeros misiles cayeron a las 2:31 de la madrugada al este de Zamalka, diez minutos después, en Ayn Tarma. Casi dos horas más tarde, 18 misiles volvieron a lanzarse en la Guta oriental, mientras que Moadamiyeh, en la Guta occidental no se vio alcanzado hasta las 5:41. Los centros sanitarios de Daraya, colindantes, comenzaron a atender a las víctimas a las 6, siempre según el informe de la Coalición. El lanzamiento de misiles con armas químicas estuvo acompañado de bombardeos convencionales, de lanzamiento de misiles y de mortero, con el objetivo de poner trabas a la ayuda que se estaba prestando a la población.

Un ataque químico que se fraguaba desde hacía tiempo

Con esta estrategia para desviar la atención, el régimen sirio "buscaba recuperar el control de la Guta", continúa Imad Eddin Rachid. "Sin embargo, el ESL no cayó en la trampa y fueron los servicios establecidos por la administración civil, en las zonas alcanzadas por los misiles, los que se han hicieron cargo de la catastrofe humanitaria". Todas las estructuras médicas de la Guta creadas por los insurgentes fueron movilizadas tras el ataque. Hacía semanas que se preveía un escenario semejante. El ataque se produjo mientras que la red de médicos de la diáspora preparaba a los facultativos dándoles formación, un protocolo de tratamiento unificado, medicamentos... "El ataque del miércoles nos desbordó", confirma Ammar al Chakr, de la UOSSM.

Sin embargo, la organización de la sociedad civil permitió a los combatientes del ESL continuar con la defensa de sus posiciones. Así, en Moadamiya, más de 100 combatientes partidarios del régimen y shabihas reclutados por el régimen fueron asesinados por el ESL cuando trataban de volver a atacar la localidadshabihas. Al día siguiente, los combates prosiguieron en la calle Bagdad, en el centro de Damasco, y el viernes 23 de agosto la plaza Abasida, un lugar tradicionalmente seguro, fue testigo de los tiros de los rebeldes.  

"Este ataque solo es el reflejo del debilitamiento del régimen. Las tropas están cansadas y cada vez más desorganizadas", prosigue el jefe del Consejo Unificado de Damasco y su región. "Después de haber entrado en Qaboun (al norte de la Guta oriental), el régimen quería demostrar a sus partidarios que estaban asumiendo el mando en el momento en que el ESL avanzaba de nuevo a Qaboun. En realidad, desde hace un año y medio, las líneas son las mismas: las fuerzas de Assad avanzan, pero después se ven obligados a retirarse. Las bajas en sus filas aumentan".

Al no poder desplegar las fuerzas terrestres para recuperar el control de los territorios perdidos, el régimen emplea su artillería y su aviación para aplastar los hogares de la rebelión. En varias ocasiones, entre 12 y 15 veces, según la oposición, misiles cargados de agentes neurotóxicos fueron utilizados para volver a atacar las posiciones del ESL. El ataque químico del miércoles se encuadra por tanto en esta lógica militar y subraya sus límites. La Guta asediada y bombardeada sigue siendo un fortín de la insurrección.

"Este ataque con armas químicas era previsible", advierte una fuente conocedora de los hechos. "Marca el fracaso de la estrategia de asedio de la Guta oriental para erradicar la resistencia de estas zonas. La resistencia no se ve debilitada y ha logrado reconstruir las redes de aprovisionamiento".

De hecho, la insurrección sigue ocupando las mismas posiciones en Damasco, al contrario de lo que se afana en difundir los medios afines, que subrayan las victorias militares del régimen y los reveses de la oposición. La realidad de esta resistencia ha sido ocultada por la batalla de Homs y por el fortalecimiento, en el norte del país, del ejército islamista de Irak y del levante, los yihadistas de Al Qaida, implicados en los enfrentamientos contra los kurdos y de los secuestros de activistas y de periodistas.

No solo el ESL no estaba debilitado, sino que parecía a punto de avanzar su posición en la capital. Según las informaciones a las que ha tenido acceso Mediapart, los combatientes rebeldes se habían comprometido a llevar a cabo una contraofensiva que puede permitirles continuar con la defensa de la Guta oriental y avanzar en el centro de Damasco, desde la plaza Abasida y la calle Bagdad, hacía sus cuarteles en el norte, con lo que la ciudad quedaría dividida en dos.

"El ataque del miércoles se ha producido en un momento en el que los combatientes avanzaban en Faiyat para llegar al barrio de Rouqneddine (noreste)", precisa Imad Eddin Rachid. "Si lo hubiesen conseguido, habrían creado un nuevo eje, desde la plaza Abasida hasta el noroeste de Rouknnedine, con lo que se reunirían así con sus fuerzas presentes ya en el eje noreste de Berzé, Qaboun y Jobar, en el límite de la Guta oriental. Los rebeldes se verían fortalecidos de esta forma en el interior de Damasco y habrían rodeado a las fuerzas de Assad, desde dentro y por el exterior".

Los miembros del ejército del régimen sirio, que se encargan de la defensa de las afueras, situados en el periférico sur o el bulevar Hafez al-Assad, se encontrarían de este modo atrapados entre las afueras y los barrios interiores, en manos de los rebeldes. Los barrios del norte también cuentan con fortines seguros, al alcance de las operaciones de los rebeldes. "Tomar el control de los barrios del norte de la ciudad también es avanzar sobre el eje norte, la ruta internacional de Alepo, al aislar Damasco del norte, de Homs y de Alepo", explica un miembro del movimiento revolucionario.

