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Hong Kong

“Queremos mantener nuestra forma de vida, nuestros derechos”

"Queremos mantener nuestra forma de vida, nuestros derechos"

Un joven hongkonés partícipe en las protestas prodemocracia, que no ha querido dar su nombre real por miedo a represalias, contó a infoLibre la difícil situación por la que pasa la región desde hace unos años. Problemas sociales y económicos que han facilitado el estallido de las manifestaciones contra el Gobierno ante las falsas promesas de permitir el sufragio universal. Este es su testimonio:

“Me llamo Chan Chiu Wai, tengo 23 años y vivo con mi padre en un pequeño apartamento de 50 metros cuadrados a una hora del distrito central. Trabajo en Hong Kong en una de las Big Four –las firmas más importantes del mundo en el sector de la consultoría y auditoría–, que se han declarado abiertamente en contra de los movimientos prodemocracia ya que sus intereses están en Pekín. En la oficina no podría hablar de esto.

»En Hong Kong los problemas sociales y económicos no han dejado de crecer durante los últimos diez años: los alquileres están por los cielos, dos terceras partes de mi salario van a pagar el piso. Además, todo lo que salga de comprar alimentos básicos supone un lujo. A pesar de todo, todavía puedo ir al cine una vez al mes o salir a comer por ahí alguna vez, puedo considerarme como clase media, un afortunado.

»En general no estoy muy implicado en los asuntos de política y, como no tengo hijos, asuntos polémicos como la reforma de la educación no me afectan. Tampoco voy a comprar cerca de los distritos financieros, donde la inflación es enorme debido al gran número de personas con recursos de la China continental que vienen aquí para comprar, por ejemplo, leche en polvo.

»Hace unos años hubo un gran escándalo en el país al descubrirse que diversas marcas habían adulterado con melanina productos de alimentación básicos, aunque afectó especialmente a la leche infantil. Miles de personas fueron hospitalizadas, sobre todo bebés, e incluso algunos murieron por enfermedades derivadas de la intoxicación. El escándalo se llevó por delante a los responsables de varias empresas y también a algunos cargos públicos que trabajaban en los procesos de seguridad de alimentación. A día de hoy, aún se siguen investigando productos que, se teme, estén adulterados. Por eso, los ciudadanos de la China continental que pueden permitírselo vienen hasta Hong Kong para comprar ciertos alimentos. No vienen a comprar uno o dos productos, sino cajas y cajas, lo que ha provocado una impresionante subida de los precios en los últimos años.

»Por culpa de esto, la población local no puede ni siquiera permitirse comprar leche, té o café. Puede sonar ridículo, pero es muy serio y muy real. Muchas familias en de Hong Kong se han quedado sin acceso a los alimentos de primera necesidad, a lo que se le añade el problema de las altas rentas.

»Las leyes favorecen el crecimiento económico, así que, de nuevo, los pudientes de la China continental vienen para comprar propiedades de lujo, por eso los alquileres tampoco dejan de subir.

»También tenemos un grave problema debido a la falta de recursos en los hospitales. La gente se queja porque hay una multitud de personas no contribuyentes que están usando nuestros servicios y, de nuevo, vuelven a ser ciudadanos de la China continental. Realmente hay una enorme tensión social en el país en estos momentos entre los ciudadanos de Hong Kong y los del resto de China.

»Toda esta situación ha llevado a Hong Kong a convertirse en uno de los lugares más caros para vivir, y nuestro Gobierno siempre se posiciona con las políticas de Pekín para ayudar a las grandes empresas. Son muchos los que han tratado de convencer al Ejecutivo en los últimos diez años para que intervenga con políticas sociales que ayuden a solventar los problemas de nuestra sociedad, pero no hicieron nada en absoluto.

»Parecía que había una esperanza cuando Pekín prometió establecer el sufragio universal. Por fin podríamos votar a un Gobierno que pueda ayudarnos… y finalmente, la promesa resultó ser una mentira puesto que los candidatos serán elegidos directamente por el Gobierno central.

