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Francia

El espía francés que hundió el primer 'Rainbow Warrior' se disculpa 30 años después

Tras treinta años de silencio, el exespía Jean-Luc Kister ha roto su silencio.

infoLibre

El militar de los servicios secretos franceses Jean-Luc Kister se ha disculpado por el hundimiento del buque de la organización ecologista Greenpeace 30 años después del ataque. Mediapart, socio editorial de infoLibre, publica este domingo una entrevista con el exespía, que rompe su silencio tras tres décadas en la sombra.

El barco fue hundido en 1985 en Auckland, Nueva Zelanda, por la explosión de dos bombas colocadas por la Dirección General de la Seguridad Exterior francesa (DGSE) en una espectacular operación de submarinismo en la que murió un activista.

"Me gustaría aprovechar esta oportunidad para decir que lo siento profundamente", afirmó Kister en la entrevista, que también recoge la cadena neozelandesa TVNZ.

El barco comenzó a hundirse debido a una primera explosión y sus doce ocupantes lo desalojaron, pero uno de ellos, el portugués Fernando Pereira, regresó para recoger algunas cosas y murió cuando se produjo una segunda y más potente explosión que hundió el barco. El espionaje francés buscaba impedir las protestas de Greenpeace contra las pruebas nucleares francesas en la Polinesia Francesa.

Kister argumentó que la muerte de Pereira se debió a un "desgraciado accidente", ya que el objetivo de la operación no era matar a nadie. Además, reconoció que la destrucción del buque fue "una operación injusta y clandestina desarrollada en un país aliado, amigo y pacífico".

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En total eran doce los hombres que formaban parte del equipo de la DGSE, incluidos Kister y el hermano de la actual ministra de Medio Ambiente francesa, Ségolène Royal, Gerard Royal. "Para nosotros era como utilizar unos guantes de boxeo para aplastar a un mosquito. Era una operación desproporcionada, pero obedecíamos órdenes. Éramos soldados", argumentó.

Kister explicó que ha decidido pedir disculpas porque el incidente pesa aún en su conciencia y ahora que se ha retirado ya no tiene la obligación de guardar silencio. "No somos asesinos", argumentó, al tiempo que calificó el ataque de "acto de sabotaje y no acto de terrorismo".

Francia se ha disculpado y pagado una indemnización por el ataque y en 1996 anunció el fin de las pruebas nucleares que provocaron las protestas de Greenpeace. Solo dos personas fueron procesadas por el ataque: Dominique Prieur y Alain Mafart. Fueron condenados a diez y siete años de cárcel en Nueva Zelanda pero tras un acuerdo mediado con la ONU fueron trasladados a una base militar en la Polinesia Francesa y liberados dos años después.

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