Feminicidio

5.000 mujeres mueren cada año en el mundo por los ‘crímenes de honor’

¿Qué son los llamados “crímenes de honor”?

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Unas 5.000 mujeres mueren al año por los denominados "crímenes de honor" en más de una treintena de países del medio oeste y suroeste asiático, según el Fondo de Población de las Naciones Unidas, aunque el periodista Robert Frisk eleva la cifra a más de 20.000 muertes, tras haber realizado una investigación de campo en cinco países.  Los crímenes de honor son aquellos en los que se mata a una mujer por algún acto que su familia considera deshonroso. Para poder salvar ese honor, la familia cree que tiene que matar a la considerada culpable a la vista y conocimiento de todos para demostrar que cumplen los códigos de la comunidad a la que pertenecen y que su incumplimiento es castigado.

¿Qué motivos conducen a estos crímenes? Hay distintas razones por las que el honor de una familia se puede mancillar. Están los relacionados con la virginidad de la mujer antes del matrimonio, como la simple sospecha de que pueda haberla perdido. Ésta también puede ser cuestionada sólo con ser vistas en compañía de un hombre desconocido o incluso por hablar por teléfono con un amigo.

Pero no sólo eso, también cuestiones como la violación o el incesto que se salen del control de la mujer se consideran que manchan el honor familiar.

Otros actos vistos como deshonrosos son que una mujer de la familia vista de forma occidental, que ésta exija su libertad o que se niegue a aceptar un matrimonio concertado.  No hace falta ningún tipo de prueba para llevar a cabo estos asesinatos. Con el simple hecho de existir rumores o que la propia familia tenga dudas sobre ciertas cuestiones, ya es posible condenarla.

¿Quiénes son los ejecutores y qué tipos de castigos hay?

Normalmente los encargados de matar a la mujer son padres, hermanos o esposos de las víctimas, los cuales reciben el trato de héroes por parte de la comunidad, al considerar que han conseguido limpiar el honor familiar.

Los castigos más comunes son la lapidación, quemarlas vivas, rociarlas con ácido, la estrangulación o el degollamiento.También hay casos en que son disparadas, envenenadas o apuñaladas.

¿En qué países se cometen?

Teóricamente estos crímenes no están legalmente aceptados, aunque algunos países como Irak, Jordania, Kuwait, Omán, Emiratos Árabes Unidos, Líbano, Siria o Libia tienen en sus códigos penales leyes donde se reflejan atenuantes o razones para eximir al asesino del delito cometido, ya que muchas veces éstos se entregan pero apenas reciben castigo.

Los países donde existe una mayor tradición a cometer este tipo de crimen son Afganistán, Albania, Arabia Saudí, Barhein, Bangladesh, Bosnia, Camboya, Egipto, Emiratos Árabes, Georgia, India, Indonesia, Irak, Irán, Israel, Jordania, Kuwait, Líbano, Libia, Marruecos, Nepal, Nigeria, Omán, Uzbekistán, Palestina, Pakistán, Qatar, Somalia, Sudán, Siria, Turquía y Yemen.

Normalmente la gran mayoría ocurren en zonas dominadas por el Islam, aunque no se considera que esté completamente arraigada a esta religión, ya que existen casos de cristianas e hindúes muertas por esta causa.

¿Hay casos en Europa?

Pero esta práctica también se da en algunos países europeos. En los Países Bajos, han muerto 38 mujeres entre 2007 y 2009, en Bélgica se conocen 17 casos entre 2004 y 2008 y en Suecia tan sólo dos entre 1996 y 2002.

La periodista congoleña Caddy Adzuba, Premio Príncipe de Asturias de la Concordia 2014

Más alarmante son las cifras de Reino Unido que se estiman en 12 los asesinatos anuales por honor. En Alemania hubo 72 muertes y 22 tentativas entre 1996 y 2007, aunque en 2009 se han constatado 30 muertes.

En Francia e Italia se elevan a doce los casos hasta 2010 y en ese último año una mujer murió en Suiza por esta razón.  

Las migraciones son consideradas una de las causantes de que esta práctica se de en Europa. Los primeros casos se conocieron en el noroeste de Europa en la década de los 60 y 70 con la llegada de los primeros inmigrantes. Se cree que las familias intentan reforzar sus tradiciones comunitarias para que sus hijos no se alejen del modelo en que ellos fueron criados.

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