Escocia

Los rostros de la independencia (o no) escocesa

Edu Granados (Edimburgo)

Faltan horas para la celebración del referéndum y en Escocia nadie se atreve a pronosticar el resultado. Desde los 16 años, adolescentes, jóvenes, adultos y ancianos están llamados a participar este jueves en unos comicios insólitos después de que se hayan registrado el 97% de los ciudadanos (4.2 millones). Después de meses de una reñida campaña, entre los escoceses hay más incógnitas que certezas: qué moneda se utilizará, cómo responderán las grandes empresas o si se integrará en la Unión Europea en caso de independizarse.

La capital, Edimburgo, dividida entre el y el no, resume la fragmentación de voluntades que sufre esta nación del Reino Unido. Según las últimas encuestas la diferencia entre ely el no se reducen a 4 puntos. Lo que está claro es que, independientemente del resultado final, la historia de esta nación cambiará para siempre.

Daniel Donaldson, 42 años, abogado. “Hay muchas preguntas sin responder”

“Votaré no”. Daniel lo tiene claro. Así ha sido desde que el líder del Partido Nacionalista Escocés (SNP), Alex Salmond, y el primer ministro británico, David Cameron, acordaran la convocatoria de un referéndum sobre la independencia de Escocia el pasado noviembre de 2012. “Tengo una hipoteca y estoy muy preocupado por las incertidumbres económicas que supondría la independencia”, asegura Daniel. “Hay muchas preguntas sin responder: qué instituciones regularán los bancos, las pensiones o las hipotecas. ¿De dónde vendrá el dinero?”, se pregunta Daniel, preocupado en no sufrir más inestabilidad en servicios básicos como la educación y la sanidad.

Buffy Martin, 25 años, artista. “Solo pedimos más democracia”

“Pase lo que pase, Escocia no será la misma”, se atreve a confirmar Buffy. Según esta bailarina, el debate de la independencia escocesa ha cambiado la forma de entender la política. “Ahora la gente debate a todas horas y en todos lados: desde el supermercado hasta en el autobús. Eso es muy sano”. Ella es un sí, como la mayoría de personas entre los 25 y 34 años. “La gente tiene que saber que solo pedimos más democracia y una mayor representación porque, para nosotros, Londres está muy lejos”. Según esta joven, el jueves no solo votan por la independencia, también votarán en contra de medidas políticas que se llevan tomando desde hace años en todo el mundo. “No podrán parar nuestra ilusión en cambiar las cosas”.

Robert, Alex y Sam, 12, 15 y 14 años. “No me gusta pertenecer a un país que participa en todas las guerras”

Por edad no votarán

, pero eso no significa que no tengan opinión. Aseguran que influye mucho la opinión reinante en casa, pero que se dejan llevar más las redes sociales y por los debates en clase. Robert y Sam votarían Sí. “Quiero la independencia porque no me gusta pertenecer a un país que participa en todas las guerras”, argumenta Robert mientras su amigo Sam asiente. “Opino igual que él”, dice. “Además, mis padres pasarían una buena temporada enfadados si finalmente seguimos como hasta ahora”. Alex, sin embargo, quiere seguir perteneciendo al Reino Unido. “No entiendo mucho del tema, pero tengo amigos en Inglaterra y creo que perdería contacto con ellos si Escocia se separa”, teme Alex. A pesar de las diferencias, los tres comparten equipo de fútbol: el Hibernian, con sede en Leith, norte de Edimburgo, una de las zonas en las que más se celebraría la independencia.

Clare y Fiona, 63 y 59 años, profesora y oficinista, respectivamente. “Me siento más segura viviendo en Reino Unido”

Clare (izquierda) vive en el sur de Escocia y todos los días va a Inglaterra a trabajar como profesora. “Votaré no básicamente por la inseguridad que me transmite la independencia. Además, no confío en Salmond, creo que se ha inventado todo esto para engrandecer su figura”. Madre de dos hijos muy comprometidos con la campaña del No (Better Together), ha venido a visitar a su amiga Fiona (derecha), también partidaria del No. “Me siento más segura viviendo en una potencia mundial como es Reino Unido. Esa estabilidad es la que hace decantarme por la unión”, confiesa Fiona, que vive en el centro de Edimburgo donde se encuentra el mayor respaldo a la unión. Estas dos amigas, confesas monárquicas, intentarían mudarse fuera de Escocia en caso de que ganase el sí.

Said Aman, 55 años, dentista. “Por la gente de Escocia, votaré 'Sí'”.

Por la gente de Escocia, votaré sí”, garantiza Said, que lleva viviendo 17 años en Edimburgo. “Vengo de Egipto y sé lo que es pelear por disfrutar de una sociedad libre. El motivo de la independencia se resume en algo muy simple: lo que votamos en Escocia no se corresponde con lo que se vota en Westminster”, se queja Said. “Desde 1951, dos de cada tres veces nos han gobernado partidos que no se correspondían con los deseos de la mayoría escocesa”. El ascenso de la xenofobia en el Reino Unido, según Said, representado por el partido político UKIP, que consiguió un 27% de votos en las pasadas elecciones europeas, es una de las muchas diferencias entre ambas naciones. “Escocia no son solo escoceses, también hay italianos, españoles o egipcios, como yo. Aquí no hay problemas de inmigración, quieren recibir a gente de todo el mundo”.

Stephen Donnelly, 30, ingeniero. “No hace falta que Escocia se independice para optar a más poderes”

Durante la campaña se ha analizado el papel crucial que juegan los votantes laboristas, más repartidos entre y no que los conservadores y los del SNP. Este es el caso de Stephen, que se ha volcado con el movimiento del no porque cree que “no hace falta que Escocia se independice para optar a más poderes”. Reconoce sentirse igual de escocés que cualquier independentista. “Quiero lo mejor para mi país, por eso no veo necesario arriesgar nuestra moneda, nuestros trabajos y nuestros derechos sociales”.

William Pinkney-Baird, 19 años, estudiante de Historia. “Me mudaré a Escocia si finalmente se independiza”

William se mudará a Escocia si finalmente se independiza. Este joven estudiante de historia no es escocés, pero ha pasado el verano recorriendo Escocia para pedir el en las urnas. “La independencia de Escocia supondría un empujón para el resto de ciudades inglesas, como Bristol, Manchester o Newcastle, que se sienten igual de abandonadas por las decisiones tomadas en Londres”, confirma William, integrado en movimientos como Green Yes o Radical Independence, adyacentes a la campaña del sí. William asegura que no es el único inglés que ha venido a apoyar la independencia. “Hemos venido jóvenes de todas partes de Reino Unido, incluso hay gente de Quebec o Cataluña. Creo que los jóvenes estamos concienciados en la importancia de este momento”.

(Fotografías: Edu Granados)

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