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Afectados por el descrédito

En alguna ocasión he hablado con gente de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca. Me contaron de primera mano historias durísimas de desamparo y miedo que sólo la actuación del colectivo consiguió amortiguar. Historias personales de gente que jamás se había movilizado ni pensó que esgrimiría a la puerta de un banco una pancarta y que ahora buscaba firmas y explicaba a los transeúntes en la calle las prácticas devastadoras de algunas instituciones y pedía a gritos acción y compromiso a gobierno y parlamentos. Entre ellos había tambien algunos jóvenes no directamente tocados por la desgracia pero altamente solidarios con ella. En todos ellos, sobre todo los afectados, que eran la mayoría, se percibía cansancio y determinación, pero tambien solidaridad y confianza. Lo último que hubiera pensado de ellos es que eran violentos. Cabreados si; dispuestos a luchar y movilizarse, tambien; con la conciencia de que sólo la acción directa conseguía parar los desahucios, desde luego. Pero no violentos.

Ante los escraches escribí hace semanas que eran una estrategia inaceptable y equivocada para una Plataforma que había conseguido el respeto y el apoyo de una gran parte de la ciudadanía consciente gracias a ellos de una realidad difícilmente aceptable, pero poco dada a tolerar lo que podría valorar como imposiciones o violencia. Creo que cuando la PAH se dio cuenta de esa pérdida de apoyos suavizó esas acciones de acoso.

Desde hace meses es evidente el concienzudo afán por parte de personas y medios cercanos al partido en el gobierno en convertir a la PAH en un grupo violento relacionado incluso con ETA. La razón de ese esfuerzo para oscurecer su imagen es evidente: la Plataforma ha conseguido agitar la conciencia de este país en un escenario de drama social con el que todos podemos empatizar, el que te echen de tu casa. Y la derivada de esa empatía es que no sólo se cuestiona la relación de los hipotecados con los bancos, sino toda la respuesta de la política a las taras de un sistema que la crisis esta desnudando en casi toda la dimensión de su injusticia. Por eso son peligrosos. Y ante el peligro, nada mejor que recurrir al fantasma de la violencia hasta llegar a ETA. La Plataforma es ETA: ya los tenemos desacreditados.

Pero he aquí que el Parlamento Europeo, desatento a esa estrategia y a la luz del ruido y las nueces de la PAH, del impacto y los resultados de su acción solidaria, decide otorgarle el Premio Ciudadano Europeo que reconoce a quien se adorna y trabaja con los valores de esta Europa hoy tan desacreditada y coja. Un reconocimiento a un grupo de personas cuya fuerza es la unidad con la que han conseguido romper barreras y sembrar conciencia. Y eso es Europa, la vieja idea de una Europa de todos para todos.

Sin embargo, el premio desnuda la estrategia de linchamiento social a la PAH y a los linchadores no les queda más remedio que salir a la luz, que dar la cara y tener que argumentar. El resultado lo vemos en parte en este video: que no hay más argumento que la propia herida del Partido Popular por los escraches y que se cuestiona el criterio y hasta la relevancia del Parlamento Europeo con tal de no ceder en el objetivo de cargarse a la incomodísima plataforma. La maniobra es tan tosca, que hasta el gobierno se desmarca de esa beligerancia que ha hecho suya el PP.

Yo sugiero a los populares y a sus militantes y simpatizantes, a las personas que de buena fe crean que hay algo extraño o violento en la Plataforma de Afectados por la Hipoteca que se tomen la molestia de hablar con ellos, de escuchar y saber qué hacen y por qué están. Soy capaz de apostarme algo a que se llevarán la misma impresion que yo.

Porque no hallarán militancias políticas o estrategias revolucionarias, sino gente que sufre y ha sufrido, y ciudadanos solidarios que no quieren que se siga sufriendo. Conscientes todos ellos de que sin movilización no se acaba con la justicia: que el que no llora no mama, que es lo que pensamos todos.

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