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El papa denuncia la “deuda ecológica” de los países ricos con los pobres

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El papa Francisco denunció, en su última encíclica Laudato Si, que el Norte, en referencia a los países ricos, tiene una "deuda ecológica" con el Sur debido al uso "desproporcionado" de los recursos naturales llevado a cabo históricamente por algunos países. Así, explicó que el enorme consumo de algunos países ricos tiene repercusiones en los lugares más pobres de la tierra, especialmente en África, donde el aumento de la temperatura unido a la sequía hace "estragos en los cultivos". A esto se suma, según añadió, el hecho de que los países ricos sigan alimentando su desarrollo "a costa" de los más pobres, con una tierra rica y poco contaminada.

Precisamente, el pontífice alertó de que los peores impactos de la crisis ecológica "recaerán en las próximas décadas sobre los países en desarrollo". De hecho, afirmó que estos efectos ya se observan en el "trágico" aumento del número de migrantes que "huyen de la miseria de sus países empeorada por la degradación ambiental" y que "no son reconocidos como refugiados en las convenciones internacionales" quedando "sin protección normativa alguna".

Además, en la encíclica señaló que otro de los problemas acuciantes es "la calidad del agua disponible para los pobres, que provoca muchas muertes todos los días" y advirtió de la falta de conciencia sobre la gravedad de conductas como "gastar y tirar" hasta "niveles inauditos" este recurso vital.

"Nunca hemos maltratado tanto el planeta"

En este sentido, Francisco alertó sobre el "maltrato" que las sociedades han dado al planeta durante los últimos dos siglos, denunció la "debilidad" de la reacción política internacional y propuso unos nuevos hábitos de consumo para que la Tierra no se convierta en "un inmenso depósito de porquería".

"Nunca hemos maltratado y lastimado nuestra casa común como en los últimos dos siglos", subrayó el papa en la que es su segunda encíclica, publicada este jueves por el Vaticano y escrita en español. A lo largo de seis capítulos y casi 200 páginas, el Papa urge a crear un sistema normativo que incluya "límites infranqueables" y asegure la protección de los ecosistemas ante "nuevas formas de poder derivadas del paradigma tecno-económico".

"¿Puede esperarse que la legislación y las normas relacionadas con el medio ambiente sean realmente eficaces?", se preguntó, al tiempo que puso el ejemplo de países con una legislación clara para la protección de bosques que siguen siendo "testigos mudos de la frecuente violación de estas leyes".

Por otro lado, animó a cambiar los "hábitos dañinos de consumo" que, para el pontífice, a veces parecen "suicidas", como el "creciente aumento del uso y la intensidad" del aire acondicionado. "Si alguien observara desde fuera la sociedad planetaria, se asombraría ante semejante comportamiento que a veces parece suicida", exclamó.

"Los gritos de la naturaleza"

Además, relacionó el cuidado del medio ambiente con algunas cuestiones éticas y aseguró que "no es compatible" la defensa de la naturaleza con la justificación del aborto. En este sentido, también apuntó que "cuando no se reconocen en la realidad misma el valor de un pobre, de un embrión humano, de una persona con discapacidad, difícilmente se escucharán los gritos de la misma naturaleza".

Además, consideró "preocupante" que algunos movimientos ecologistas reclamen, "con razón", ciertos límites a la investigación científica y, sin embargo, con la vida humana "se justifique traspasar todos los límites" como "cuando se experimenta con embriones".

También criticó todas aquellas políticas que en lugar de resolver los problemas de los pobres y de pensar en un mundo diferente, "atinan solo a proponer una reducción de la natalidad" con "presiones internacionales a los países en desarrollo, condicionando ayudas económicas a ciertas políticas de 'salud reproductiva'". Para el pontífice, la "culpa" no es del aumento de la población sino del "consumismo extremo de algunos".

Reciclar y compartir coche

Ante esta situación, el Papa planteó algunas propuestas para cuidar el medio ambiente, a nivel personal: abrigarse un poco en casa en lugar de encender la calefacción, evitar el uso de material plástico y de papel, apagar las luces, reducir el consumo de agua, reciclar, cocinar solo lo que razonablemente se podrá comer, tratar con cuidado a los demás seres vivos, utilizar transporte público o compartir un mismo vehículo entre varias personas.

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Sobre la contaminación del tráfico, el papa advirtió de que en las ciudades circulan "muchos automóviles utilizados por una o dos personas" y hay un "alto" nivel de contaminación. Según recordó, los expertos coinciden en priorizar el transporte público, pero Francisco pide en primer lugar "una mejora sustancial" de este transporte que "en muchas ciudades significa un trato indigno por la aglomeración, incomodidad, baja frecuencia e inseguridad".

También alertó del "grave" problema de la "falta de viviendas" y reclamó "alternativas de alojamientos dignos". "La posesión de una vivienda tiene mucho que ver con la dignidad de las personas y con el desarrollo de las familias. Es una cuestión central de la ecología humana", matizó.

Por otro lado, el papa denunció el "dominio absoluto de las finanzas", algo que demuestra, a su parecer, el hecho de con la crisis económica de 2007 se haya buscado "la salvación a toda costa de los bancos, haciendo pagar el precio a la población". Para el Pontífice, esta crisis ha sido una oportunidad desaprovechada para desarrollar una nueva economía "más atenta a los principios éticos".

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