Los reyes de Bélgica disfrutaron en un ‘spa’ francés de lujo mientras su país sufría una “amenaza inminente” de atentado

Durante los peores días de la alerta antiterrorista en Bruselas, mientras la ciudad se encontraba paralizada, el rey Felipe de Bélgica se marchó varios días a un balneario con su esposa, tal como desvela en exclusiva el semanario francés Le Canard enchaîne en su número de este miércoles, en el que publican varias fotos como prueba de la "escapada" del monarca belga.

"Había desaparecido durante la alerta de atentado, pero nosotros hemos encontrado al rey de los belgas. Un asunto que armará un gran revuelo", declara el semario. Según la publicación, tanto el rey Felipe como la reina Matilde pasaron el fin de semana del 21 y el 22 de noviembre, durante la alerta de atentado inminente en Bruselas, en un palacio de la región de la Bretaña, en Francia, a más de 700 kilómetros de la capital belga.

"Ha estado en contacto de forma constante con las autoridades belgas", alega la Casa Real tras ser preguntada por el escándalo. "Este viaje estaba previsto desde hacía tiempo y el rey se ha estado hablando con el primer ministro [Charles Michel] en todo momento", añaden.

"Esta escapada, a cargo del rey, se ha visto limitada a fin de que Felipe pudiera regresar cuanto antes al país", explican desde Le Canard enchaîne citando fuentes de la Casa Real belga.

Pedro Sánchez dice no compartir la decisión de suspender el partido entre Bélgica y España

Ver más

En cuanto a las fotos publicadas este miércoles que muestran al monarca disfrutando su estancia en el balneario, la Casa Real belga aduce que están tomadas "en un espacio de esfera privada, y que no muestran al jefe de Estado en sus funciones". "Se trata de un proceso, cuanto menos, poco elegante" que "transige la protección de la vida privada", explican.

Aquellos días el Gobierno belga declaró el nivel máximo de alerta terrorista en la región de Bruselas y la comuna de Vilvoorde, próxima al aeropuerto de la capital. El primer ministro Michel llegó a declarar que existían "informaciones sobre un riesgo de atentados similares a los de París".

Además, las autoridades cerraron el metro y redujeron a la mínima expresión los servicios de transporte público urbano, mantuvieron cerrados los colegios y aconsejaron el cierre de centros comerciales y la cancelación de eventos deportivos y culturales. E incluso llegaron a recomendar a los bruselenes evitar las aglomeraciones por su propia seguridad.