Tratado de Libre Comercio

Los cosméticos, la contratación pública o la influencia de EEUU en las leyes europeas lastran la negociación del TTIP

Casi tres años después del inicio de las negociaciones del TTIP entre la UE y EEUU, este lunes se conocieron por fin algunas de las posiciones consolidadas entre ambas potencias. Fue a través de una filtración de 248 páginas de documentos que la ONG Greenpeace puso a disposición del público y que confirman lo que las declaraciones públicas y algunas filtraciones anteriores ya apuntaban: la UE y EEUU tienen serias diferencias en asuntos como la contratación pública o el uso de determinados productos químicos en los cosméticos. Según muestran los papeles de Greenpeace, además, EEUU está tratando por todos los medios de influir en la legislación comunitaria para rebajar sus estándares de protección, más elevados que los norteamericanos en algunos aspectos.

Las negociaciones del TTIP se están llevando de manera opaca desde el principio. Hasta la fecha, lo que se conocía eran las propuestas iniciales que la Comisión Europea está llevando a las conversaciones con EEUU, si bien permanecían en secreto tanto la postura norteamericana como los sucesivos borradores resultantes de la puesta en común de las posiciones de la UE y EEUU en las diferentes áreas. Precisamente eso es lo que desvelan los documentos filtrados por Greenpeace, que son los que se han utilizado en la decimotercera ronda de negociaciones –celebrada entre el 25 y el 29 de abril– y que revelan las grandes distancias en puntos clave que podrían poner en peligro la firma de un acuerdo que el presidente estadounidense, Barack Obama, quiere rubricar antes de abandonar la Casa Blanca.

Y es que, junto a los documentos con las posiciones de EEUU y la UE, Greenpeace también hizo público un escrito en el que la UE analiza el "estado de la cuestión" de las negociaciones. Pese a las buenas palabras que los líderes europeos ofrecen en público sobre las conversaciones, la realidad es que en algunos puntos las diferencias con EEUU son "irreconciliables", tal y como define este documento a las posiciones europea y norteamericana con respecto a la regulación de los productos cosméticos: EEUU quiere que se permita el uso de químicos que la UE rechaza, y los Veintiocho tampoco parecen dispuestos a transigir algunas de las prácticas con animales que son comunes en EEUU.

EEUU prioriza a sus empresas en las obras públicas

"Así las cosas, las conversaciones sobre cosméticos siguen siendo muy difíciles, y el alcance de los objetivos comunes bastante limitado", explica en su informe interno la UE, que confirma que EEUU se niega a dejar de hacer pruebas con animales para comprobar si algunos productos químicos son cancerígenos. Esto, señala la Comisión, supone una barrera para el comercio, ya que "las empresas europeas no pueden llevar a cabo [estos estudios] a causa de la prohibición de hacer pruebas con animales en la UE".

La contratación pública es otro de los puntos controvertidos del tratado, aunque en este ámbito es la Comisión quien presiona para que EEUU rebaje sus barreras. Desde el inicio de las negociaciones, EEUU ha tratado de proteger su legislación, que bonifica la contratación de empresas norteamericanas en algunos sectores por parte de la administración pública, algo que la UE considera una traba para que sus empresas accedan al mercado. Los avances en este área, sostiene la Comisión en su análisis del estado de las negociaciones, "están sujetos a llegar a un acuerdo en el acceso al mercado", un pacto que tendría que "facilitar el acceso a la contratación por parte de las pymes".

En este sentido, la UE mostró a la delegación estadounidense sus dudas durante las pasadas negociaciones al respecto. La Comisión no ve claro cómo alcanzar sus objetivos con las "restricciones" que EEUU impone a nivel federal a la hora de realizar concursos públicos, que según afirma la UE promueven la contratación de empresas locales para construir infraestructuras y limitarían la entrada en el mercado de las empresas europeas en sectores como el de la construcción naval o el de la defensa, que tendrían "obligación" de que algunos de sus proveedores fueran norteamericanos.

Expertos estadounidenses en algunos organismos europeos

La cooperación regulatoria, otro de los puntos más polémicos del tratado, tampoco está todavía cerrada, y la documentación filtrada por Greenpeace deja entrever diferencias entre EEUU y la UE. Según señala la Comisión en su análisis sobre el estado actual de las negociaciones, "varios asuntos importantes aún no han sido abordados", y entre ellos se encuentran el "alcance" de las medidas que se tomarán para armonizar la legislación europea y la norteamericana o el "mecanismo institucional" que se encargará de ello.

EEUU, según se desprende de los documentos filtrados, busca tener influencia en la toma de decisiones de los organismos europeos dedicados a la estandarización de las normativas, pero además también quiere que el TTIP no garantice que la UE pueda, a su vez, tener voz en EEUU a este respecto. "EEUU insistió en su petición a la Comisión para que 'requiera' [...] al CEN y el CENELEC [dos organismos reguladores europeos] que incluyan expertos estadounidenses en el proceso de desarrollo de sus estándares", explica en su análisis la UE, que además avisa de que la petición norteamericana –que EEUU establece como una "condición"– no garantiza la "reciprocidad" de esta medida.

La Comisión, por el contrario, quiere dar voz a las "partes interesadas" para que aporten sus ideas en relación a la cooperación que deben mantener la UE y EEUU. "La UE presentó la idea de crear un proceso por el cual las partes interesadas podrían presentar ideas que, si se consideran apropiadas por los reguladores pertinentes, serían el punto de partida para desarrollar normas comunes", explica la propia Comisión en su análisis del estado de las negociaciones. Normalmente, estas "partes interesadas" suelen ser empresas, que de esta manera podrían ver aumentada su capacidad de influencia en la redacción de la legislación europea.

Peligros para el medio ambiente

"Ninguno de los capítulos que hemos visto hacen referencia a la regla de Excepciones Generales", denuncia por su parte Greenpeace en un comunicado hecho público junto a los documentos. Esa regla, explica la ONG, es una norma internacional aprobada en el seno de la Organización Mundial del Comercio (OMC) que "permite a los estados regular las reglas de comercio 'para proteger a los seres humanos, la vida animal y vegetal o la salud' o para 'la conservación de los recursos naturales no renovables'". Según Greenpeace, su omisión en el TTIP "sugiere que ambas partes están creando un acuerdo que sitúa los beneficios económicos por encima de la vida, la salud y el medio ambiente".

La organización ecologista también denuncia que el "principio de precaución [...] no se menciona en el capítulo sobre Cooperación Regulatoria, ni en ningún otro de los doce capítulos obtenidos", pero por el contrario "sí se cita en varios capítulos la demanda de la delegación estadounidense de trabajar en un enfoque 'basado en el riesgo'". Básicamente, el enfoque tradicional europeo ha sido el de no permitir trabajar con sustancias potencialmente peligrosas hasta que no se demuestre que son seguras, mientras que el norteamericano plantea lo contrario: para que una sustancia sea prohibida, debe demostrarse su peligrosidad. "Este enfoque socava la capacidad de los reguladores de tomar medidas preventivas, por ejemplo en relación con la toxicidad de sustancias químicas como los disruptores endocrinos", alerta Greenpeace.

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