Desde la tramoya

¿Quién tomará las uvas en Moncloa?

Ya no hay duda: será Rajoy. Tanto si las elecciones generales son el día 13 como si el presidente las mantiene para el 20, el inquilino de la Moncloa será Mariano Rajoy hasta finales de enero.

Si nos llama a las urnas el 20, hay que reconocerle al presidente un punto de audacia: es el día de la operación salida, antevíspera del sorteo de la Lotería y quien pueda tendrá en su cuenta bancaria la paga extra y estará preparando la cena familiar y los regalos propios de la época. Entre anuncios de perfume, turrón y cavas catalanes, casan mal los spots electorales pesimistas. No hay mejor momento que la Navidad para hacer tomar a la gente la decisión de seguir o cambiar. Rajoy y los suyos saben que mucha gente, entre guirnaldas y villancicos, pensará que no estamos tan mal como para dejar el Gobierno a los "radicales."

Pero para Carnaval la cosa no está tan clara. Aunque las encuestas dicen que ganará el PP, lo cierto es que la diferencia con el PSOE es tan pequeña, y la presencia de Podemos y de Ciudadanos tan notable, que no puede en absoluto descartarse que Pedro Sánchez se haga con la presidencia.

Como el PP lo sabe, ha fijado muy claro su mensaje y va a repetirlo hasta la extenuación: sólo el PP garantiza el crecimiento económico y la unidad de España. Y la alternativa es una coalición de radicales, un PSOE en manos de Podemos, que arriesgaría la estabilidad del país. Esta apelación al miedo tiene cierta eficacia en el electorado más templado, pero también debilidades.

Primera, acepta que, de una u otra manera, puede gobernar Sánchez.

Segunda, pasa por alto que, en realidad, la carga de la prueba estará sobre Rajoy. Si el PP no gana en número de votos y escaños, no habrá mucho que hablar. Pero si gana deberá formar mayoría parlamentaria suficiente. Y si no puede, deberá formarla Sánchez. Es así de sencillo.

Tercera, no se ve a Pedro Sánchez cara de extremista, ni al PSOE un partido de radicales. Hay que recordar que hasta hace poco la amenaza era precisamente la contraria: que los socialistas podrían formar con los populares una suerte de "gran coalición". Una marca tan sólida como la del PSOE no pasa de la noche a la mañana de la extrema derecha a la extrema izquierda.

Y cuarta, olvida algo fundamental: no ha habido en la historia de la democracia española tras el franquismo ni un solo gobierno de coalición. Pero hasta hoy ha habido cuatro mayorías absolutas (1982, 1986, 2000 y 2011), por seis mayorías relativas (1979, 1989, 1993, 1996, 2004 y 2008). Basta constatar eso para aliviar el miedo de la gente, y llamarla a decidir lo que verdaderamente se juega en Navidad: un gobierno de derechas o un gobierno de izquierdas; un gobierno presidido por Rajoy, o uno presidido por Sánchez.

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