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El futuro de Europa

¿Allana el camino a los partidos ultras europeos el triunfo del magnate?

El triunfo del magnate allana el camino a los partidos ultras europeos

Este miércoles, Europa amanecía con la noticia del sorprendente triunfo de Donald Trump en las elecciones presidenciales de EEUU. La mayor parte de los mandatarios y dirigentes políticos europeos se limitaron a ofrecer una felicitación protocolaria al nuevo presidente electo norteamericano e incluso algunos le lanzaron advertencias, como el presidente francés François Hollande, que admitió que "se abre un periodo de incertidumbre" y afirmó que "ciertas posturas tomadas por Trump en la campaña deben confrontarse con los valores e intereses" de Francia.

Pero hubo un grupo de dirigentes que, frente a la frialdad de los líderes de la mayor parte de las potencias europeas, mostró su júbilo por la victoria de Trump. Entre ellos se cuentan los principales dirigentes de las fuerzas ultraderechistas y ultranacionalistas, como la presidenta del Frente Nacional francés, Marine Le Pen; el líder del eurófobo UKIP británico, Nigel Farage; el número uno del Partido por la Libertad holandés, el islamófobo Geert Wilders; o la líder del xenófobo Alternativa por Alemania, Frauke Petry.

Precisamente Le Pen, Wilders y Petry concurrirán en 2017 a elecciones generales o presidenciales en sus respectivos países. En el caso de los dos primeros, las encuestas les son claramente favorables y les sitúan peleando por la victoria: Le Pen pasaría cómodamente a la segunda vuelta de las presidenciales francesas –que tendrán lugar en primavera– junto al candidato de Los Republicanos, el partido del expresidente Nicolás Sarkozy, mientras Wilders ganaría –si se cumplen los sondeos– las elecciones legislativas holandesas.

Por su parte, Alternativa por Alemania podría entrar con fuerza en el Bundestag con más del 10% de los sufragios, después de quedarse a apenas tres puntos de la CDU de Angela Merkel hace unos meses en las elecciones locales de Berlín y de superar a esta formación en los comicios regionales de Mecklemburgo-Pomerania Occidental el pasado septiembre, consiguiendo acceder al parlamento de la nada con nada menos que el 21% de los votos y dejando a la CDU con su peor resultado histórico y como tercera fuerza del hemiciclo.

Los de Francia, Países Bajos o Alemania no son los únicos partidos de extrema derecha con opciones de triunfo en unos comicios: en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales austriacas se enfrentarán en diciembre el verde Alexander Van der Bellen con el ultraderechista Norbert Hofer, en unos comicios que se repetirán después de que la Justicia austriaca anulase la votación que tuvo lugar en mayo por irregularidades en el proceso, en la que Hofer perdió por apenas seis décimas.

¿Un impulso o un aviso?

Los expertos consultados por infoLibre coinciden en señalar que entre  las fuerzas ultra de EEUU y las de los países europeos existen muchos matices, pero se muestran divididos al responder sobre si la victoria de Trump supone un espaldarazo para estas fuerzas de ultraderecha europeas de cara a los comicios que afrontarán en unos meses. "Fundamentalmente, les pemitirá potenciar su imagen de ser los outsider del sistemaoutsider , y reforzará su mensaje de 'nosotros contra todos los demás'", explica Xavier Casals, profesor de Historia contemporánea en la Universidad Ramón Llull y experto en movimientos de extrema derecha, que no obstante, se muestra reacio a prever las consecuencias de la victoria de Trump a este respecto.

"Cuando se produce un fenómeno de estas características siempre hay un efecto de imitación", señala por su parte Pablo Simón, profesor de Ciencia Política en la Universidad Carlos III de Madrid, que sostiene que las fuerzas ultraderechistas europeas se verán reforzadas "en el corto plazo". Con él coincide Ignacio Jurado, también politólogo en la Universidad de York, que sostiene que "esto no es un fenómeno aislado, sino un reflejo más de un cambio de fondo, y la visibilidad que le va a dar Trump puede legitimar ciertos discursos". "Pero también se arriesgan al riesgo de que, si la administración Trump arranca y todo es un desastre, se desincentive" el voto a formaciones como el Frente Nacional francés, remacha Simón.

