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¿Los corruptos también votan?

Será el aburrimiento de estar de nuevo en campaña. Será que no nos ha dado tiempo a olvidar la anterior y ya nos encontramos sumergidos, otra vez, en un campo poblado de mítines, debates, sondeos y alcachofas. Será que desde primerísima hora de la mañana hablo con Maritza –mi profe de inglés– del hartón, y me muestra el adjetivo que describe lo que siento: satiated. Será por esto o porque el cerebro es libre de perderse por extraños vericuetos, que hoy me dio por preguntarme... ¿Los corruptos también votan? Muy fan.

Al oír la palabra votantes no sé ustedes pero yo visualizo a ciudadanos simpáticos o antipáticos, madrugadores o trasnochadores, gordos o flacos, del Oviedo o del Sevilla, Géminis o Piscis, carnívoros o veganos. Pero nunca, jamás de los jamases, hasta hoy, me dio por pensar que el mundo también se divide entre corruptos e incorruptos. ¿Y qué votarán los primeros?

¿Se hallarán los corruptos en el saco de indecisos de ese 32'4% por el que, se supone, lucharon los cuatro fantásticos en el debate del 13-J? ¿O, por el contrario, lo tendrán clarísimo y decidirán papeleta electoral con la misma determinación que muestran al elegir paraíso fiscal?

¿Y votarán lo mismo que votaron –si votaron– en navidades, o habrán cambiado de opinión tras lo sucedido del 20-D hasta hoy? ¿Qué comentarían ellos de la declinación de Rajoy, el fracasado intento para formar Gobierno de Sánchez y el carrusel de rondas de consultas con el rey, recibiendo más gente en casa que Bertín Osborne?

¿Y en qué actitud estarán ahora, aburridos como muchos o interesados e intrigados por lo que pueda llegar? ¿Verían los corruptos el debate a cuatro? ¿Y harían los mismos comentarios que masculla el paisanaje desde el sofá –“Pedro debe estar con la tensión baja”, “Pablo y Albert se han enganchado como los del Sálvame” “¡y ese ruido mientras hablaba Mariano, qué ha sido, se le habrá caído la bandeja a un autónomo por alusiones!”–?

¿Los corruptos seguirán con interés los discursos que gritan los candidatos en sus mítines? ¿Y qué pensarán? ¿Se sentirán ilusionados y convencidos, o rezongarán como las abuelas aquello de: “¡Hala, a prometer, que es gratis, luego haréis lo que os da la gana!”. ¿Será el corrupto más o menos escéptico que la media? ¿Sabrá, como el diablo, más por viejo que por corrupto?

¿Pensarán los corruptos en el bien común o en lo que consideren más beneficioso para sus movimientos de fichas, como cuando contratan a sus testaferros?

¿Y votarán con la cabeza o con el corazón?

¿A quién votará Granados, al partido que le ha suspendido de militancia, ese al que pertenece su decepcionada exlideresa que antes le llamaba amigo y ahora batracio? ¿O votará al PSOE, por fastidiar y por aquello de “si yo fuera socialista me habríais defendido”, que reprochó despechado y dolido Paco que mi Paco en la Asamblea?

¿Y Bárcenas, votará al partido en el que algunos le llaman delincuente y sinvergüenza? ¿Ese partido cuyo vicesecretario de Acción Sectorial, Javier Maroto, dice de él que le repugna y viceversa, o a la hora de votar o recibir el voto nadie debe hacer ascos a nadie?

¿Y a quién votarán los implicados en el caso ERE de Andalucíacaso ERE ? Por ejemplo, Juan Lanzas, el conseguidor, se decantará por el partido que mejor política ganadera anuncie en su programa, para ser coherente con su personalidad? Según su madre, tenía dinero como para asar una vaca... 

¿Y a quién votarán los Pujol? ¿A Convergència? ¿Por convicción? ¿Porque sus corazones son emocionalmente catalanes, aunque latan al ritmo de un reloj suizo? ¿O lo harán por aquello de compensar lo mucho que han devaluado la marca Convergència que abanderaron, hasta dejarla a precio de Andorra?

¿Y los hermanos Ruiz Mateos? ¿Votarán al mismo partido o no habrá confluencia en la saga? ¿Y otra cosa, irán todos juntos a votar –como cuando van al banquillo– después de la misa de las 12? ¿O tal vez irá uno a votar por los demás, pasando varias veces por la urna y enseñando un DNI diferente en cada ocasión, aprovechando que tienen la misma cara, como los Dalton?

¿Y cuáles serán las principales preocupaciones de los corruptos? ¿El paro en primer lugar y la corrupción en segundo como, según el CIS, sucede con la mayoría de los votantes? ¿O les preocupará más la política internacional: Panamá, Belice, Islas Caimán?

Los corruptos, a pesar de su visión offshore de la vida, están entre nosotros: son atendidos en nuestros hospitales, circulan por las autopistas que pagamos con nuestros impuestos, vuelan desde los aeropuertos que nosotros costeamos, viajan en nuestro AVE y –si quieren– votan. Ellos también votan. Deberíamos ir pensando en incluir, en esa imagen tan característica del colegio electoral con las dos monjitas a punto de meter su papeleta en la urna, a algún que otro corrupto que ayude a ilustrar al completo el paisaje nacional.

A esta altura del texto, consciente de que mi reflexión no lleva a ninguna parte, tengo dos opciones:

A) Trasladar el documento a la papelera de reciclaje y elegir para comenzar la semana un asunto más sesudo.

B) Dejarme llevar, soltarme el pelo y darle al botón de enviar.

He decidido soltarme el pelo, ya tendré tiempo de recogerlo con el caloret que se avecinacaloret .

Enviar.

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