El vídeo de la semana

Información frente a impunidad

Lo primero que sorprende de esta imagen es que se haya grabado con tan aparente facilidad, como si la cámara estuviera en el lugar en que los policías humillan y golpean a un detenido. Y creo que lo está. Lo cual me lleva a pensar que estos tipos de uniforme y cara tapada actúan con tal impunidad que no temen la difusión de su hazaña por todo el mundo. O puede que hasta la busquen.

Desde algún tiempo, la popularización de la captura de imágenes ha permitido que se conozcan, difundan y así se sancionen cada vez más intolerables comportamientos policiales. Ya casi nada que se haga en la calle queda oculto o escondido si hay cerca un teléfono móvil. Ya no nos sorprendemos como lo hicimos aquel marzo de 1991 cuando el mundo conoció las torturas policiales al taxista Rodney King en pleno bulevar de Los Angeles porque un aficionado lo había grabado desde el balcón de su casa con una cámara de video. Hoy, con el canal de internet abierto a todas horas en todo el mundo, es evidente que cualquier acción singular en cualquier lugar del mundo puede ser difundida al instante o en directo a todo el planeta.

Estos simpáticos policías de Ucrania no deben ignorar esa realidad, por lo que su acción no es sino reflejo de que les da igual las consecuencias que para ellos pueda tener o incluso, insisto, piensen que está bien que se sepa para que los manifestantes tengan una idea de lo que les puede pasar.

Una certeza de impunidad que a mí al menos me produce escalofrío. Tanto o más que el que seguramente provoquen los diez grados bajo cero que soporta desnudo el ciudadano detenido.

Dicen las autoridades ucranias que van a abrir una investigación. Tengo mis dudas. Las mismas que me provoca el sustento democrático del gobierno de Yanukovich. Y me pregunto si en un país como España las autoridades políticas responsables de la policía defienden a sus agentes aunque la imagen revele un trato intolerable a un ciudadano que luego murió, como sucedió en el Raval barcelonés con Juan Andrés Benítez, qué no sucederá en un lugar como Ucrania.

Las dictaduras aplican la violencia contra los ciudadanos como un hecho natural, como la forma en que el sistema se sostiene y perdura. Pero en las democracias, sobre todo en estos tiempos de universal ira social, también el poder tiende a alentar la violencia que luego explica como mal menor ante la necesidad de parar a otros violentos. Puede ser a veces, y de hecho lo es. Pero también que ese ejercicio “legal” roza a menudo la frontera de lo inaceptable cuando no lo delincuente. Y sin embargo es muy difícil que ese poder “democrático” reconozca y castigue con la celeridad y la contundencia que se merecen los actos violentos. Se escudan siempre en la defensa de la acción policial, así en abstracto. Como si su derecho a ejercer la violencia fuera universal y permitiera excesos; como si la tibieza frente a los agentes violentos o a quienes se exceden fuera algo que merecen o esperan todos los demás compañeros. Cada vez que un político ampara o justifica comportamientos así no está consiguiendo precisamente el favor de los profesionales a los que dice defender.

Yo me siento hoy cerca de ese hombre desnudo, humillado y golpeado

–no hay más que ver su rostro hinchado y los moratones de su cuerpo–, y mi solidaridad va con él y con todos los que como él sufren los excesos de un poder que ante la realidad de que el mundo ha podido contemplar directamente sus abusos, y sólo ante esa vergüenza universal, responde siempre que se investigará a sí mismo. Pero pasa el tiempo y nunca ofrece resultados de esa investigación.

Menos mal que están los tribunales y están los medios, que actúa la justicia y la gente sabe porque puede estremecerse ante imágenes como la que más arriba podemos contemplar.

Debemos seguir contando y denunciando todo esto, recogiendo estas imágenes de verdad hasta ahora oculta que a veces cambian la historia.

Es la defensa de los ciudadanos ante el poder.

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