Plaza Pública

Reformar un reglamento que anula al Congreso

Odón Elorza

El Congreso inicia mañana miércoles el debate en ponencia para intentar reformar su rígido y desfasado reglamento. Los socialistas defenderemos innovaciones importantes porque necesitamos otro reglamento del Congreso para que los diputados de cualquier signo puedan ejercer un mayor control sobre el gobierno de turno y para crear, sin reservas, más cauces de participación ciudadana en los procesos legislativos hasta conseguir un auténtico Parlamento abierto.

Abierto porque comunique a la ciudadanía la actividad de la institución y de sus parlamentarios, así como documentación, informes y acuerdos en formatos abiertos, comprensibles y desde la total transparencia. Abierto porque abra espacios de colaboración y cauces participativos, que incluyan a las redes sociales, para escuchar a la ciudadanía mediante nuevos instrumentos de participación en los procedimientos y desarrollos legislativos parlamentarios. Reforzar la iniciativa legislativa popular, potenciar el papel de las comparecencias y audiencias, reorientar el derecho de petición o crear foros deliberativos entre ciudadanos, entidades y parlamentarios son algunas cuestiones a analizar en este proceso.

Vitalizar nuestra débil democracia exige la modificación de un reglamento del Congreso que impide el control efectivo del Gobierno, la rendición de cuentas y el tratamientos de iniciativas que en muchos casos han de esperar meses hasta ser debatidas. Como ejemplo de la situación nos encontramos que el PP ha venido rechazando las peticiones de la oposición para convocar plenos y comisiones en los "meses vacacionales" de enero y julio con el objetivo de dar salida a tantas proposiciones de ley, preguntas a Ministerios y solicitudes de comparecencias incumplidas.

Asistimos al desprestigio de las instituciones, políticos y partidos y conscientes de la desconfianza ciudadana en los políticos, la reforma del reglamento ha de fijar las nuevas reglas de juego de la Cámara, de sus organos e instrumentos para dignificar la democracia representativa. Una reforma retrasada erroneamente durante años que ha impedido un Parlamento más cercano a la calle, más abierto al control y a la participación ciudadana en las funciones del Parlamento. Pero, también, más ágil, atractivo, trabajador, tecnológico y transparente.

Nadie es tan culpable como el Gobierno Rajoy de la deslegitimación que afecta al Parlamento al rechazar todo tipo de propuestas para regenerar e innovar la democracia y las instituciones así como al impedir las comisiones de investigación sobre los casos de corrupción. El aberrante uso que ha hecho el PP de su mayoría absoluta ha llevado a un funcionamiento tutelado de ambas cámaras, dificultando el control democrático sobre el gobierno y la rendición de cuentas. Esa actitud del PP ha fomentado el trasladado del foco de oposición y protesta a la calle y a los tribunales, anulando el protagonismo y unas funciones decisivas de la política parlamentaria.

No se puede olvidar que esta reforma reglamentaria debería ser parte del proceso global de una regeneración democrática pendiente que busca revitalizar la democracia en su doble vertiente representativa y participativa, de una democracia incluyente.

Claro que es imprescindible un consenso entre los grupos políticos, por supuesto. Pero no sería admisible un consenso a la baja que diera cobertura a cambios tímidos, sino para acordar una reforma sustancial del reglamento del Congreso que le devuelva plena legitimidad y su valor democrático como institución central de la vida política. Por todo ello me esforzaré como diputado en trasladar el debate y las posiciones del PSOE a la sociedad española, con un espíritu pedagógico e interactivo, desde las redes.

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