Abusos laborales

Revuelta de enfermeros españoles en Alemania por los abusos de una empresa

Protestas laborales de jóvenes españoles obligan a una empresa alemana a cancelar su plan de empleo

María Zuil

"¿Quieres tener un cambio profesional y descubrir Alemania al mismo tiempo? ¿Eres ciudadano de la UE y enfermero diplomado? ¿Te gustaría conocer una nueva cultura y te interesa atender a pacientes necesitados de cuidados integrales? ¿Tienes disponibilidad inmediata e idealmente dispones de conocimientos básicos de alemán? ¡Entonces no dudes en contactarnos!". Cuando Nerea González, enfermera, vio este anuncio en uno de los portales de empleo con los que la empresa de cuidados intensivos Gesellschaft für Medizinische Intensivpflege GmbH (GIP) se publicita en España, no se lo pensó dos veces y decidió hacer las maletas rumbo a Alemania.

No fue la única. Alba, Natalia, Francisco o Fernando también vieron la oferta como una vía de escape de un país en el que su carrera, como la de tantos otros recién licenciados españoles, había dejado de tener salidas. Les ofrecían el programa Work and Travel, que incluía seis meses de alojamiento y manutención mientras acudían a un curso de alemán intensivo hasta alcanzar el nivel de idioma necesario para convalidar el título. Después, 18 meses de cuidados a domicilio trasladándose a distintas ciudades de Alemania, con la posibilidad de ser residente en Berlín pasado un tiempo.

Sin embargo, acabado el curso, las condiciones del puesto distaban mucho de lo que ellos habían imaginado. "A veces hacemos cualquier otro trabajo menos el de enfermeros, desde limpiar la casa, planchar, pasear al perro o hacer la comida a los invitados", cuenta Natalia Sierra, una de las enfermeras que trabaja con este programa. "He trabajado con una enfermera de Turquía que, entre risas, me decía: ¡Si es que cobras menos que la señora que tendría que venir a limpiar".

Y es que uno de los puntos que más les indigna es la desigualdad en salario y horas trabajadas que aseguran tener respecto a sus compañeros alemanes. Mientras que su sueldo es de 9,50 euros la hora, el de sus homólogos locales se sitúa "entre los 10,50 y los 15 euros", estiman. "Te dicen que vas a ganar 1.500 euros y llegas a Berlín como Paco Martínez Soria, con la gallina debajo del brazo, encantado. Pero luego te empiezas a preguntar por qué por ese mismo trabajo hay gente cobrando un 30% más y ya te quedas con cara de tonto y piensas que hay algo que no cuadra", añade Eliezer Reyes.

Desde la empresa se defienden y aseguran que los sueldos de los empleados se miden de acuerdo con la cualificación y la experiencia. Nerea, sin embargo, ya había estado dos años trabajando en un geriátrico en España, que dejó ante esta oportunidad para la que, considera, los enfermeros españoles están "mucho mejor preparados". "Por eso nos quieren", añade. La profesión de enfermería no está considerada como carrera universitaria en Alemania, sino que se cursa como estudios de formación profesional.

Nerea, cansada de que no le asignaran un puesto fijo en Berlín, ya ha dejado la empresa, al igual que Ana Rodríguez, tras meses de acudir a pueblos donde entre el hospedaje y el paciente había cerca de seis kilómetros de distancia. "Pero no te lo dicen, te dan las direcciones, una bici y ya, con una montaña de por medio, sin una luz y sin sitios para comer". De hecho, el alojamiento también es otro de los puntos que levantan ampollas cuando, entre todos, repasan las experiencias que han pasado en los últimos meses. "Te puede tocar dormir en la cama de la casa de alguien, que tiene que irse al sofá, ¡o en una caravana!", cuenta Eliezer. "O no mandarte el alojamiento, enterarte por un email de a dónde tienes que ir", añade Natalia.

Pagar por dejar de trabajar

Ante esta situación muchos quieren abandonar el programa pero, para su sorpresa, la empresa les reclama entre 3.000 y 6.000 euros si quieren hacerlo –dependiendo del tiempo que hayan estado trabajando– por el dinero invertido. La empresa defiende que dicha cláusula estaba en el contrato y que contempla "que el empleador puede utilizar las habilidades adquiridas del empleado durante un período determinado".

Por ese motivo, y aconsejados por la asesoría Berlín Wie Bitte –que de manera gratuita orienta a españoles con problemas legales en la capital–, una treintena de los enfermeros españoles empezaron a movilizarse, se afiliaron a un sindicato local y en coordinación con el Grupo de Acción Sindical del 15M-Berlín pusieron en conocimiento de la empresa sus reclamaciones. En poco más de una semana han conseguido su pequeña victoria: que la empresa retire este programa de su oferta.

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Según hizo saber GIP en un comunicado a los empleados el pasado martes, la decisión se ha tomado en vistas al descontento de algunos trabajadores y a las acusaciones que se le han hecho de traer a empleados españoles "con promesas vacías" cuando, aseguran, el objetivo del programa fue el de dar una salida laboral a profesionales en países europeos en crisis, concretamente en España, Portugal y Grecia, ante el déficit de enfermeros alemanes. Sin embargo, desde el grupo de enfermeros afirman que este comunicado es una manera de echarles las culpas, "cuando la decisión hace tiempo que estaba tomada, porque ya no hay fondos europeos para los cursos de idiomas, que además decían que pagaban ellos y es mentira".

Para Miguel Sanz, del Grupo de Acción Sindical del 15M-Berlín, que da apoyo a trabajadores con problemas laborales en coordinación con organizaciones alemanas, tras el "discurso paternalista" de GIP, la eliminación del programa supone "reconocer que lo están haciendo mal". Por eso, afirman que continuarán luchando por las condiciones de sus contratos –que siguen en vigor– y por la eliminación o el pago a plazos de las multas que se reclaman a los que ya han dejado la empresa, y por las que a algunos se les ha retenido el sueldo. "No nos vamos a rendir", afirman, ante una situación que es bastante común tanto en el ámbito sanitario como en otras profesiones. "Estas empresas se aprovechan, saben que es carne fresca, que en España hay paro y que van a firmar cualquier contrato que les pongan. Y luego, se les cae el mundo encima", advierten desde la asesoría de Berlin Wie Bitte.

Nerea y Ana ya han encontrado un nuevo trabajo; otros están barajando ofertas y los demás continúan en la empresa, pero todos quieren dar a conocer su situación, por eso a partir de esta semana coordinados con el 15M-Berlín empezarán una campaña informativa en la que repartirán panfletos entre sus compañeros de otros países, entre otras acciones. Mientras, esperan que su experiencia no disuada a otros de intentarlo y que la gente siga yendo al extranjero "para aprovechar la experiencia. Y, sobre todo, que se informen bien antes de dar el paso".

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