Irak

Un cirujano en Mosul: "Ayer recibimos sólo 20 heridos de guerra, fue un día tranquilo"

Hospital de Médicos Sin Fronteras al sur de Mosul.

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Médicos Sin Fronteras (MSF) abrió hace poco más de un mes un hospital de campaña en una localidad ubicada al sur de Mosul, último bastión en Irak del grupo terrorista Estado Islámico. Un cirujano que trabaja en este centro ha explicado que el flujo de víctimas no cesa y tan sólo desciende ligeramente coincidiendo con el mal tiempo: "Ayer recibimos sólo 20 heridos de guerra, fue un día tranquilo".

La instalación cuenta con dos quirófanos, una unidad de cuidados intensivos, una sala de emergencias, una de hospitalización y otras unidades de apoyo. De los más de 900 pacientes que ha recibido el centro en su primer mes, el 84 por ciento sufría traumatismos relacionados con la guerra.

Debido al enorme volumen de pacientes que llega cada día, el personal –compuesto principalmente por iraquíes– se centra en las "alertas rojas". Un 21 por ciento del total de pacientes fueron incluidos en el nivel más grave y fueron operados de urgencia, mientras que otro 46 por ciento, "alertas amarillas", fue derivado a hospitales de la región.

Dos de cada tres heridos de guerra llegados al hospital eran mujeres o niños menores de 15 años, lo que para MSF "da una buena muestra de cómo la guerra, una vez más, se ceba especialmente con los civiles".

El doctor Reginald, un cirujano belga de 66 años que ha pasado las seis últimas semanas en Mosul, ha advertido de que los pacientes "pueden ser de cualquier edad y de cualquier sexo", al igual que las heridas de guerra son "enormemente diversas".

Estas variaciones dan cuenta del nivel de exposición al que está sometida la población civil, en opinión de Reginald, que ha confirmado "ataques de francotiradores, disparos de mortero, bombardeos, minas terrestres y otras explosiones". "Todos ellos han tenido que poner su vida en riesgo para tratar de escapar de una ciudad que está completamente sitiada", ha añadido, en un testimonio remitido a Europa Press.

Reginald ha asegurado que "nunca" había visto algo similar, a pesar de haber vivido también "muchas otras guerras", entre ellas la de Siria. "En la sala de operaciones, todos los casos que recibimos son graves y en nuestro día a día tenemos que lidiar con afluencia masiva de heridos", ha afirmado.

El flujo de pacientes varía en función del clima y el cirujano belga ha explicado que en un día "gris y nublado", con "algo de lluvia", han legado a recibir "sólo" 20 pacientes con heridas de guerra. Cuando las condiciones meteorológicas mejoran, la afluencia se vuelve "enorme".

"Hace unos días, durante una tarde soleada, las ambulancias empezaron a llegar una detrás de otra. Habitualmente los puestos de estabilización más cercanos a la zona de combate nos alertan cuando están refiriendo pacientes estabilizados a nuestro centro. Pero ese día, debido al caos, aquello no sucedió", ha relatado.

Ese día, ha explicado Reginald, "fue realmente duro", ya que no existía "espacio físico" para tratar a todos al mismo tiempo y todo el personal trabajó "de sol a sol" para sacar adelante a todos los pacientes posibles.

"Fue un día soleado, sí, pero nosotros nunca vimos el sol. Estuvimos operando una persona tras otra hasta las cinco de la mañana", ha dicho, al relatar un día en el que recibieron a "unos cien pacientes" en total. "Estábamos todos exhaustos", ha explicado.

Con su "misión" ya concluida, Reginald ha reconocido estar "verdaderamente impactado" por las historias de "familias desmembradas" por la guerra, por la cantidad de madres y padres que "rogaron" que salvasen a sus hijos "porque eran los únicos miembros de su familia que quedaban vivos".

El cirujano se va de Irak aplaudiendo los esfuerzos de quienes sufren la guerra y no pueden o no quieren irse: "Estoy impresionado por la fuerza de la población iraquí y por la generosidad y el duro trabajo de nuestros colegas iraquíes. No podríamos hacer nada de esto sin ellos".

"No damos abasto"

El doctor Ahmed (nombre modificado), de nacionalidad iraquí, comenzó a trabajar con MSF en 2008 y sigue consternado por las historias que ve día a día en el hospital.

Así, ha contado el caso de una familia de cuatro miembros –dos padres y dos hijos– de la que tan sólo ha sobrevivido un niño de nueve años. "No he dejado de preguntarme cómo pudo sobrevivir y qué va a ser de su vida

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ahora. Es el único superviviente de toda la familia. Y ahora está solo", ha lamentado.

Apenas horas después, el personal médico recibió a otro niño, de diez años, con una pierna casi amputada por el fuego de mortero. A pesar de trasladarle directamente al quirófano, había perdido mucha sangre y el menor terminó falleciendo durante el postoperatorio.

"Tratamos de hacer todo lo posible, pero a veces no es suficiente. Si pudiera, le tomaría una foto a cada uno de los pacientes que he tratado para contar sus historias y para recordarlos", ha aseverado Ahmed. "Quisiera cuidar de ellos, hacer todo lo posible para ayudar a estas personas que han atravesado un sufrimiento tan terrible, pero no damos abasto", ha lamentado.

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