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Emitir el telediario desde Milán es un error

TVE emite el Telediario Fin de Semana desde Milán para situar el foco de la información en el partido entre Real y Atlético de Madrid. Para ello, la pública desplazará a un equipo, tan nutrido como imprescindible, que garantice técnicamente la cobertura.

Hace 25 años entré a trabajar en Telemadrid. La persona responsable de los operativos de Informativos me relató cómo habían emitido el Telenoticias desde Berlín –con motivo de la caída del Muro–, con la cadena recién estrenada. Sentí frenar su orgullo profesional, pero le adelanté que mis prioridades iban a estar en dirigir los recursos económicos y profesionales para contar el día a día de sociedad, llegar a los acontecimientos y realidades que no merecían la atención de las grandes cadenas. A partir de entonces, durante nueve años, y con el apoyo de los sucesivos directores de Informativos, los Telenoticias se presentaron desde el plató, sin perjuicio de que otro presentador se situara en el centro de la noticia y diera paso al bloque objeto de ella en determinados acontecimientos. Consideraba –y considero– que relatar el resto de la información del día, desde un marco externo y pegado a una sola noticia, por importante que fuera, originaba más inconvenientes que ventajas. Y podría llegar a bordear el ridículo.

Fracasé. En estos veinticinco años he contemplado decenas, cientos, de informativos presentados desde todo tipos de lugares, y por todas las cadenas. Al grito de "hay que estar donde está la noticia", no sólo se emiten especiales informativos –caso en el que están plenamente justificados al tratarse de monográficos–, sino también los telediarios y noticiarios que abordaban de manera global la actualidad, y que al día siguiente vuelven a su plató habitual.

Concentración en TVE mientras el director nombraba un equipo a su medida

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Con frecuencia me he preguntado por la razón de mi fracaso. No he descartado nunca la posibilidad de que simplemente estuviera equivocado. De hecho, he creído que la razón principal residía en la deriva de los informativos diarios hacia el espectáculo, ya que lograr mantener la atención del espectador durante espacios cercanos a los sesenta minutos no es tarea fácil. Hay jornadas en que la actualidad es especialmente atractiva y variada para conformar un relato informativo coherente e interesante, pleno de noticias, reacciones, contextos y testimonios. En realidad, son los menos. La mayor parte de los días la actualidad se presenta repetitiva, gris, con hechos demasiado romos. Ese es el momento de –sin perder nunca el rigor informativo– aunar imaginación y periodismo, buscar otras vías al camino trillado de convocatorias y fuentes habituales, de salir a la calle, preguntar, escuchar, sentir la vida... y contarla con honestidad.

Hay otro camino, claro. Consiste en elevar la banalidad a categoría de noticia: destacar lo curioso como información, llenar el minutado de imágenes llamativas e integrar en el minutado lo que deberían ser meros avances de programación de la cadena. Con un editor que domine el ritmo televisivo puede pasar como Telediario. El espectador quedará ayuno de información y su atención será desviada a una sucesión de hechos irrelevantes, pero no se habrá aburrido. No cambiará de canal y, en definitiva, la competencia tampoco irá mucho más allá.

En el caso del Telediario Fin de Semana desde Milán, se dan circunstancias sustantivas que profundizan en el error. Se trata de una televisión pública, obligada por su Estatuto a ofrecer un relato veraz, plural y completo de la información. Se trata de una empresa sumida en un déficit económico que impide cumplir con los porcentajes obligatorios de producción propia. Se trata de realizar el previo de un espectáculo deportivo, cuyos derechos de trasmisión pertenecen a un grupo de la competencia. Se trata de desviar un alto número de recursos económicos y profesionales para garantizar la emisión, y que cuenta con la opinión en contra de representantes sindicales, así como de la mayoría de la plantilla. Es, simplemente, un error.

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