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Buzón de voz

Los verdaderos ‘antisistema’

Antisistema: 1.adj. Contrario al sistema social o político establecidos” (RAE).

La definición de ‘antisistema’ en el Diccionario de la Real Academia Española y el abuso de ese adjetivo al hilo de la crispación que caracteriza la actualidad invitan a comprobar si resulta acertada o no la adjudicación más extendida del término. Se es ‘antisistema’ desde el momento en que el ‘sistema’ decide que el señalado actúa “contra”, es decir para erosionar o perjudicar o debilitar el “sistema social o político establecido”, que es la democracia, entendida como el menos malo de los sistemas de convivencia y, en el caso de España, la monarquía parlamentaria constitucional nacida tras casi cuarenta años de dictadura.

Todo parte, claro, de un juicio de intenciones. Nos hemos acostumbrado a que los mil y un altavoces políticos conservadores (no exclusivamente del PP sino también de cierta izquierda ‘aparente’) tachen como ‘antisistema’ a quien protesta por cauces ajenos a las fórmulas ortodoxas de manifestación. Los que trascienden la mera protesta para ejercitar de algún modo la desobediencia civil son directamente acusados de terroristas. No importa mucho si la protesta es pacífica o no. De modo que cabe preguntarse qué acciones deberían ser calificadas de ‘antisistema’ en el sentido de que erosionan o perjudican la fortaleza y credibilidad del sistema democrático establecido. Y no porque sus protagonistas lo pretendan (cosa que desconocemos) sino porque el resultado de sus decisiones es exactamente ese: desacreditar o debilitar el ‘sistema’.

Casos recientes 'antisistema'

- Indultar al número 2 del Banco Santander tras ser condenado por denuncia falsa o cambiar la normativa para facilitar que continúe en su puesto pese a que el Tribunal Supremo ha sentenciado que el citado indulto fue “irregular”.

- Hundir las Cajas de ahorros con una gestión nefasta, unos sueldos e indemnizaciones millonarias para sus ejecutivos y trasladar a los ciudadanos el coste del rescate bancario (sin que ningún responsable pague por ello).

- Convencer a miles de ahorradores de las bondades de un producto financiero de alto riesgo llamado “preferentes” y hacerles perder hasta el 70% de sus depósitos (sin que ningún responsable pague por ello).

- Decretar una amnistía fiscal que facilita el ‘blanqueo’ de capitales por parte de todo tipo de evasores mientras los asalariados siguen soportando la mayor parte de la presión fiscal.

- Privatizar servicios públicos y que altos cargos responsables de ese proceso sean fichados por empresas que han obtenido los contratos de esa privatización.

- Privatizar servicios sanitarios públicos bajo la excusa de reducir gasto y que el coste calculado se dispare a los tres meses.

- Encargar el asesoramiento para una nueva reforma de las pensiones públicas al lobby que defiende los intereses de los fondos privados de pensiones.

- Calificar como “movilidad exterior” el exilio laboral al que se ven obligados decenas de miles de jóvenes ante la imposibilidad de encontrar trabajo en España.

- Comprometerse con la transparencia y no dar una rueda de prensa en cinco semanas o comparecer ante los periodistas sin admitir preguntas.

- Recibir un doctorado honoris causa de las mismas manos a las que la homenajeada ha concedido decenas de millones de euros en ayudas.

Este ramillete de ejemplos podría alargarse en una lista interminable que pasa por las indemnizaciones “en diferido” del PP a Bárcenas, el silencio de la Zarzuela tras publicarse que el rey ha tenido cuentas en Suiza o cualquiera de los episodios del ‘caso Urdangarin’. Todo esto sí que es ‘antisistema’.

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