Desde la tramoya

Guía rápida para ver algo claro en las encuestas

1. ¿En qué consiste la “cocina”?

El clima de opinión hace que alguna gente oculte su voto a ciertos partidos y que otra, por el contrario, diga que va a votar por opciones socialmente más aceptables en el momento. La mejor manera de medir hasta qué punto se produce esa distorsión, es decir, hasta qué punto la gente no dice la verdad, consiste en preguntar por qué partido se votó en las últimas elecciones – el “recuerdo de voto” – y confirmar en qué medida el recuerdo coincide con lo que sucedió realmente.

En este momento, basta mirar las tablas, la gente dice haber votado al PP mucho menos de lo que realmente lo votó, reconoce haber apoyado al PSOE más o menos como realmente lo hizo, y dice que puso la papeleta de Podemos mucho más de lo que de verdad fue. En pocas palabras, el PP da vergüenza, y Podemos está de moda. Ahí es donde actúan los cocineros con sus ingredientes secretos (España es, creo yo, el único país del mundo en el que un instituto público como el CIS se atreve a cocinar), para ponderar los resultados y ofrecer una “estimación de voto” pretendidamente más realista.

Los encuestadores, todos ellos, saben que la cocina en este momento es sumamente creativa, porque sobre Podemos no hay otro antecedente que no sean las Elecciones al Parlamento Europeo, porque hay mucha gente que no sabe o no contesta, y porque es más difícil cocinar cuando hay muchos partidos jugando que cuando dos monopolizan casi toda la partida. De manera que lo que estamos viendo estos días en la llamada “estimación de voto” tiene más de cartomancia que de sociología. Eso no quiere decir que la cartomancia no pueda tener efectos. Sabemos que las encuestas, de hecho, tienen impacto aunque no sean ciertas, porque la gente las trata como si lo fueran.

2. Sin embargo, las tendencias están claras 

Las encuestas ofrecen datos que avalan sin temor algunas afirmaciones contundentes. El PP ha decepcionado mucho y ha perdido cientos de miles de votos. Rajoy despierta muy poca confianza y tiene una valoración históricamente baja. Sin embargo, todo indica que el PP empieza a recuperarse y se mantiene como primera fuerza política, al mismo tiempo que aumenta tímida pero claramente el optimismo económico y político (que siempre van unidos, por cierto).

El PSOE brega por mantener su posición como alternativa única y realista al PP. Todas las encuestas señalan que debería ocupar ese espacio privilegiado, porque es el partido con el que más gente coincide: “El partido que más se parece a España”, como suelen decir sus líderes. Pero Podemos es una realidad ya socialmente consolidada, y lucha por ocupar el espacio del PSOE, que es donde está el verdadero caladero. Es curioso que, aunque la gente le sitúe en la extrema izquierda, afirme al mismo tiempo que votará por él. Se ha afirmado, y parece cierto, que el voto a Podemos está más guiado por el deseo de castigo que por la ideología. En consecuencia, cuanto más aumente el optimismo económico en los próximos meses, ceteris paribus, más mejorarán las expectativas para el PP y para el PSOE.

3. Una competición a cara de perro

Que las cifras de los tres grandes estén verdaderamente muy parejas, que haya tanta gente en la indecisión o en la ocultación, que aumente la oferta electoral y que cualquier cosa sea posible, hacen que los partidos afilen las armas como nunca. Vamos a tener un año electoral muy tenso, con mucha campaña sucia, mucho ataque cruzado y mucha controversia. El PP y Podemos tratarán de ningunear al PSOE y el PSOE obviará a Podemos, aunque en las locales y autonómicas tendrá que pactar con él en muchos casos.

4. Una gobernabilidad muy complicada

Podemos irrumpe como segunda fuerza en Madrid, según una encuesta de 'El País'

Está muy de moda también aquello del PPSOE, y del fin del bipartidismo, etc. Pero cuando veamos las consecuencias de tener parlamentos autonómicos o plenos municipales, o luego el Parlamento español, con una variedad de opciones de Gobierno, y el lío que eso significa –los famosos tripartitos, tetrapartitos y pentapartitos– quizá echemos de menos los tiempos de las mayorías sólidas.

5. ¿Y qué pasa con otras opciones, como Izquierda Unida o UPyD?

Bueno, quizá haya que ir preparando el funeral. IU sigue el camino recto de la autoinmolación, víctima del entrismo de Podemos. Y UPyD se está dejando morir en manos de un ya maduro Albert Rivera, mucho más simpático, locuaz y optimista que la siempre enfadada Rosa Díez.

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