Armenia, el derecho a existir

Esta noche de 24 de abril de hace cien años van a ser detenidos y asesinados en los alrededores de Estambul 235 intelectuales armenios a los que el dictador de facto del Imperio Otomano, Ismail Enver, considera responsables de la derrota que acaban de sufrir sus tropas ante la Rusia zarista. El acaudillado Enver cuenta con la determinación genocida de los nacionalistas que pilotan el Gobierno, los Jóvenes Turcos.

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Esta noche de hace cien años dará comienzo el exterminio consciente y sistemático del pueblo turco-armenio, y se prolongará más de dos años, hasta más allá de 1917. Se prolongará hasta más allá de 800.000 personas (la cifra que reconoce Turquía), hasta más allá de 1,2 millones de personas (la cifra de consenso que usan muchos historiadores), hasta más allá de un millón y medio de personas (la cifra que manejan los investigadores más eruditos).

Éxodo, hambre, ejecuciones masivas, expropiaciones, aniquilación de poblados y confinamiento en campos de exterminio como el de Dayr az Zawr en Siria, fueron algunas de las herramientas usadas contra la población de origen armenio por el Imperio Otomano antes de su desaparición, en 1922. A todas luces fue un acto "perpetrado con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico o religioso". Eso es lo que Naciones Unidas entiende por genocidio en el artículo II de su Convención para la prevención y sanción del delito de genocidio, proclamada en 1948.

El pasado otoño recorrí lo que queda de lo que fue Armenia y reuní testimonios y datos de lo que hoy pretende ese país caucásico. Aunque no todos los armenios lo comparten, el sentir general se resume en una frase: "Pasar página al horror y comenzar a existir". El resultado del viaje es este pequeño vídeo narrado en primera persona, tratando de sintetizar en él lo que vi, lo que grabé y lo que anoté durante varias semanas.