EL VÍDEO DE LA SEMANA

No se enteran

No se enteran. Ejercen una función de representación y servicio y no se enteran de lo que necesitamos. En términos de marketing están vendiendo sin saber qué quiere el cliente, porque no han aprendido a escuchar. Son la anti comunicación. Y así les va. Y así nos va.

No hace falta que salga el CIS con sus encuestas a decirnos que los políticos suspenden: cualquiera que respire la calle con un mínimo de atención tiene idea clara de que el personal echa pestes de la casta política. Pero sus integrantes no se enteran.

Siempre me ha parecido sorprendente la incapacidad de quienes ejercen la función política para entender las sutilezas de la comunicación. Creen que salir en la tele más tiempo que el otro es estar más presente en la sociedad, y que la forma de explicar sus acciones e intenciones es por la vía del mensaje directo y la propaganda explícita. Los partidos españoles están convencidos de que controlar los medios públicos de comunicación y tener contentos a los privados, sobre todo a las televisiones, permite ganar elecciones. Tan rudimentaria visión de la realidad hace imposible que contemplen seriamente el valor de la respuesta, el feedback con aquellos a quienes se dirigen. Incluso los que se dedican a ser empresarios en su otra vida, que deberían saber de la importancia de conocer el mercado y lo que buscan los clientes.

Por eso pasan cosas tan sorprendentes como aquella entrevista al rey en TVE sin una sola pregunta de las que en realidad había que haber hecho para acercarle a los ciudadanos, o por eso se mantienen los prolongados silencios de Rajoy que van carcomiendo su pobre imagen pública, o el encastillamiento de Rubalcaba que se aparece ante los ciudadanos como un boxeador noqueado que se resiste a caer. Por poner sólo unos ejemplos.

Con todo, no es esto lo más preocupante de su analfabetismo. Si no saben comunicar y no quieren aprender, allá ellos. Pero la cuestión se convierte en problema de todos en el momento en que parecen también dispuestos a mantener su otro gran error esencial: tampoco escuchan. Ignoro qué terminales y con qué método les informan de lo que pasa en la calle y quieren los ciudadanos, pero lo que les llega, a juzgar por sus acciones, poco tiene que ver con la realidad. Desconocen el precio de las cosas y el latido de la gente. Ignoran lo que se necesita y no saben de nuestras opiniones.

Hay algunas excepciones, sobre todo entre políticos de nueva hornada más presentes en el mundo real, menos enmoquetados y bastante activos en las redes sociales. Pero incluso ellos funcionan con poco margen porque forman parte de grupos atascados en una estructura suicida. Una estructura dependiente de su organización y no de sus votantes, pecado original de nuestra democracia presente, y que tiene mucho que ver con la manifiesta ceguera de la política ante la gente.

Es, en el fondo, la misma cosa: los partidos actuales, los políticos que en ellos militan y esas formas de organizarse se relacionan cada vez peor con su entorno, con un mundo que avanza mucho más rápido y cambiante. Un mundo en el que las decisiones no pueden tomarse sin contar con los afectados , en el que has de conocer bien el territorio en que te mueves, un mundo en el que la comunicacion tiene que ser inmediata y concreta y los mensajes veraces y transparentes. Un mundo cada vez mas abierto y universal, en el que fracasan quienes no atienden ni entienden. Y vale que no sepan hablarnos y contar, que fracasen en la gestion de lo suyo; pero no se puede seguir aceptando que ni escuchen ni valoren lo que la ciudadanía necesita, que fracasen en la gestión de lo nuestro. Que si lamentamos que no se enteren no debemos ni podemos resignarnos al "así nos va". 

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