La única que se muestra contraria a estas tesis es Máriam Martínez-Bascuñán, profesora de Ciencia Política en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM). "No creo que la elección de Trump represente un impulso para la extrema derecha en Europa sino un aviso para demostrar hasta que punto es factible que un fascista llegue al poder", sostiene la politóloga, que plantea que "el voto los populismos representa un voto de castigo y de ira", pero sostiene que "una cosa es protestar y otra querer realmente que esta gente llegue al poder". "Es lo que pasaba con Podemos al principio con las encuestas; era también una forma de protestar, pero poco a poco se fueron desinflando", señala Bascuñán.

Votantes similares a los de Trump

En lo que si están de acuerdo los cuatro expertos es en que el voto a Trump y el de las extremas derechas europeas tienen varios denominadores comunes, más allá de las motivaciones específicas de cada país. "El contexto estadounidense es muy diferente al que puede haber en Francia, por ejemplo", señala a este respecto Casals, que sin embargo afirma que tanto los votantes de Trump como los franceses que tienen pensado elegir la papeleta del Frente Nacional ven en sus líderes a iconos "antiestablishment y antimulticulturalidad"antiestablishment .

"El Frente Nacional francés, el Partido por la Libertad holandés o la corriente de los republicanos que representa el propio Trump son muy diferentes entre sí, pero responden a cuestiones de fondo similares", señala por su parte Jurado, que sostiene que son tres los factores fundamentales que explican el éxito de estas formaciones: las razones de índole "económica", "el sentimento antiestablishment y de rechazo a las élites políticas" y "la reacción cultural y nacionalista frente al cosmopolitismo, la inmigración y la existencia de un mundo global".

"Lo que se ha venido en llamar 'los perdedores de la globalización' es un grupo que, en realidad, en la mayoría de los casos no abarca a los ciudadanos que peor están económicamente dentro de un país", afirma a este respecto Jurado, que no obstante señala que estos ciudadanos residen habitualmente "en zonas donde ha habido desindustrialización" y "tienen un sentimiento de mayor perjuicio frente a los cambios estructurales que ha habido en la economía, de reducción de sus expectativas y de frustración".

"Hay un eje claro de conflicto que no tiene que ver tanto con lo que se ha llamado "perdedores de la globalización", sino que es una confrontación entre cosmopolitismo y nacionalismo étnico", coincide por su parte Bascuñán. Para la experta, es común a Trump y a las ultraderechas europeas que, más allá de la pérdida de nivel adquisitivo, parte de sus votantes sientan que han perdido "su identidad" en un momento de incertidumbres y su reacción frente a ello es el repliegue xenófobo.

Sistemas parlamentarios y presidenciales

Pero, ¿qué opciones reales tienen de llegar a gobernar en Francia, Holanda o Alemania los partidos de ultraderecha? No hay una única respuesta, porque ni los sistemas electorales son los mismos ni tampoco la implantación de las formaciones. En el caso de Austria, por otra parte, este mes de diciembre no se escoge al jefe del Gobierno, sino al jefe del Estado, una figura con poderes mucho más limitados y una función enfocada, fundamentalmente, a la representación.

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"En los Países Bajos y en Alemania, es muy probable que el juego de coaliciones deje fuera del Gobierno a los ultraderechistas", explica Jurado, que recuerda que los de estos dos países son sistemas parlamentarios y no presidenciales. Harina de otro costal es Francia, donde se escoge al presidente de la República en un sistema de dos vueltas independiente de las elecciones a la Asamblea Nacional y donde el nivel de apoyo de sus rivales políticos que consiguiera concitar el candidato que pasara a la segunda vuelta junto a Le Pen sería clave para el resultado final. Aunque Simón avisa: "Cuanto más se excluye a estos partidos, más opciones tienen de volver con fuerza", porque pueden enarbolar un discurso contra los partidos tradicionales.

No obstante, Jurado afirma que, a su juicio, "es complicado que en la mayor parte de estos países vayan a gobernar los ultraderechistas, de momento". "Concibo más que esto ocurra como en EEUU, a través de la absorción de este tipo de discurso por un partido mayoritario", sostiene el experto, que plantea que el efecto que más inmediatamente están generando los partidos de extrema derecha es hacer girar el debate político hacia los marcos que plantean.

"El legado de UKIP en Reino Unido no va a ser gobernar, pero si haber empujado a los conservadores a negociar restricciones sobre la libertad de circulacion con la UE, a convocar el referéndum y ahora a tomar la posición de un Brexit duro", abunda el politólogo, que recuerda que "hasta los Laboristas de [su antiguo líder, Ed] Miliband tuvieron un discurso a favor del control de la inmigracion, sin precedentes entre sus filas".

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