Plaza Pública

Los cinco principales retos de la economía española para el año 2015

Sergio Pérez

1- Reactivar el nivel de empleo. Las mejoras observadas en el mercado laboral de la economía española no son suficientes. El objetivo a conseguir en el medio plazo son los 17 millones de puestos de trabajo equivalentes a jornada completa que existían a comienzos de 2008. Pero partimos de una cifra actual que no supera los 14 millones.

2- Abrir el grifo del crédito. El sistema financiero de España está absolutamente bloqueado. La masa crediticia acumula cinco años de contracción, habiendo sido recortada en medio billón de euros desde 2008. Como consecuencia, las empresas no tienen facilidades para acceder a la financiación ajena, lo que va en detrimento de la creación de empleo y de la necesaria aceleración económica.

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3- Estabilizar los precios en una senda de inflación moderada. Una evolución negativa de los precios como la desarrollada por el Índice de Precios al Consumo (IPC) en 2014 conlleva, no sólo una mayor capacidad adquisitiva para quienes sus niveles salariales aumentan o permanecen constantes, sino también una base imponible por IVA o Impuesto de Sociedades menor. El sistema de bienestar sostenido, en gran parte, por la recaudación de dichos impuestos se ve así gravemente resentido.

4- Reducir el volumen de deuda pública. La financiación acumulada y requerida por el conjunto de las administraciones públicas de España superó la cifra del billón de euros en el ejercicio 2014 y se estableció en el entorno del 100% del Producto Interior Bruto (PIB) español. El importe de la deuda, en términos nominales, se ha triplicado desde el comienzo de la crisis, y con inflación negativa o deflación, se diluye la capacidad tributaria de la economía española. Esta circunstancia dificulta tanto la amortización de los títulos de deuda como el pago de los intereses que dichas obligaciones deudoras generan.

5- Mejorar los factores de competitividad exterior. El incremento en los últimos años de las exportaciones españolas vino de la mano de la reducción de precios. Pero basar la estrategia de competitividad exclusivamente en dicho factor restringe la capacidad tributaria del sector público y no genera el valor añadido suficiente como para elevar significativamente el nivel de contratación. Súmese a ello, el hecho de que la propiedad de importantes empresas exportadoras radicadas en España es extranjera, circunstancia que aumenta las probabilidades de que sus excedentes empresariales no sean reinvertidos en territorio nacional, lo cual limita el potencial crecimiento económico de España de una manera sustancial.

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