Plaza Pública

Un plan verdaderamente serio para el Senado

Jorge Urdánoz Ganuza

Hay muchas cosas vergonzosas en nuestro modelo representativo, pero, de entre todas, el Senado se lleva la palma. Hace unos días lancé un plan – creo que inédito, y creo que factible – para aprovechar la absoluta inanidad de esa Cámara y utilizarla como altavoz para luchar por el voto igual, por una representación justa y por una verdadera regeneración democrática. Lo novedoso del plan es que, frente a otras propuestas, interesa racionalmente a las cúpulas de los partidos de los que depende su éxito. El plan se detalla en este vídeo:

La idea llegó a las diferentes formaciones políticas el 3 de mayo, día que se disolvieron las Cortes. El único movimiento reseñable ha sido la oferta lanzada por Podemos al PSOE para pactar en el Senado. Dicha oferta no tiene mucho que ver con el plan (y desde luego el plan no está en su origen), pero alguna de las argumentaciones utilizada por Podemos sí que parece remitir a lo que se dice en el vídeo.

Más allá de eso, la gran diferencia es que un pacto PSOE-Podemos arrasaría en el Senado (en la web del plan puede verse que conseguirían nada menos que 142 senadores, el 68%), en efecto,… pero sería cambiar una sobrerrepresentación de la derecha por una sobrerrepresentación de la izquierda. Y yo al menos quiero creer que esa no es la solución. La solución no es aprovecharse de la injusticia de las reglas: la solución es exigir que las reglas sean justas. Creo que el “no nos representan” del primer 15M iba en esa línea, por eso nos unió a todos.

Algunos intelectuales se han puesto ya en contacto conmigo para respaldar el plan. Hay desde fundadores de Podemos hasta antiguos diputados del PP, y creo que esa pluralidad es muy prometedora. La representación lo tiene que ser de todos, y lo tiene que ser por igual. Es el abc de la democracia.

Otras muchas personas no ven factible el plan, o estiman que algunos de sus aspectos no son asumibles. Yo respondo dos cosas.

La primera, que ya no existe margen para estas elecciones (o un margen muy remoto), pero que eso es lo de menos. Creo que la idea fundamental del plan – utilizar el Senado para presentar no un partido, sino una ley electoral justa e igualitaria – puede tener futuro mientras exista este Senado. A los partidos perjudicados les interesa objetivamente. Ya son dos las veces que se van a estrellar contra el Senado… a la tercera a lo mejor asumen que es mejor modificar la estrategia. Si para las siguientes elecciones entre todos logramos edificar una propuesta a la que se puedan subir, lo harán.

Se trata de construirles un barco, una ley electoral justa que puedan suscribir. Un barco, el del voto igual, que tendremos que perfeccionar conforme avanzamos. El plan acaba de zarpar, de un modo sin duda muy precipitado, pero entre todos podemos mejorarlo. Esto no acaba el 26J.

La segunda, que aunque la propuesta suene informal y “poco seria”, lo cierto es todo lo contrario: lo que no es serio, lo que es un insulto al sentido común, es el Senado actual. No solo carece de funciones – lo que ya lo dice todo - es que en la única función que de verdad tiene encomendada – la reforma de la constitución – lo que va a hacer es darle todo el poder de decisión a una minoría del 28%. Es el gobierno de la minoría, legalmente constituido y avalado por las urnas. Los partidos que quieren eliminar el Senado deberían replantearse su estrategia: retirarse es más coherente… hagamos que sea también más eficaz. Mi plan – o cualquier otro de raíz democrática que pueda unirnos para exigir un voto igual y una representación justa – es lo verdaderamente serio. Lo verdaderamente grotesco, y grotesco hasta la herida, es el Senado.

Por eso, porque lo que no es serio es este Senado, les invito a todos – sean de izquierdas o de derechas, de arriba o de abajo, de allá o de acullá- a seguir luchando contra la desigualdad en el voto y a favor de un sistema representativo realmente democrático, porque eso es lo que nos merecemos los españoles del siglo XXI. Un sistema que poco puede tener que ver con el sistema representativo diseñado en 1976 para salir de una dictadura. Soy el primero en reconocer que entonces fue una bendición. Hoy es una losa que nos aprisiona, y necesitamos mejorarlo.

Razones para ganar

Si quieren unirse, adelante. La lucha por el voto igual sigue, también después del 26-J.

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Jorge Urdánoz Ganuza es profesor de Filosofía del Derecho en la Universidad Pública de Navarra y activista por el voto igual

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