Los rebeldes prácticamente carecen de medios para tomar la plaza de Abasida. Este fortín es un muro de contención que impide avanzar al centro: los inmuebles han sido sitiados por los servicios de información, el estadio ha sido transformado en campamento militar, sin olvidar los dos centros de seguridad, establecidos a apenas unos metros, en la calle Bagdad.

Forzar la negociación de una transición política

La noche del ataque, los insurgentes consiguieron situarse a 50 metros de las fuerzas del régimen, rodeándolos por dos de sus tres flancos. El régimen parece no poder contar en Damasco con el apoyo de sus aliados libaneses, que hacen de refuerzo, los hombres de Hizbolá. Presentes en los aledaños de la plaza Abasida, pero desplegados al sur de las afueras y en Qazzaz, Dwela, Jaramaná y sobre todo Saydda Zeinab –santuario chiíta de Damasco–, los combatientes de la formación chiíta registraron un importante número de bajas en la noche del miércoles. Los combatientes del ESL pudieron apoderarse también del hospital Khomeini de Saydda Zeinab, el domingo 25 de agosto. No obstante, la formación chiíta tampoco puede permitirse abandonar el frente de Qousseir y de Homs, tomado con dificultad a manos de los rebeldes en junio, y que constituye un eje vital para el régimen y Hizbolá.

La progresión de la insurrección en Damasco es, ni más ni menos, que fruto de una mejor organización. La contraofensiva lanzada por los rebeldes, frenada por el ataque químico, puede haberse estado gestando desde hace más de 40 días. Se ha movilizado al conjunto de las brigadas de la capital. Los combates en el perímetro de Sayda Zeinab los han llevado a cabo los brigadas de Jobar y los refugiados del Golán, mientras que la progresión en el eje norte era cosa del jefe de comandos del ESL. A diferencia del norte, la coordinación en Damasco se encuentra más avanzada y son las facciones islamista-nacionalistas quienes están a la cabeza del combate, como la brigada Liwa al-Islam. La presencia del Frente al Nusra no es más que marginal en esa zona.

"Se ha registrado una mejora notable en la capacidad operacional del ESL desde hace seis meses gracias a la implicación de los oficiales disientes que han tomado la dirección de las operaciones de las brigadas", afirma Imad Eddin Rachid. "El ASL puede contar también con un equipo de ingenieros para preparar las operaciones y dispone de un servicio de información porque el ejército de Assad tiene cada vez más infiltrados". De hecho, el ESL cuenta con topos en el seno del ejército, oficiales sunitas disidentes que han permanecido en sus puestos. Gracias a los informadores, la coalición ha podido establecer la cronología del ataque. Según estas fuentes, el convoy de misiles destinados al ataque del miércoles se dirigió a Al-Qutayfah, al noreste de Damasco, el 10 de agosto, es decir, 10 días antes del lanzamiento.

El 8 de agosto, el presidente Assad escapó a atentado cuando se dirigía a la mezquita de Ibn al-Malek. Uno de los convoyes fue atacado por la brigada Liwa Tahrir al Azmé, a las órdenes de Liwa al Islam, la fuerza de combate principal del ESL de la capital.

El presidente se dirigió al día siguiente a las afueras de Daraya para tranquilizar a sus tropas, sin llegar a entrar. Contrariamente a las declaraciones triunfalistas, el régimen no ha logrado recuperar esta localidad de las afueras, al oeste de Damasco, que está rodeada y que esobjeto de bombardeos desde hace un año a pesar de su proximidad a las zonas militares (los servicios de información del ejército del aire, el aeropuerto militar). Los militantes de Daraya se encargaron de desmontar la propaganda sobre la visita del presidente Assad.

En estas condiciones, la Guta de Damasco, con una larga tradición de resistencia –fue base de la insurrección nacionalista contra la ocupación francesa– constituye un gran desafío para el régimen de Assad. Es la puerta de entrada para una ofensiva general sobre la capital que estará apoyada, en el fronte sur, en la provincia de Derá, en la frontera con Jordania.

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Los militares sirios, formados en Jordania bajo supervisión saudí y americana no desempeñan ningún papel en los combates y tampoco en las últimas operaciones de la capital. "Se trata de anuncios sin fundamentos destinados a los medios de comunicación", avisa al Attar del Consejo Unificado revolucionario, quien como otras fuerzas cuestiona el compromiso de estas fuerzas en el terreno. Para estos combatientes, como para los de Damasco, este trabajo militar seguirá dependiendo de las fuentes de aprovisionamiento de armas. Ahora bien, no es seguro que la masacre de la Guta lleve a los occidentales y a los países del Golfo a respaldar más a los movimientos de la insurrección. Los países amigos de Siria siguen siendo partidarios de una solución política.

Los eventuales ataques militares que podrían estar preparando varios países occidentales persiguen forzar la negociación a una transición política. "Los ataques no tienen como objeto acabar con el régimen de Bachar el Assad sino impulsar Ginebra II y alcanzar una solución política cocinada por las potencias", avisa un opositor de la coalición siria.

Traducción: Mariola Moreno

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