»En Hong Kong hay libertades. Las amenazas políticas aquí no se dan, en la China continental no existe la libertad religiosa, la libertad de expresión, de prensa… pero aquí sí y todo esto está bajo amenaza. Así que a la mala situación económica y social se le suma ahora el miedo a perder nuestros derechos. Es muy difícil reducir los problemas de casi veinte años en una página.

»Cuanto más pienso en ello más problemas aparecen. Creo que la base de la cuestión es que queremos que haya democracia. Queremos solucionar nuestros problemas y tomar posesión de nuestros errores, pero también de nuestros éxitos. Queremos mantener nuestra forma de vida, nuestros derechos. Puede que no solucione nuestros problemas pero al menos intentaremos resolverlos.

De colonia británica a región especial de China

»Como mi abuelo, muchas generaciones anteriores en Hong Kong son originarias de China, pero vinieron aquí cuando esto era una colonia británica porque al menos había algunas libertades. Por lo que tengo entendido, cuando el Reino Unido gobernaba la situación era bastante horrible también: había corrupción, racismo por todos lados… A pesar de todo era mucho mejor que estar en China, donde pueden encerrarte y matarte si no aceptas las reglas del Partido Comunista. Las cosas no empezaron a mejorar hasta la década de los ochenta.

»Por lo que sé, mi abuelo vino a Hong Kong y empezó a trabajar limpiando zapatos. Después de algunas décadas mi familia consiguió establecer un pequeño negocio familiar con el que mejoraron su calidad de vida poco a poco. En Hong Kong hay mucha gente que vivió una situación similar y aunque no eran felices en esos tiempos pasados, cualquier cosa era mejor que vivir con miedo cada día de sus vidas.

»Sin embargo, cuando en los años noventa China retomó el control de Hong Kong, la gente estaba muy preocupada por lo que muchos empezaron a buscar la forma de conseguir una segunda nacionalidad en países occidentales. Influenciado por esta idea, mi padre vendió el negoció y abandonó Hong Kong para ir a Canadá, donde mi hermano y yo crecimos hasta finales de los noventa, cuando las cosas se tranquilizaron y volvimos a Hong Kong.

»Poco a poco Pekín ha ido teniendo más y más influencia sobre Hong Kong, pero aún conservamos algunas ventajas sobre el resto de China, como libertad para viajar a ciertos países occidentales.

Unión a las protestas

»Si hay un motivo por el que decidí sumarme a las protestas es por los estudiantes que están participando. Ellos son el futuro de este lugar y están tratando de luchar por los derechos de todos. Cuando veo a un policía utilizando la fuerza de forma desproporcionada contra chavales de quince años… me entran ganas de llorar.

Los problemas sociales y económicos que explican las concentraciones en Hong Kong

»Las protestas empezaron con un grupo de estudiantes manifestándose en torno a los edificios del Gobierno. La policía los rodeó impidiéndoles comer, beber agua o incluso ir al baño. Aquello provocó la indignación de muchos adultos que acudieron a las zonas para mostrar su apoyo, aunque nadie esperaba que el número de manifestantes fuera tan grande. Al ver como estos crecían, la Policía comenzó a mandar a más agentes contra los líderes del movimiento Occupy Central –convocante de las protestas–, que a su vez pidió a los ciudadanos ocupar las calles. A pesar de que la manifestación era pacífica, sin destrucción, sin romper los inmuebles, sin incendios… la Policía vino a despejar utilizando uno de los gases lacrimógenos más peligrosos. Hasta la propia compañía que les vendió los gases criticó el uso que le dieron. La gente estaba realmente impactada al ver la brutalidad con la que la Policía atacó a los manifestantes que, en su mayoría, eran adolescentes.

»Muchos amigos y yo decidimos unirnos a las manifestaciones cuando vimos esa brutalidad, en señal de solidaridad con estos estudiantes. Si ellos no están asustados por esa violencia y siguen peleando por la democracia, por su futuro, yo tampoco lo estoy. Me avergonzaría quedarme en casa sin hacer nada. Desde entonces he dormido en la calle con ellos aportando algunos alimentos y máscaras protectoras por si la Policía vuelve a utilizar el gas lacrimógeno.

»El movimiento Occupy Central quería enviar un firme mensaje al presidente de Hong Kong: dimitir y pedir diálogo con Pekín para obtener una auténtica democracia”.

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